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La UNED, Alma de Calatayud

3707 Alumnos
30 Titulaciones y Acceso a la universidad
94 Profesores Tutores

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La UNED, alma de Calatayud
 
Poco podría imaginar el Papa Luna que su interés por instituir una universidad enCalatayud  hace más de quinientos años, iba a converger con el movimiento vecinal para la creación de un campus bilbilitano, plasmado en una página electrónica del siglo XXI.
 
¿Cómo concebir que aquel germen de ilustración que fue el ‘Estudio General de Calatayud’ -sinónimo, de hecho, de universidad-, concedido a la ciudad por el Papa, traspasaría tantas circunstancias hasta llegar, en forma de reivindicación, a la era cibernética…? Entre lo uno y lo otro se ha recorrido un gran periplo.
 
Fue, efectivamente, el Papa Benedicto XIII, el Papa Luna, quien fundó en Calatayud un Colegio con un maestro y nueve estudiantes. A estos colegiales que aprendían Artes Liberales, es decir, Gramática, Retórica y Dialéctica, los llamó familiares comensales.
 
La caída en desgracia del Papa Luna impidió que el Estudio General de Calatayud se desarrollase y permitiera instaurar una universidad pontificia en la ciudad.
 
A partir de entonces, los centros de instrucción de la ciudad de Calatayud serían los conventos religiosos, y en el siglo XVIII ascendían ya a 4.000 los alumnos que acudían para aprender Filosofía o Teología. Este número de estudiantes no lo alcanzaba la mayor parte de las universidades, pero, cuando Calatayud intenta abrir su propio centro universitario, son las vecinas Huesca y Zaragoza las que se lo impiden.
 
A mediados del XVIII, los jesuitas solicitan al rey Fernando VI un ‘Seminario de Nobles’ para Calatayud. Se trataba de una academia de preparación para la carrera militar, y, sin embargo, ninguna universidad impartía una enseñanza tan completa: matemáticas, física, náutica, dibujo, artillería, arquitectura... En el ‘Colegio de Nobles’ de Calatayud estudiaban 100 alumnos.
Lo que fue un centro de formación pasaría a ser lugar de acogida  para huérfanos: se vio convertido en hospicio tras la expulsión de los jesuitas a finales de siglo.
 
La desamortización, las guerras civiles suponen un duro golpe para la educación, y las universidades entran en crisis en el siglo XIX. Varias de ellas, como las de Huesca y Lérida, son suprimidas.
 
En nuestros días, el proceso autonómico ha llevado a la descentralización universitaria, y algunas ciudades reclaman albergar una parte de la universidad. Esas expectativas pueden leerse en la página digital del Ayuntamiento de Calatayud, donde se argumenta la demanda de un campus universitario para la ciudad.
 

UNED, Centro Universitario de Calatayud

Un Centro Universitario llegaría a abrir, por fin, sus puertas en Calatayud, llamada Bílbilis en sus orígenes, cuando, 2.000 años atrás, los celtíberos poblaban el lugar. Hoy, los estudiantes de la UNED en Calatayud son, pues, bien bilbilitanos o bien proceden de diferentes poblaciones de la zona, como Zaragoza.
En efecto, este Centro nace tras el convenio de colaboración firmado entre la Diputación de Zaragoza, el Ayuntamiento de Calatayud y la propia Universidad Nacional de Educación a Distancia.
 
En 1975 la UNED de Calatayud es acogida en el edificio construido por los jesuitas como ‘Colegio de Nobles’. Las paredes que albergaron en su día a 100 miembros de la nobleza contemplan ahora  la formación de 3.700 alumnos.
 
Como el arado mueve la tierra, la UNED remueve la mente
 
Miguel Caballú, Secrteario General de la Real Academia de Nobles, entidad que salvaguarda las obras de arte de la Comunidad Autónoma de Aragón,es un entusiasta convencido de la satisfacción que sentirían los jesuitas del XVIII ante la UNED de hoy “Es como una manchita de aceite que extiende su acción cultural, un revulsivo en la zona, que aporta oportunidades.”
 
Y nos habla de la extensión de Caspe, en cuya creación participó como Presidente de Estudios de Caspe: “Se trata de un centro más reducido, dependiente de Calatayud, abierto en otro extremo de la provincia también necesitado culturalmente”.
Caballú, que en el año 70 ya era alumno de la UNED de Tortosa, se define como un  “inquieto cultural, un agitador. Y veo que la UNED es una herramienta estupenda: como el arado hace con la tierra, la UNED remueve la mente”.
 
Mil alumnos de Psicología
 
Llama la atención, al adentrarse en el edificio de la UNED, abierto en la Plaza del Fuerte de Calatayud, la juventud de muchos de sus alumnos. Esto se explica por los más de mil jóvenes, en edad de estudiar en la universidad presencial, que cursan Psicología;  titulación que no se imparte en la Universidad de Zaragoza.
 
Una de ellas, M.ª Carmen Maluenda, recién licenciada en Psicología, explica: He necesitado nueve años para conseguir la licenciatura, pero paré tres, por razones de maternidad. La gran ventaja de la UNED es que seleccionas tu tiempo”.
 Al principio, M.ª Carmen estaba muy sorprendida y tenía dudas sobre el funcionamiento de la tutorías, sobre los exámenes... Reconoce haberlas sorteado con ayuda de “la gente de secretaría, que te va explicando todo; es muy amable”.
 
La UNED le ha aportado, además de conocimiento, el aprender a relacionarme con todo tipo de personas: del Centro, del Tribunal, del equipo docente…; y siempre he estado en contacto con otros estudiantes, personas que comenzaron conmigo. Cuando nos bajaba la moral, nos llamábamos por teléfono. Hubo momentos en que pensé dejarlo, porque hay cursos duros, asignaturas sueltas que no puedes con ellas. Luego, racionalizas y te preguntas: si los demás pueden,…, ¿por qué no, yo? Ahora soy licenciada, con una media de notable”.
 
Pilar Lagunas, estudiante de Trabajo Social, comparte esta forma de enfrentarse a sus estudios. “Es necesario el contacto con las compañeras, porque a veces te sientes sola y perdida. Hice hasta 3º de Derecho, me acabé agobiando y lo dejé. Ahora somos tres las compañeras que nos animamos. Soy una pesada, y las llamo a todas horas”.
 
Si mis hijos me necesitaran, lo dejaría todo… menos la UNED
 
Una de las tutoras de Carmen Maluenda ha sido Carmen Casbas, que tutoriza Psicología Diferencial. Trabaja como psicóloga en un consultorio privado en Calatayud. Mi marido era arquitecto técnico y estudiaba Derecho en la UNED, nos relata. Mientras él estaba enfermo en el hospital, yo estudiaba. Hice el Curso de Acceso a la Universidad porque en mi casa había ambiente de estudio. Mis hijos estudiaban en Zaragoza. Uno de ellos hace su segunda carrera en la UNED, y dice que acabará en 25 años –se ríe–; por eso entiendo muy bien a los alumnos”.
 
Los alumnos de la UNED pueden asistir a tutorías donde plantear dudas sobre las materias que están estudiando. “Es muy de agradecer el esfuerzo que hacen los alumnos para venir a las tutorías desde Zaragoza, a 90 Km.,  porque vuelven tarde a casa, explica Carmen Casbas; pero luego se nota qué alumno acude a tutorías, porque va muy guiado”.
 
Para esta tutora, la UNED es una referencia tan importante, que “en mis charlas, cuando trabajo como terapeuta de familiares con enfermos mentales, tengo a gala decir, lo primero, que soy trabajadora de la UNED”. Y con otra frase ilustra lo que la Institución significa en su vida: “Le tengo tanto afecto, que, si mis hijos me necesitaran, lo dejaría todo… menos la UNED”.
 
Carmen Casbas se cruza entre dos filas de alumnos que están examinándose con Humberto López, profesor titular de Estructura Económica y al que ha tocado, esta vez, ser el Presidente del Tribunal de exámenes. Dice Humberto que el Centro de Calatayud da mucho trabajo porque tiene muchos alumnos de carreras, como Psicología, que se dan sólo en este Centro Asociado. Pueden llegar a realizar 4.000 exámenes en una semana y, “aunque las instalaciones están bien montadas y disponen de salas muy grandes, casi no ves a tus compañeros, y no puedes gritar. Se necesitan tres personas para ofrecer garantías al profesor de cada asignatura de que el alumno ha hecho su examen en condiciones correctas”.
 
Y esto es así porque los profesores de la UNED, tras un sorteo, han de desplazarse al Centro Asociado que les corresponda para examinar a los alumnos, y  allí han de velar por los exámenes de materias que no tienen por qué ser las que ellos imparten. “Se confía en el compañero –asegura Humberto López–; otro profesor, en otro Centro, está vigilando a los alumnos que responden a los exámenes que tú has puesto. Hay solidaridad entre profesores”.
 
Cuando algún amigo le decía a Carmen Maluenda que en la UNED era fácil estudiar: “Sólo hace falta tener libros”, ella les explicaba que “vienen profesores de Madrid a examinarte. Si tienes dudas en el examen, los profesores no pueden ayudarte, porque quizá no es su materia; y ese profesor no conoce tus circunstancias personales: si has podido estudiar o no por posibles accidentes… Y no hay nada que hacer si tienes un cuatro y pico”. 
 
Todo ese trabajo no impide que Humberto López elija, siempre que puede, examinar en Calatayud ya que “las personas del Centro son muy agradecidas con el profesor. Es muy bien acogido, él y los visitantes. La dirección se preocupa de que todo funcione”.
 
Julio Fuentes, Director del Centro desde el año 92, dice que, efectivamente, entre sus aspiraciones está que, “cuando viene un profesor a trabajar, se sienta bien atendido, no como un extraño”.
 
Esa misma armonía es la que trata de mantener en la  relación de la Universidad con las instituciones locales, para “que reconozcan a la UNED como parte de sus centros universitarios”.
 
 
Educación y cultura. UNED, alma de Calatayud
 
Si la memoria de la luz, en forma de proyección en blanco y negro, nos alcanza en una sala oscura de Calatayud, es muy probable que nos encontremos en el salón de actos de la UNED y no en un cine de la ciudad. Estaremos asistiendo a un Ciclo de Cine que organiza el Centro, así llamado: Memoria de la Luz. Si nos deleitamos ante las figuras tiernas de la pintora Eva Armisén, es en la UNED; si disfrutamos de “El Color del Paisaje” óleos de Virgilio Albiac, estamos en la sala de exposiciones de la UNED; si asistimos a una reflexión sobre los 25 años de Constitución con la magistrada del Tribunal Constitucional –Elisa Pérez Vera– y con Santiago Carrillo, estaremos en la UNED; si homenajeamos al literato bilbilitano Marco Valerio Marcial, del año 38 de nuestra era, lo haremos en la UNED; el IV centenario del nacimiento de Baltasar Gracian, pensador referente de la localidad, se celebra también en la UNED; las planchas originales de los grabados de Goya, “Desastres de la Guerra”, se han expuesto en la sala de exposiciones de la UNED...
 
David Marqueta, periodista de la Cadena SER en Zaragoza y estudiante de Sociología en la UNED de Calatayud, nos hace su ‘radiografía’: “Zaragoza está limitada. Las carreras más modernas no están: no hay Psicología, ni Periodismo, por ejemplo. Hay un movimiento para que la Universidad de Zaragoza se descentralice por todo Aragón. En Calatayud cabe esa universidad, por población y por mérito industrial. Desde algunos ámbitos, se reclama en Calatayud una sede de la Universidad de Zaragoza. Nos llama la atención que, si hay UNED, ¿por qué quieren una presencial? Esto se debate en las Cortes”.
 
El talón de Aquiles de la UNED en Calatayud es, según el periodista, que “Las necesidades de la zona no son las que oferta la UNED.  La población de Egea de los Caballeros, por ejemplo, muy emprendedora, no quiere universidad, sino ciclos formativos. Esto no se ha hecho en Calatayud: ofrecer otro tipo de formación”.
 
Según Marqueta, que terminó el BUP y se puso a trabajar en la radio, hizo el Acceso Directo a la Universidad y se matriculó en Sociología en la UNED: “Para el alumno de Zaragoza, la UNED no es universidad de segunda referencia, es de tercera. La primera opción es la presencial de Zaragoza; luego el estudiante se plantea: si hay dinero me voy fuera; si no puedo, y veo algo atractivo en la UNED, lo hago”.
 
Calatayud, escenario de un mito
 
La riqueza cultural que acogen la sala de exposiciones, las aulas y corredores de la UNED de Calatayud tiene tal repercusión, que alcanza a todo Aragón. Así lo afirma José Verón Gormáz, cronista oficial de Calatayud desde 1995, lo que le convierte en el historiador de la ciudad. Él nos explica el mito del que Calatayud es escenario.
 
“El mito de La Dolores se remonta a un viajero que, en una estación de Huesca, escucha a un ciego cantar. La copla era sobre una mesonera guapa y buena persona. Luego se escribió una novela y se hizo una ópera con grandísimo éxito. A los bilbilitanos, el mito les molestó en la primera mitad del siglo XX, cuando preguntar por La Dolores era una especie de tomadura de pelo. Ahora se ha perdido el aire de reírse del vecino. En torno a la historia se ha hecho un museo y un mesón, en el que se hospedan también los profesores y visitantes de la UNED, y el mito de La Dolores nos da más beneficios que perjuicios”.
 
Es un lujo, la UNED. Con ella tenemos todas las escalas educativas
 
Muchas de las exposiciones de las que hemos hablado son proyectos compartidos con el Centro de Estudios Bilbilitanos, que se dedica a la investigación y promoción de la cultura de la provincia. Manuel Micheto, su Vicepresidente, habla de “las conferencias abiertas a todos los ciudadanos, los conciertos de música, el taller de fotografía... Una relación de actividades que se realizan en la UNED de Calatayud, con entrada libre, que son fundamentales para la ciudad, lo que cubre un aspecto social muy importante, además del objetivo principal, que es formar licenciados”.
Micheto, que estudió Medicina en Zaragoza, explica que “tener una universidad en la ciudad es más que optar a hacer carreras estando en tu casa. No sé lo que cuesta la UNED, pero sé lo que da, y en mi opinión, es un dinero de los mejores invertidos.”
 
 
Leonor García