Una lengua que enamora y atrapa
Café Comercial. El último jueves del mes de junio de 1996. Un grupo de escritores decide reunirse en torno a una de las mesa de mármol del café madrileño, con una pretensión fundamental: expresarse en gallego.
Casi catorce años después, la Biblioteca de Escuelas Pías, en el Centro Asociado de la UNED en Madrid, tiene el honor de acoger un recital poético del denominado Grupo Bilbao, una iniciativa que –según Xavier Frías, profesor de gallego en la UNED
busca reivindicar el papel de Madrid en la literatura gallega como “patrimonio universal”. La celebración del “Día das Letras Galegas” en Madrid es un paso hacia delante, una reunión de amigos y de enamorados de esta lengua en busca de que aumente la relación entre culturas, tal y como pretende la UNED, tal y como lo expresa Begoña Regueiro, en castellano y en gallego.
Es el momento, comenta Carmen Mejía , profesora y cuidadora del gallego en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), de proyectar la “solidaridade” lingüística.
Este año la UNED y la Universidad Complutense de Madrid se unieron para celebrar un conjunto de actos desde el día 10 de mayo hasta el pasado día 19 de mayo.
“Es preciso conocer mejor las lenguas del Estado, tanto cuando son medio de comunicación y de entendimiento como cuando se busca con curiosidad conocer otras culturas; queremos ofrecer la plataforma de la UNED para que se conozcan los escritores de diferentes territorios en todos los rincones”, explica la vicerrectora de Extensión Universitaria, Mercedes Boixareu, ante un público deseoso de que comience el recital.
Rompe el hielo Vicente Araguas:
SANTA CLARA: 13/2/1837
No ínterin vai poniendo
o lusco-fusco
maneiras clandestinas
de rapaza que sofre.
Un aceno levián;
pasa laguen pola rúa
e devolve o saúdo.
O espello sinalando
o rumbo da pistola
Agora un corpo só
no deserto da alfombra.
Fóra, Madrid
tan de cinza nun delirio de máscaras.
Y me recuerda, dentro del antiguo Convento de San Francisco, aquella frase de Fernando Pessoa: “Para viajar basta existir". Texto y fotos: David Sánchez
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