Dentro de la Química existe una metodología de trabajo que permite llevar a cabo el estudio teórico, general y cuantitativo de los fenómenos químicos e, incorporando herramientas de la Física, construir un edificio conceptual que justifica y predice observaciones experimentales.
En lo anterior se fundamenta la Química Física, que recurre a dos modalidades interpretativas bien diferenciadas; una de ellas explica las propiedades del sistema a partir del comportamiento microscópico de sus constituyentes (lo que exige el empleo de la Mecánica Quántica), en tanto que la otra consiste en una descripción estrictamente macroscópica basada en la Termodinámica.
Las dos modalidades interpretativas que acaban de mencionarse dan lugar a varias asignaturas del Grado en Química, alguna de las cuales incorpora explícitamente el título “Química Física” (por lo general, si considera comportamientos atómico-moleculares), en tanto que la Termodinámica Química deja claro que sus contenidos son la aplicación de los principios y métodos de la Termodinámica a sistemas químicos y, al igual que cualquier modelo de la realidad, se construye como una formulación integrando reglas y ecuaciones de carácter matemático con la interpretación y predicción de hechos experimentales.
Respecto a la fisonomía de la Termodinámica Química, conviene resaltar los aspectos siguientes:
Su generalidad, ya que principios y metodología son los mismos con independencia del sistema objeto de estudio.
La limitación inherente a su propio carácter macroscópico, que ignora la naturaleza atómico-molecular de la materia.
La capacidad de predecir la potencialidad de un proceso, aunque renunciando a describir su evolución temporal.