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Introducción
La evaluación de un programa elaborado para atender a unas necesidades supone la recogida de información sistemática sobre la calidad del propio programa, en sus fundamentos, estructura y coherencia interna; sobre su planificación para su puesta en acción, en el contexto de una organización, considerando los profesionales que lo aplican y los medios materiales; sobre el programa en la acción, en sus resultados inmediatos y en sus resultados en el medio y largo plazo, o su impacto, con el objetivo de comprobar y valorar el grado y calidad con el que el programa ha sido elaborado, planificado, implementado y si consigue los resultados de acuerdo con las metas pretendidas y si ha logrado otros valores.
De este modo, la evaluación proporciona información basada en hechos acerca de las potencialidades del programa en su contexto para recomendar su continuidad y expansión, o sus necesidades de cambio y mejora en aquellos aspectos señalados por la evaluación. La evaluación de programas, aplicada en todo su alcance, constituye una estrategia de aprendizaje continuo para la mejora de los programas, de las personas, de la institución en la que se desarrollan y de la sociedad.
Los criterios de la evaluación son los fines de la educación. Dicho de otro modo, los criterios son los objetivos de los programas, sus dimensiones. La evaluación debe asegurar que sean de calidad, que sean coherentes con las necesidades y que se cumplan. Evaluar implica valorar de acuerdo con unos criterios, y determinar el mérito y la calidad de lo que consigue el programa.
La evaluación cumple dos funciones principales, formativa o de mejora y de responsabilidad o de rendición de cuentas. Pero el salto cualitativo de la evaluación es su orientación hacia la mejora, en su función formativa, ya sea referida a la formación del estudiante, del docente, de la organización, o de los sistemas educativos.
Esquema de contenidos
Principales objetivos de aprendizaje
Scriven es uno de los primeros teóricos de la evaluación moderna y ha influido más que ningún otro en cómo se habla en evaluación. Su artículo The methodology of evaluation (1967) ha sido uno de los más citados en evaluación educativa. Los términos evaluación sumativa y evaluación formativa fueron introducidos por él en 1967; también los de evaluación libre de metas y la meta-evaluación, el término inglés evaluand (el objeto a evaluar) y la evaluación libre de costes. Ha sido el gran impulsor para el desarrollo de la Evaluación como disciplina de conocimiento.
La evaluación debe proporcionar información para los que toman decisiones, pero también debe determinar el mérito y el valor de lo que se evalúa. Para Scriven la evaluación es la ciencia de la valoración. "El valor, el mérito, la calidad, son constructos procedentes de variables observables, lo mismo que las aptitudes, el rendimiento, la motivación o la ansiedad" (Scriven, 1986:39). La clave para realizar una buena evaluación, de acuerdo con Scriven, consiste en determinar las premisas o criterios y que orientan las metas de los programas y su realización, y la evaluación, basándose en esos criterios debe verificar que dichos criterios y valores relevantes se consiguen.
El modelo CIPP es un marco comprehensivo para realizar evaluaciones sistemáticas de programas, proyectos, personal, productos, organizaciones y sistemas de educación.
"La evaluación es el proceso de identificar, obtener y proporcionar información útil y descriptiva acerca del valor y mérito de las metas, la planificación, la realización y el impacto de un objeto determinado, con el fin de servir de guía para la toma de decisiones, solucionar los problemas de responsabilidad y promover la comprensión de los fenómenos implicados" (Stufflebeam & Shinkfield 1987:183).
La idea central de las evaluaciones, de acuerdo con el modelo CIPP, es proporcionar información fundamentada que pueda ayudar a los responsables del programa a recoger información evaluativa regularmente para mejorar el programa, hacer uso efectivo y eficiente de los recursos, con el fin de servir a las necesidades especificadas en el programa e informar a los beneficiarios adecuadamente con equidad y a tiempo. (Sttuflebeam & Shinkfield, 2007:330).
La educación es compleja y duradera a lo largo de toda la vida, por lo que en su proceso deben confluir actuaciones educativas, tales como:
Integrándose la evaluación como un componente más del programa. La dimensión fundamental de programa es que se trata de un plan sistemático de intervención, específica e intencionalmente elaborado, al servicio de metas consideradas valiosas desde una perspectiva pedagógica. (Pérez Juste, 2006).
La evaluación de programas y de sus resultados en sus beneficiarios no puede permanecer aislada de los contextos en los que se aplican los programas, en las organizaciones, en las instituciones educativas, pertenecientes a sistemas más amplios como son los sistemas educativos. Por ello, la evaluación es adjetivada como integral, integrada e integradora.
Los modelos lógicos son modelos sistémicos, los cuales muestran la relación entre las necesidades de los programas y sus contextos, las metas y objetivos de los programas para subsanar las necesidades, las concepciones y teorías del programa, los participantes y otros beneficiarios, los recursos y costes de todo tipo, incluyendo los de personal, las estrategias y actividades de aplicación de los programas, los rendimientos, los resultados, los beneficios, los logros y los impactos que se consiguen.
El modelo lógico muestra las relaciones entre los diferentes elementos de la secuencia a partir de unas necesidades para mostrar la hoja de ruta hacia los resultados. Es la esencia de la planificación del programa, de su gestión, de su evaluación y de la comunicación de sus resultados.
Los modelos lógicos proporcionan una representación visual y esquemática del programa en términos de sus insumos, actividades y resultados, mostrando una trayectoria lineal hacia los logros futuros que pretende conseguir. Es una herramienta para la gestión del programa que ayuda a clarificar las metas y sus relaciones, conseguir acuerdos y consensos, identificar lagunas que necesitan ser subsanadas, explorar enfoques alternativos.
Un estándar es un principio acordado por gente comprometida en una práctica profesional. Sirven de guía para mejorar la calidad y claridad de la práctica profesional.
Los estándares de calidad para la evaluación de programas educativos formaron parte de un proyecto dirigido por Stufflebeam como coordinador del Joint Committee para la mejora de la evaluación de programas. Su objetivo es guiar las evaluaciones de programas para asegurar que éstas sean útiles, factibles, éticas y precisas, y desaconsejar su evaluación si no cumplían con estos cuatro criterios de calidad de las evaluaciones. En la actualidad, en la tercera edición del 2011, se ha añadido un quinto criterio relacionado con las responsabilidad para evaluar de la calidad de las evaluaciones, desde el equilibrio entre la utilidad, la viabilidad, la adecuación y la precisión, documentando los propósitos negociados y los diseños, procedimientos, datos y resultados.
La finalidad de las normas o estándares para la evaluación de programas, proyectos y materiales del Joint Committee es que sirvan de ayuda a los prácticos de la evaluación de programas educativos para identificar y definir una evaluación de calidad y guiar a los evaluadores y usuarios de la evaluación para conseguir realizar una evaluación de calidad, como investigación, y valorar las evaluaciones y los informes de evaluación. Además de su objetivo para guiar la evaluación de programas, los estándares guían el diseño y aplicación de los programas, formando parte de un proceso continuo de diseño, aplicación, evaluación y mejora de los programas y mejora de la evaluación.
Este tema es fundamental para la realización de evaluaciones de programas reales. Complementa lo presentado en los temas anteriores. En ellos se menciona la evaluación de necesidades para conocer las condiciones de las personas en sus contextos, sobre las cuales se va a intervenir mediante la aplicación de un programa o intervención. Para ello es necesario realizar observaciones, encuestas, entrevistas y análisis de informes de intervenciones previas, informes de investigaciones que nos ayudarán a elaborar propuestas de mejora de la situación a atender. Y una vez diseñada nuestra intervención, considerando el propio programa, sus objetivos y estrategias de aplicación y sus metas y resultados pretendidos, junto con los recursos necesarios, deberemos analizar si se ajusta a las necesidades, y si se orienta a conseguir resultados, las metas, y que sean de calidad. Y deberemos recoger información sobre los procesos de aplicación del programa mediante observación y cuestionarios, pruebas de rendimientos, análisis de los resultadso que se van consiguiendo mediante grupos de discusión con representantes clave. Y analizar los resultados conseguidos para valorar la eficacia del programa y de su aplicación, y la satisfacción en sus usuarios y beneficiarios, y asimismo podría verse conveniente realizar innovaciones a la luz de nuevas necesidades detectadas para lo que podría ser conveniente realizar un Delphi con expertos.
La utilización del método científico en la investigación educativa y social supone un intento sistemático dirigido a cuestionar y/o resolver problemas a través de la recogida y análisis de datos primarios con el propósito de describir, explicar, generalizar y predecir, siendo las características propias del método científico la repetibilidad, la estabilidad y la comunicabilidad.
El uso de una metodología u otra, y sus correspondientes técnicas e instrumentos para la recogida y análisis de la información para la evaluación de un programa, dependerá de los propósitos de la evaluación y de cada una de las fases de la evaluación. Utilizar metodologías exclusivamente cuantitativas para estudiar un programa podría ser útil para estudiar la eficacia de programa, pero la evaluación estaría incompleta si no estudia también los contextos y los procesos. Del mismo modo, utilizar métodos cualitativos en exclusividad, puede no ser lo más adecuado para valorar la eficacia de un programa, los resultados que consigue, o cuando se aplica a la evaluación de un programa de amplio alcance, dirigido a grupos amplios, que su estudio requiere de recogida de información y análisis de datos estadísticos para probar sus resultados. Por eso, en evaluación de programas, se impone el uso de metodologías mixtas, metodologías de investigación complementaria, tanto cualitativas como cuantitativas.
Estos contenidos han sido ya objeto de estudio específico en las asignaturas de Metodología de Investigación estudiadas por el alumno en cursos previos a éste, en el Grado, especialmente en la Materia 8ª de la que forma parte esta asignatura, por lo que se espera tomen conciencia de la importancia de la metodología de investigación para la intervención educativa y su mejora.