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Subject code : 66044051
La Psicología Evolucionista constituye una visión adaptacionista del comportamiento humano. En este tema se tratará de mostrar hasta qué punto algunas conductas delictivas se mantienen en las sociedades porque hay contextos donde pueden servir a fines individuales con valor biológico, reproductivo. En cierto modo, se abordan las diversas conductas criminales como estrategias comportamentales que o bien aportan ventajas biológicas al que las comete, o las aportaron en algún momento del pasado evolutivo de nuestra especie. Desde luego, no se trata de explicar las razones concretas por las que se comete un crimen, sino de comprender que, a veces, lo que social y humanamente parece equivocado, biológicamente podría tener sentido (que no justificación).
Las diversas formas del comportamiento humano, entre las que se encuentran las conductas agresivas, violentas y criminales, están incluidas en el acervo de rasgos biológicos de nuestra especie y, como tales, tienen una base genética. La genética de la conducta nos sugiere que muchas de las diferencias conductuales que podemos observar en las poblaciones humanas se explican en alguna medida por diferencias genéticas. El presente tema va a tratar de ilustrar las hipotéticas relaciones entre genes y conducta criminal. Veremos también, que analizar la influencia de los genes sobre la conducta no implica determinismo biológico ni niega la importancia del ambiente a la hora de explicar la conducta humana.
La Neurobiología es una herramienta indispensable para abordar el estudio de la agresión en general y del comportamiento criminal en particular. En este tema abordaremos el estudio de diferentes tipos de agresión (impulsiva e instrumental) y conoceremos las regiones del sistema nervioso central que forman parte de los circuitos neurales implicados en la regulación de la conducta agresiva y criminal a través de los diferentes sistemas de neurotransmisión. Los avances experimentados en las últimas décadas para conocer las bases neurobiológicas de la agresión y de la violencia están aportando conocimientos relevantes que podrían ser de utilidad en un futuro para su prevención, diagnóstico y tratamiento. Y entre estos avances hay que destacar especialmente a las técnicas de neuroimagen, que han sufrido un gran desarrollo planteando procedimientos no invasivos para el estudio neurobiológico de la conducta violenta y criminal, de aplicación en el ámbito forense. Finalmente, se abordarán también en este tema qué tipo de técnicas se han venido utilizando en este ámbito para la detección del engaño y su posible utilidad en contextos judiciales.
El comportamiento es la propiedad biológica que nos permite interactuar con el ambiente que nos rodea. Esta propiedad se despliega gracias a la participación e interacción de varios factores externos e internos. Dentro de estos últimos, están los que dan a nuestro comportamiento un sello de identidad de especie (filogenético) similar al del resto de humanos y que nos diferencia del resto de seres vivos, y, otros, que nos proporcionan el sello de identidad personal que nos diferencia del resto de personas. El sello de identidad de especie viene marcado por las características generales de nuestro genoma, mientras que el sello de nuestra identidad personal viene marcado por las peculiaridades de ese genoma (alelos) heredadas de nuestros padres y por nuestro devenir ontogenético (desarrollo) que modulará, a través de procesos epigenéticos, la expresión génica a lo largo de toda nuestra vida.
Las hormonas son sustancias decisivas a la hora de regular la expresión génica de los distintos órganos de nuestro cuerpo y en especial del sistema nervioso, modulando con ello nuestro comportamiento. En este tema abordaremos el estudio de las principales hormonas relacionadas con la conducta criminal, cómo se regula su producción, cómo interactúan entre ellas y cómo intervienen en el despliegue de la conducta criminal.