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Organización del temario
Se ofrecen los textos enmarcados en su contexto correspondiente y con las explicaciones necesarias para su comprensión. El índice del temario constituye un programa de la asignatura donde se resumen todos los aspectos y direcciones de la materia. Se recomienda una lectura reflexiva del programa porque facilita en gran medida el estudio de la misma. En la parte privada de esta Guía se ofrece un índice completo y un resumen de cada uno de los temas, que se organizan en 3 grandes bloques temáticos, como puede verse a continuación.
LECTURAS OBLIGATORIAS Y BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
Garcilaso de la Vega, Poesías, ed. de Ignacio García Aguilar, Madrid, Cátedra, 2020, ISBN: 978-84-376-4154-6
Lazarillo de Tormes, ed. de Francisco Rico, Madrid, Cátedra, 2006, 4ª ed.
Fray Luis de León, Poesías completas, ed. de Ricardo Senabre, Madrid, Austral, 2016
Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares, ed. de Harry Sieber, Madrid, Cátedra, 15ª ed. [sólo es preceptiva la lectura de estas novelas: La gitanilla, Rinconete y Cortadillo, El licenciado vidriera, El casamiento engañoso y El coloquio de los perros]
Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño, ed. de Ciriaco Morón, Madrid, Cátedra, 2006.
Se recomiendan ediciones filológicas rigurosas, en las que el estudiante puede ver resueltas sus dudas sobre el texto y su interpretación.
Todas estas lecturas propuestas se encuentran también en cervantesvirtual.com
En la plataforma de enseñanza virtual de la asignatura el alumno podrá encontrar materiales diversos (webconferencias, videoconferencias, materiales escritos, etc.) que les servirán de ayuda para preparar la asignatura.
BLOQUE o TEMA I: Precedentes de la modernidad: Humanismo y Antigüedad clásica
1. Definición y significado del Humanismo. Revalorización de los textos antiguos
2. La importancia del pensamiento neoplatónico como estética y del Cristianismo como ética
3. El Sueño de Escipión, ejemplo de cosmología y sentido humanístico. Su trascendencia
4. Aportaciones de Dante, Petrarca y Boccaccio a los nuevos géneros, temas y estilo
No es necesario insistir en la importancia que tuvo el Humanismo nacido en Italia a finales del s. XIV y que se extendió por toda Europa (y también por España) durante los siglos XV y XVI. La herencia cultural de sus autores y obras más destacados permaneción viva durante el Renacimiento y el Barroco constituyendo la base ideológica y estética en las que bebieron todos los autores posteriores. ASí, es constante la preencia de ideas, temas, motivos, etc. que llegan a los artistas de esos siglos a través de la lectura de los textos originales y de sus traducciones o simplemente de la imitación de sus continuadores.
BLOQUE o TEMA II: El Renacimiento: modernidad en la visión del hombre y del Cosmos
1. Definición y significado del Renacimiento. El Cortesano como nuevo modelo humano
2. El amor como estética y la Naturaleza como modelo y espacio artístico
3. El significado de El sueño de Polífilo como síntesis de las artes y de la cultura
4. Los diferentes géneros literarios en el Renacimiento y la importancia de la lírica
Lectura de la obra poética castellana de Garcilaso de la Vega y de Fray Luis de León como exponentes de la lírica y de El lazarillo de Tormes como ejemplo de novela renacentista.
Se denomina Renacimiento al movimiento ideológico y estético surgido en Italia a finales del siglo XV y que se extendió por toda Europa durante el siglo XVI. Aunque los autores clásicos habían sido leídos y estudiados también durante la Edad Media, desde Itaila se generalizó un interés nuevo por ellos que favoreció la búsqueda de manuscritos olvidados en bibliotecas que pudieron, así, ser editados y revisados para librarlos de las adherencias posteriores y devolverlos a su pureza original. Este nuevo conocimiento de la cultura grecolatina también se vio favorecido por la caída de Constantinopla (1453) y la llegada de eruditos bizantinos que portaban un saber que en Europa se había perdido (su influencia será decisiva, por ejemplo, en la recuperación de la figura de Platón por obra de la Academia de Florencia).
Sin embargo, no conviene olvidar que en este periodo hay también un importante esfuerzo por conjugar las nuevas corrientes filosóficas con el cristianismo (por ejemplo, en Pico della Mirandola).
Además, otros acontecimientos históricos tendrán una importancia decisiva en el desarrollo de la nueva mentalidad: por una parte, el descubirmiento de la imprenta por parte de Gutemberg, que permitió difundir y democratizar la cultura al poner al alcance de un público amplio los textos; por otro, los nuevos descubrimientos científicos y geográficos (muy especialmente el de América), que obligaron a los europeos a replantearse cuestiones esenciales hasta entonces indiscutibles.
Esta nueva mentalidad cuajó en un nuevo modelo humano, el cortesano, cuya presentación más emblematica se nos da en Il cortigiano (El cortesano) de Baltasar de Castiglione, que tradujo al español Juan Boscán.
En España, aunque con retraso respecto de Italia, el Renacimiento adquirió una vitalidad notable en el campo de las artes plásticas y de la literatura. En este último campo, tuvo una recepción temprana a partir de 1526 cuando Boscán y, muy especialmente, Garcilaso de la Vega inician la adaptación de los metros (sobre todo el verso endecasílabo) y estrofas de origen italiano: soneto, canción petrarquista, lira, octava, etc. a la lengua española, abandonado la tradición de poesía cancioneril que hasta ese momento había sido la más prestigiosa. Será el Petrarca del Canzoniere el modelo principal del poetizar sentimental renacentista que seguirán los escritores de la época y a través de él triunfan entre nosotros: una métrica nueva (la ya señalada anteriormente), una filosofía amorosa (el neoplatonismo) y una lengua artística que venía acompañada de numerosas imágenes, tópicos, etc.
El ejemplo de Garcilaso fue seguido por un amplio número de poetas que, con variantes, seguirán sus huellas (D. Diego Hurtado de Mendoza, Gutierre de Cetina, Francisco de Figueroa, Fernando de Herrera, etc.). Junto a ellos, se irán desarrollando otros temas: ético-moral (Fray Luis de León), mística (San Juan de la Cruz, Santa Teresa), etc.
No conviene olvidar, sin embargo, que junto a esta poesía italianizante y clasicista, se desarrolla también una poesía de tradición popular (formada por cancioneros y, sobre todo, romanceros que se publican con gran éxito no solo en volúmenes, sino también en pliegos sueltos).
Pero también la prosa gozó de un gran desarrollo en el s. XVI: junto a géneros de tradición medival que siguieron leyéndose (novela de caballerías, novela sentimental, etc.), surgen nuevos modelos: la novela pastoril (la Diana de Jorge Montemayor), la novela morisca (Historia del Abencerraje), la novela bizantina (su ejemplo más característico aparecerá ya en el s. XVII con Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes). Pero en 1554 aparece una novelita que, sin duda, estaría llamada a marcar un antes y un después en el desarrollo del género: el Lazarillo de Tormes.
Con esta obra anónima se inicia un camino narrativo hacia la novela moderna que culminará posteriormente con el Quijote de Cervantes. A partir de una estructura marcada por su carácter epistolar, el protagonista, Lázaro, un personaje de clase baja, un antihéroe, relata su vida a un poco definido interlocutor, Vuestra Merced, para explicarle "el caso". Desde sus orígenes poco honrosos (una madre prostituta y un padre que murió en galeras), nos informa de su trayectoria vital siguiendo la estructura que será habitual en las sucesivas novelas picarescas del mozo de muchos amos. Novela con apariencia realista, pero que recrea personajes y situaciones pertenecientes a la tradición folclórica anterior, el autor supo recoger una visión de la España imperial de Carlos V que habitualmente quedaba fuera de la literatura; al tiempo que hacía una agria crítica a la Iglesia de la que se ha discutido no poco si puede encuadrarse dentro del eramismo o no.
Por su parte, el teatro renacentista sigue una evolución particular que seguirá una senda de adaptación a las nuevas corrientes humanistas provenientes de Italia (Juan del Encina, Gil Vicente), pero también sigue vivo una corriente de teatro más popular (Pasos de Lope de Rueda). Además, se va avanzando en la creación de una mayor profesionalización de las compañías y en la creación de espacios propios en los que llevar a cabo las representaciones (los corrales de comedias). En definitiva, se están poniendo las bases de lo que poco después sería el gran teatro clásico nacional español.
BLOQUE O TEMA III: El Barroco: primera gran crisis de la modernidad
1.Definición y significado. El Barroco como arte de contrarios. El Discreto como modelo humano
2. La importancia de las relaciones artísticas en la época
3. Imaginería y pensamiento en el Barroco y la importancia de la palabra
4. Los diferentes géneros literarios. El teatro como texto y espectáculo fundamental
Lectura de La vida es sueño de Calderón de la Barca y de cinco de las Novelas Ejemplares [La gitanilla, Rinconete y Cortadillo, El licenciado vidriera, El casamiento engañoso y El coloquio de los perros] de Cervantes como ejemplos representativos del teatro y la prosa del Barroco.
Aunque con frecuencia se ha querido ver en el Barroco un momento histórico de ruptura radical con el Renacimiento, lo cierto es que ambos movimientos comparten buena parte de sus fundamentos. Sin duda, en esa idea, y en general en cierta concepción tradicional negativa de este periodo, han pesado mucho los prejuicios que sobre él estableció en el siglo XVIII la Ilustración, al contraponerlo de manera radical al orden y el equilibrio neoclásicos.
No obstante, es evidente que el s. XVII supuso un cambio de mentalidad importante fruto en buena medida de la situación política y económica de un periodo marcado por el enfrentamiento violento entre el mundo católico y el protestante (y, en el caso concreto de España, por la decadencia de la Monarquía Hispánica y su aislamiento de las nuevas corrientes del pensamiento que marcarán el futuro). De manera muy particular, entre nosotros, las consecuencias del Concilio de Trento y de la Contrarreforma dejaron una huella artística y literaria imposible de minusvalorar. Además, la revolución científica y filosófica (Galileo, Newton, Descartes, Bacon, etc.) sentó las bases del racionalismo y de la ciencia experimental moderna.
No es de extrañar que el modelo humano cambie de manera radical y que del cortesano se pase a El discreto, presentado por Baltasar Gracián como un hombre más centrado en su propia individualidad y que tiene que aprender a vivir en sociedad, pero manteniendo siempre una cierta desconfianza en un mundo en el que prevalece la apariencia. Por tanto, el hombre barroco necesita discreción y disimulo para adaptarse a un mundo hostil.
Lo cierto es que estamos ante un arte basado en el contraste, en la ruptura de la armonía renacentista, en la lucha de opuestos, en los claroscuros, en la lucha y el sentido agónico de la vida. Entre el deseo de disfrutar de la vida y la constante conciencia del tiempo que pasa y de la Muerte, los autores pasan con asombrosa facilidad de la idealización más exquisita a la degradación más violenta (es el caso, por ejemplo, de Góngora en las Soledades y en la Fábula de Píramo y Tisbe; o de Quevedo, autor de algunos de los más hermosos sonetos de amor de la literatura española y también de las burlas más groseras).
Precisamente en la poesía, el modelo más prestigioso de libro del Renacimiento, basado en el Canzoniere de Petrarca, perfectamente estructurado y equilibrado, cede su lugar a volúmenes misceláneos en los que se mezclan poemas pertenecientes a distintas tradiciones líricas (cancioneril, italiana, clásica), géneros (sonetos, epístolas, églogas, fábulas mitológicas, etc.), temas (no es raro que se meclen poemas amorosos, religiosos, de circunstancias, satírico-burlescos, etc.) e incluso se dé cabida a textos en prosa: cartas, novelas cortesanas, etc. Es el caso de La Filomena y La Circe, ambos de Lope de Vega.
En la novela siguen triunfando géneros de carácter idealizante que venían del periodo anterior, como la novela bizantina y la novela breve (también llamada novela cortesana), pero será a partir de la publicación de la primera parte del Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán cuando se desarrolle la novela picaresca (el Buscón de Quevedo, La pícara Justina de Francisco López de Úbeda, La garduña de Sevilla de Castillo Solórzano, etc.). Pero, sobre todo, el s. XVII vendrá marcado por la publicación del Quijote de Cervantes, la obra que inaugura definitivamente la novela moderna. Posiblemente ninguna obra muestra tan bien el paso del optimismo renacentista al desengaño barroco.
Posiblemente si tuviésemos que señalar un género literario como especialmente representantivo del periodo barroco en España tendría que ser el teatro. Podríamos decir que la vida social se teatralizó hasta el punto de que las festividades de todo tipo (civiles, religiosas, etc.) reunían todas las artes (pintura, arquitectura, música, literatura, teatro, etc.) y, al mismo tiempo, todos esos mismos elementos confluían en los escenarios creando un espectáculo total.
Lope creó un modelo en el que todas las clases sociales se sentían representadas y a la que asistían juntos desde el Rey a las clases menestorosas.Allí tenían cabida en un único espectáculo que, a partir de un episodio de la historia de España, de la Biblia, de la mitología, etc. combinaba tragedia y comedia, nobles y criados, damas y caballeros, sin respetar las unidades aristotélicas, como defendió en El arte nuevo de hacer comedias. Teatro que Calderón elevó a su mayor perfección y que probablemente alcanzó en los Autos Sacramentales una de las formas más características del Barroco español.