Ligar el progreso futuro al avance de la sociedad de la información se ha convertido en lugar común de casi cualquier discurso político. Con esta convicción, la mayor parte de los gobiernos están lanzando planes para promover la plena incorporación de sus ciudadanos y de sus economías a la sociedad de la información.
El nuevo paradigma promete modificar, o lo está haciendo ya, las estructuras socioeconómicas imperantes en el siglo pasado. La dificultad para abarcar todos estos cambios, unido al hecho de que resulte casi imposible obtener una imagen fiel de la transformación a partir de los datos que ofrecen las estadísticas económicas tradicionales, son factores que condicionan los posibles análisis. Sin embargo, no es menos cierto que, aun asumiendo las limitaciones con que puedan enfrentarse, parece necesario abrir líneas de trabajo que aborden de manera rigurosa el desarrollo de la sociedad de la información y analicen cuáles son los factores decisivos para su avance.