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El concepto de "Tradición Clásica" es algo mucho más amplio que lo que tradicionalmente se entiende por Tradición literaria, puesto que la presencia del Mundo clásico en Occidente incide en prácticamente todos los campos de la actividad intelectual y cultural posterior. Además, casi siempre el estudio se hace desde la óptica del mundo antiguo, es decir, en qué medida ha pervivido hasta nuestros días. Pero hay otros puntos de vista, y entre ellos uno no menor es, precisamente, cómo el legado clásico fue acogido desde la mentalidad de las diversas etapas culturales por las que trascurrido la historia de Occidente.
Cada momento histórico ha encarado el bagaje cultural de la Antigüedad grecolatina desde su óptica concreta, y ha reaccionado ante él de una manera distinta según las escalas de valores de cada período: desde la imitación ciega hasta el rechazo rebelde, pero siempre el Mundo Clásico ha sido el referente ante el que se hacía necesario tomar postura. Así, hay un profunda divergencia entre el Renacimiento y el Barroco ante el legado clásico, y ello a pesar de ser momentos sucesivos en la historia, y lo mismo podría decirse entre el Barroco y la Ilustración, o entre ésta y el Romanticismo.
Podía decirse que hay un primer período que podríamos calificar de “antiguo”, porque desde nuestra posición moderna pertenece a los albores de la Tradición. En esta etapa hay que colocar en primer lugar a la propia Roma, que asimila con sus peculiaridades la aportación poco antes surgida en Grecia. Y tal vez sea oportuno incluir aquí a la Edad Media, que se esfuerza por mantener el legado pagano en el nuevo contexto cristiano, aunque dentro de un sinnúmero de dificultades y obstáculos.
Dejando ahora a un lado los tópicos al uso y las inexactitudes -cada vez mayores y más evidentes- sobre el oscurantismo de la Edad Media, parece claro que en el Renacimiento tiene lugar la re-aparición de lo clásico de una manera casi explosiva. Ahora se instaura el concepto de la “imitación de la Antigüedad” como norma suprema de actividad en todos los campos de la vida cultural: la Literatura, el Arte, El Pensamiento, la Ciencia, el interés por la cultural material como la Arqueología y demás ciencias auxiliares, etc.. Y sobre esta base es lógico que se iniciase lo que hoy llamamos científicamente la Filología Clásica: ya no se trata sólo de copiar manuscritos; ahora surge una preocupación filológica en la línea que ya había sucedido en la propia Antigüedad con sus estudios gramaticales y filológicos. Entre estos nuevos intereses está el progresivo avance en el estudio del griego, actitud ésta que ya desde los primeros momentos tendrá una incidencia determinante en la configuración intelectual de Europa, como sucede, por ejemplo, con el erasmismo y lo que ello supuso para diversas áreas de la actividad social, intelectual y religiosa de la época.
Con la llegada de la etapa barroca, la interpretación del Mundo Clásico experimentará un cambio en consonancia con los nuevos valores.
La vida intelectual de Occidente va pasando por diversas etapas, definidas por una serie de escalas de valores divergentes o incluso claramente enfrentadas. En consecuencia, su postura ante la Antigüedad Clásica será también con frecuencia divergente, poniendo el énfasis en aspectos distintos o interpretándolos de forma diversa. Parece evidente que un análisis de los rasgos de cada época se hace necesario y previo a cualquier acercamiento puntual sobre campos o aspectos concretos.
Tema 1. La llegada de Grecia a Roma
Tema 2. El encuentro del Cristianismo con el Mundo pagano grecolatino
Tema 3. El paso del Mundo Clásico a través de la Edad Media
Tema 4. El Renacimiento de lo clásico
Tema 5. El Barroco
Tema 6. La Ilustración: el nacimiento de la crítica
Tema 7. El complejo siglo XIX
Tema 8. El siglo XX: la reinterpretación