Al proponer la estructura del curso en tres bloques, es conveniente que el y la estudiante no pierda de vista que esta división se hace sólo con fines de orden y presentación, ya que el curso constituye la posibilidad de un constante ejercicio de contrastación entre lo que se lee, analiza y propone.

De ahí que el tratamiento del primer y segundo bloque, se inicie con estrategias de lectura analítica, ubicando argumentos centrales en los textos propuestos. Dichas ideas podrán identificarse a partir de la guía de lectura para focalizar las categorías y conceptos necesarios para la comprensión del campo educativo del currículum y la atención a la diversidad cultural en él.

En el caso del segundo bloque, se iniciará el análisis de las propuestas educativas (o en su caso, la inexistencia) para la atención a la diversidad de su propio contexto. Con ello se dará inicio a un fuerte ejercicio de contrastación entre políticas educativas, proyectos educativos, planes, programas y currículos escolares. La idea es elaborar cuadros de contraste entre lo que se propone en el marco de la acción educativa y las condiciones de tratamiento que el y la estudiante puede revisar en las prácticas cotidianas. Como ya se apuntó líneas arriba, se prevé una estrecha relación entre lo que se lee y se vive. El cuadro de contraste incluirá también el estado de ánimo de y de la estudiante, cuando analice algún punto determinado, de tal manera que la ponderación de la satisfacción o la ausencia de ella sean anotadas en cada caso. El y la estudiante argumentará –siempre con referencia en las lecturas del curso- de qué o a quién se refiere el análisis presentado.

Luego de efectuar el desarrollo de los bloques anteriores, el y la estudiante identificará el (los) aspecto (s) que desde sus lecturas y prácticas constituyen espacios de construcción de propuestas de intervención, revisará los elementos para construir una propuesta alternativa y elaborará un cuadro sinóptico de la misma.

Es importante señalar que la evaluación del curso y de este bloque en particular no estará sujeta al impacto o la amplitud de la propuesta; lo significativo será la recuperación de una actitud valoral en la que el sujeto (en este caso el y la estudiante) se considere informado teóricamente y se reconozca como un Sujeto capaz de proponer sistemáticamente una transformación de su práctica.

No se descarta la posibilidad que con un mayor avance en los cursos, la propuesta de intervención se fortalezca y pueda constituirse en su trabajo recepcional.