En el ámbito del Trabajo Social y los Servicios Sociales, es necesario considerar las ventajas de asumir, como objetivo de la trayectoria personal y familiar, el propio fortalecimiento. En este sentido, la teoría del empowerment nos permite redefinir la metodología y los objetivos en la intervención social, favoreciendo una ciudadanía activa, que afronta el futuro desde una capacitación mayor, desde un proceso de fortalecimiento personal y familiar. Esta nueva forma de afrontar la realidad, desde una mayor autonomía y capacidad crítica, enlaza con los objetivos fundacionales del Trabajo Social. Y, sobre todo, hace posible mayores niveles de bienestar, porque abandona la perspectiva asistencialista, y se centra en cualificar al sujeto (persona, familia, grupo y comunidad), haciendo sostenible el proceso de cambio y mejora en el futuro.
En las sociedades del siglo XXI, es necesario analizar enfoques metodológicos específicos, y uno de ellos es el enfoque del empowerment. Se trata de un enfoque metodológico que ha tenido un fuerte desarrollo a lo largo del siglo XX, y que va a jugar un papel relevante en el Trabajo Social del siglo XXI.