Como se viene observando, cada vez son más los niños y jóvenes que practican deporte. Este creciente interés, unido a las múltiples oportunidades educativas y preventivas que ofrece la práctica deportiva, hacen que se pueda considerar al deporte como una valiosa herramienta educativa que puede contribuir, significativamente, el desarrollo integral de los niños y los adolescentes, favoreciendo que tanto en el presente como en su futuro como adultos, sean mejores personas.

Sin embargo, para lograr este objetivo, no basta con hacer deporte, sino que es necesario que los profesores de educación física, los entrenadores deportivos, los padres de los alumnos y cualquier otra persona implicada en la actividad, actúen apropiadamente, propiciando que el deporte resulte beneficioso.

El entrenador de deportistas jóvenes, debe valorar que sus chicos o chicas son seres humanos que merecen ser tratadas con dignidad y respeto. Los jóvenes no son un juguete del entrenador que éste pueda usar a su antojo. Son personas que tienen sus propias ideas, pensamientos, emociones y sentimientos, por lo que deben ser considerados como tales. Además, se encuentran en una edad delicada, en la que la influencia de los adultos y los compañeros más significativos, puede ser decisiva en su personalidad presente y futura.

Sin duda, uno de los adultos más significativos para un niño o adolescente que practica deporte es su entrenador, por lo que éste tiene una enorme responsabilidad en la formación de sus deportistas. Para poder asumir con acierto esta responsabilidad, el entrenador debe prepararse convenientemente, comprendiendo las características fundamentales de sus deportistas y el papel que el deporte puede desempeñar en la formación de éstos.

Los jóvenes que hacen deporte de competición, pueden obtener numerosos beneficios físicos y psicológicos, como por ejemplo, fortalecer su salud y su autoconfianza. Sin embargo, también pueden sufrir problemas que les perjudiquen, como puede ser que se debiliten su autoconcepto y su autoestima.

Por tanto, el deporte de competición puede ser un instrumento muy valioso en el proceso formativo de los jóvenes, pero para ello, tiene que cumplir unos determinados requisitos. Así, los entrenadores, al igual que los directivos, los padres de los deportistas y cualquier otro adulto implicado, tienen la responsabilidad de conseguir que la práctica deportiva reúna las condiciones apropiadas para que sea beneficiosa en vez de perjudicial.

En esta asignatura, se destacan aspectos formativos fundamentales que pueden desarrollarse mediante el deporte de competición, así como las características psicológicas que pueden aprovecharse y potenciarse a través de la práctica deportiva. El profesor de Educación física debe comprender que el desarrollo de todos estos aspectos y características, constituye el camino para conseguir que el la Actividad física y el deporte contribuya a la formación integral de sus alumnos.