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Subject's code : 29040196
Las migraciones internacionales forman parte de un proceso de globalización que ha facilitado una gran movilidad internacional de los bienes, los capitales y, en menor medida, de las personas. La movilidad de estas últimas se ha encontrado con mayores limitaciones porque las sociedades nacionales y los Estados intentan minimizar los impactos negativos de estas migraciones en los mercados de trabajo, en los Estados de Bienestar y en la cohesión social, a la vez que intentan maximizar sus impactos económicos positivos. En este contexto, este tema analiza los elementos que dificultan a los Estados diseñar y llevar a la práctica políticas de gestión de flujos migratorios.
En las democracias pluralistas la inmigración se convierte en ocasiones en tema de confrontación y de definición de los perfiles de los partidos políticos para obtener apoyo en la competencia partidista. En otras ocasiones (en otros países o en otros periodos) la inmigración es, al contrario, un tema sobre el que no debaten ni los partidos ni grupos sociales orgnanizados relevantes.
La opinión pública sobre la inmigración es más influyente en el debate público cuanto mayor papel otorguen los partidos a este tema en la competencia electoral, pero las encuestas no siempre son capaces de captar la naturaleza, la heterogeneidad y la evolución de la opinión pública sobre la inmigración.
La palabra "integración" se utiliza a menudo en los discursos de los ciudadanos, las instituciones y los partidos políticos para referirse a un objetivo, un logro o un déficit. Pero no existe una definición unívoca de qué es la integración cuando se refiere a la de los inmigrantes en la sociedad de acogida (ni tampoco cuando se refiere a otros grupos de población o a individuos específicos). Esta falta de definición ha facilitado en el pasado el diseño de "modelos de integración" que van del asimilacionismo (completa identificación de los inmigrantes con la cultura mayoritaria en la sociedad de acogida) al multiculturalismo (aceptación y, en algunos casos, promoción de las diferencias culturales).
En la actualidad la dicotomía entre modelos asimiliacionistas y multiculturales parece superada en la Unión Europea y la integración se define en términos medibles y relativos a la igualdad de oportunidades y la consecución de logros socioeconómicos y políticos (empleo, educación, vivienda, participación cívica...) La llamada "Declaración de Zaragoza" , de 2010, identificó para la Unión Europea indicadores para evaluar la integración a partir de los datos existentes en fuentes estadísticas.
La Unión Europea avanza muy lentamente en la formulación e implantación de políticas comunes de inmigración. Tanto la inmigración económica como el asilo o refugio son competencia de los Estados miembro, pero la existencia de un espacio libre de fronteras, el territorio Schengen, ha creado un fuerte incentivo para la coordinación de las políticas estatales. La Unión ha avanzado mucho más en el terreno de las políticas restrictivas (cómo impedir la llegada de inmigración irregular o los movimientos de inmigrantes/peticionarios de asilo entre los Estados miembro) que en el de las de atracción de los inmigrantes más demandandos, los más cualificados.
Se señalan en este tema las principales caracteristicas de la política española de inmigración del siglo XXI en sus distintas fases: la ausencia de canales legales de inmigración laboral durante muchos años, el recurso a los procesos extraordinarios u ordinarios de regularización, el desarrollo de una política exterior orientada a la gestión de la inmigración, la firma de acuerdos con terceros países y la ausencia durante muchos años de un partido anti-inmigración.