Escena del Tenorio Mendocino en la verja del Palacio de la Cotilla
El nombre de la familia Mendoza siempre irá asociado al de la provincia de Guadalajara y, sobre todo, al de su capital. Oriundos de una pequeña aldea de Álava, los Mendoza emigraron a Guadalajara en el siglo XIV y, poco a poco, fueron aumentando sus posesiones. Pretendían descender de los Reyes de Navarra y del Cid Campeador, pues una de sus hijas se casó con un rey navarro.
Escena del Tenorio Mendocino en el patio del Convento de la Piedad
Escena del Tenorio Mendocino en la plaza de la Concatedral de Santa María
Como todos los Mendoza, fueron primeramente partidarios de "La Beltraneja", pero tras el nombramiento de Pedro como cardenal, éste se decantó en 1493 por el bando de Fernando e Isabel. Su apoyo a Isabel les valió el pasar a formar parte de la grandeza de España, a la vez que la conquista del reino de Granada les supuso conseguir sustanciosos bienes; así, aunque no poseyeran el Señorío de la ciudad de Guadalajara, tanto Diego Hurtado como su hijo el Marqués de Santillana y los Duques del Infantado actuaron y mandaron en la ciudad como si fueran "sus señores". Establecerían su corte humanista, extendiendo su "renacimiento mendocino" por todas las cortes nobiliarias, como se ha podido comprobar en las sucesivas ponencias del curso de verano Las claves de un renacimiento femenino: en busca de la "ciudad de las damas".
Surge este Tenorio a iniciativa de los Amigos de la Capa de Guadalajara, que en la noche de ánimas "capaban" (entendiendo por "capar" imponer la capa al nuevo socio)a algún nuevo miembro y, después de una suculenta cena, se recitaban en un local cerrado algunos versos del Tenorio. Alguien tuvo la feliz idea de hacer una escena en la calle, y al año siguiente se propuso hacerlo en las calles de Guadalajara, idea nada sencilla pero no imposible para estas gentes dispuestas a todo. A partir de ahí se crea la Asociación Gentes de Guadalajara, que es en quien se sustenta organizativamente este evento, que tendrá lugar todos los años las noches del 31 de octubre y 1 de noviembre.
Se buscan espacios para representar las escenas y se hace coincidir el espíritu del don Juan, mito y rito, con monumentos representativos de nuestros Mendoza, eligiendo seis espacios para siete escenas que no han variado en el tiempo y que son: la Plaza de Nuestra Señora La Mayor y Concatedral de Sta. María (donde se desarrolla el retablo preambular y la primera escena o de la Posada del Laurel), el Palacio de la Cotilla (escena de la reja), el patio del instituto Luis de Lucena (el claustro y convento), Palacio del infantado (escena de la quinta o del sofá), patio del Luis de Lucena, fachada de Covarrubias (escenas del cementerio y escena final) y la Iglesia de los Remedios (escena de la cena).
Lo realmente innovador en este espectáculo es que los actores y figurantes (alrededor de 100 personas) se mueven por todos los espacios acompañados por aproximadamente 2.000 personas, con lo que todo ello conlleva de dificultad organizativa.
Por el Tenorio han pasado infinidad de actores y actrices y, por citar a algunos conocidos, diremos: Abigail Tomey, María Pedroviejo, Fele Martínez, Javier Megía, Juan Morillo, etc., y entre los directores: Javier Borobia, Fernando Romo, José Luis Matienzo y José María Sanz Malo.
Una aportación que fue una experiencia inolvidable para nosotros fue sacar adelante dos ediciones el Tenorio Itinerante, que consistió en realizar cada escena en un pueblo diferente.