El centro de la UNED en Albacete, con motivo del curso sobre Intervención con menores: un enfoque socioeducativo, ha recibido la visita de uno de esos personajes con los que uno departiría durante horas. Quizá porque su historia es apasionante y muy rica en matices. Quizá porque todavía tiene mucho que decir. O, simplemente, porque su experiencia invita a la reflexión. A pensar que se puede elegir otro camino. A creer que todavía hay esperanza. Y es que, un niño bien merece una oportunidad.
Las casualidades del destino, esas en las que mucha gente no cree, surgen en ocasiones con tanta fuerza que es imposible abandonarse al escepticismo. Y lo es porque el significado de lo que acontece es tan potente que no queda más remedio que rendirse ante la evidencia de que hay hechos que suceden porque así ha de ser. Tal es el caso del curso que se celebra en la sede de la UNED en Albacete sobre intervención con menores, porque dice la historia que antes de que el intercambio de ideas y conocimientos recorriera los pasillos de la institución, fueron niños desamparados los que paseaban por sus instancias. Hablamos de un pasado no tan lejano que hoy cobra un sentido pleno gracias al curso Intervención con menores: un enfoque socioeducativo.
El espíritu de la UNED en Albacete está más vivo que nunca. Eso es, al menos, lo que se deprende del importante número de alumnos matriculados en los dos programas ofertados en la XXI edición de los Cursos de Verano y que se desarrollarán a lo largo de la semana que viene. Un volumen de inscripciones, alrededor de 100, que ha superado con creces las expectativas y que asegura un potente espacio para el encuentro de ideas y experiencias en torno a temas de indudable interés y actualidad.