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Discurso de la profesora Margarita Salas FalguerasCon motivo de su investidura como Doctora Honoris Causa en Ciencias por la UNED | ||
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Gracias a todos los miembros de dicho Departamento, y al profesor Antonio Zapardiel Palenzuela, Decano de la Facultad de Ciencias por la ama-bilidad de su Junta de Gobierno de hacer la propuesta de mi persona a la Universidad, y gracias al Claustro de la Universidad por haber aceptado tal propuesta. Mi vida como profesional investigadora se puede dividir en los dos períodos o etapas que ha comentado el Profesor Durand en la presentación que acabamos de escuchar. Voy a resumirles mis vivencias científicas de estos 50 años de dedicación a la ciencia, unidas a aquellas personas que me han acompañado y han participado en las tareas científicas en el devenir de cada día en el laboratorio. De éstos, 40 van unidos a Eladio Viñuela con quien compartí este período importante de nuestras vidas. Después obtener el título de Doctor dirigidos por Alberto Sois, y después de tres años en los Estados Unidos en el laboratorio del Profesor Severo Ochoa, Eladio y yo decidimos volver a España, organizar nuestro propio laboratorio en el Centro de Investigaciones Biológicas de Madrid, crear un grupo de investigación, después de elegir un tema donde pudiéramos desarrollar nuestros conocimientos sobre Biología Molecular, adquiridos en el laboratorio de Severo Ochoa. Un curso al que habíamos asistido el verano anterior, en los laboratorios de Cold Spring Harbor, sobre virus bacterianos, nos vino a marcar el rumbo de nuestro futuro trabajo. El estudio de estos virus, también denominados bacteriófagos, había dado lugar al nacimiento de la Genética Molecular. Así pues, elegimos como sistema de estudio un bacteriófago, poco conocido entonces, de tamaño relativamente pequeño, pero de compleja morfología, el bacteriófago 029 que infecta a la bacteria Baciffus subtilis, cuyo DNA lineal de doble cadena tiene un tamaño de 19.000 pares de bases, unas 10 veces más pequeño que el fago mejor conocido, el T 4 del Escherichia cofi, con cuyo estudio ya se habían realizado grandes avances en Biología Molecular. El ser estructuralmente complejo y estar formado por cabeza, cuello y cola, hacía que el fago 029 fuera un modelo muy atractivo desde el punto de vista de la morfogénesis de la partícula vírica, pues nos permitía estudiar cómo se ensamblaban las distintas proteínas para dar lugar al virus maduro. Una vez elegido el tema de nuestro trabajo científico, nos encontramos con el primer problema. En aquella época, en 1967, no existía ningún tipo de financiación estatal para realizar investigación científica. Por eso, tuvimos que solicitar una ayuda americana, a la Jane Coffin Childs Memorial Fund for Medical Research, que nos fue concedida gracias al apoyo de Severo Ochoa. Esta financiación fue esencial para nuestros comienzos en España. El Centro de Investigaciones Biológicas, a su vez, nos proporcionó un laboratorio y así fue como comenzamos nuestra andadura científica. Por otra parte, tuvimos la suerte de que a finales de 1967 se convocaron las primeras becas del Plan de Formación de personal Investigador, lo cual nos proporcionó nuestros primeros becarios predoctorales. | ||
El estudio de la replicación del DNA de ø29. surgió como consecuencia de los experimentos de Juan Ortín, quien descubrió una proteína unida covalentemente a los extremos 5' del DNA que daba lugar a formas circulares que se convertían en DNA lineal de longitud unidad por tratamiento con enzimas proteolíticos. Por microscopía electrónica José Manuel Sogo pudo visual izar dicha proteína en los dos extremos del DNA del fago. A esta proteína, producto del gen 3 vírico, la denominamos proteína terminal. También por microscopia electrónica caracterizamos los intermediarios replicativos en bacterias infectadas por ø29. y llegamos a la conclusión de que la replicación se inicia en los extremos del DNA por un mecanismo de desplazamiento de cadena. Más tarde, Miguel Ángel Peñalva demostró que la iniciación de la replicación del DNA del fago tiene lugar utilizando la proteína terminal como "primer". Esto ha supuesto el descubrimiento de un nuevo mecanismo para la iniciación de la replicación de genomas lineales. Las dos proteínas esenciales para la iniciación de la replicación del DNA de ø29. son la proteína terminal y la DNA polimerasa del virus, que forman inicialmente un heterodímero, y cuyos genes fueron clonados en Escherichia coli para la sobreexpresión de las proteínas por Juan Antonio García y Luis Blanco, respectivamente. Estas dos proteínas, una vez iniciada la replicación se separan, quedándose la proteína terminal unida covalentemente al DNA, y la DNA polimerasa prosigue la replicación dando lugar in vitro a DNA de ø29. de longitud unidad de un modo muy procesivo. Esto quiere decir que la DNA polimerasa, una vez que inicia la replicación de una cadena de DNA, continúa hasta el final, sin pararse ni disociarse. Además, la DNA polimerasa tiene una actividad intrínseca de desplazamiento de cadena. Estas propiedades de la DNA polimerasa de ø29, caracterizadas por Luis Blanco, así como su fidelidad, han sido la base para su aplicación biotecnológica en la amplificación del DNA. Cristina Garmendia realizó los primeros estudios de mutagénesis dirigida en la proteína terminal de ø29 y después Luis Blanco, Antonio Bernad, María Antonia Blasco, Miguel de Vega, Irene Rodríguez y otros doctorandos lo hicieron en la DNA polimerasa en estudios de correlación estructura y función. Recientemente, en colaboración con el grupo de Tom Steitz de la Universidad de Yale, se ha determinado la estructura tridimensional de la DNA polimerasa de ø29, así como la del heterodímero DNA polimerasa/proteína terminal, siendo la primera vez que se determina la estructura de una polimerasa que utiliza una proteína terminal como iniciadora. Esto nos ha permitido profundizar en el estudio de la correlación de estructura y función, en particular determinar la estructura responsable de las propiedades de procesividad y desplazamiento de banda de la DNA polimerasa de ø29, que son únicas para esta polimerasa. Por otra parte, Gil Martín y Crisanto Gutierrez iniciaron el estudio de otra proteína implicada en el proceso de replicación, la 5, caracterizada como la proteína de unión al DNA de la cadena simple desplazada en los intermedios replicativos del DNA de ø29. Me quiero referir de nuevo a la proteína p6 que se une a los orígenes de replicación del DNA de ø29 formando un complejo nucleoprotéico cuyo estudio inicial fue realizado por Ignacio Prieto y Manuel Serrano. Esta proteína estimula la iniciación de la replicación, favoreciendo la apertura de los extremos del DNA. De acuerdo con esta idea, se ha obtenido replicación in vitro de DNA de cadena simple, lo que llevó a Juan Méndez a demostrar que la replicación se inicia en la timina que ocupa la segunda posición desde el extremo 3' y no en la timina que ocupa la primera posición. Esto, unido al requerimiento de una reiteración terminal de al menos dos nucleótidos, nos ha llevado a postular un nuevo mecanismo que hemos denominado de deslizamiento hacia atrás, o "sliding-back". Este modelo tiene implicaciones importantes para mantener intactos los extremos del DNA ø29. Nosotros proponemos que este modelo puede extrapolarse a otros DNAs que utilizan proteína terminal, pues en todos estos casos existe reiteración en los extremos del DNA. Otras dos proteínas víricas que se requieren en la replicación del DNA de ø29, la p1 y la p16.7, cuyo estudio iniciaron Alicia Bravo y Wilfried Meijer, respectivamente, son proteínas de membrana que intervienen en la localización del DNA del virus y de los intermediarios replicativos en la membrana bacteriana. Otra proteína vírica, la p56, estudiada por Gemma Serrano y posteriormente por Laura Pérez, interacciona con la uracil-DNA glicosilasa bacteriana y evita la inestabilidad del DNA de ø29 cuando se incorporan residuos de uracilo al mismo. Laura Mojardín estudia en la actualidad las posibles aplicaciones biotecnológicas de esta proteína. Por último, quisiera acabar con un aspecto práctico del sistema de replicación in vitro del DNA de ø29 que da lugar a amplificación del DNA. En presencia de las cuatro proteínas de replicación esenciales, la proteína terminal, la DNA polimerasa, y las proteínas p5 y p6, cantidades pequeñas de DNA ø29 se amplifican más de 1000 veces dando lugar a la síntesis in vitro de DNA de unidad de longitud. El DNA amplificado in vitro es tan infectivo como el DNA aislado de partículas virales cuando se transfectan células competentes de Bacillus subtilis. Esto podría ser la base para un sistema de amplificaciónn in vitro usando los orígenes de replicación y las proteínas de replicación de ø29. También quiero hacer notar que nuestros descubrimientos con el DNA de 029 son extrapolables a otros virus de interés sanitario y económico, como el adenovirus humano, que produce transformación oncogénica, el virus de la poliomielitis, el de la encefalomiocarditis, los virus de la hepatitis B y C y una gran variedad de virus de plantas. Hemos recorrido un largo camino desde que Eladio y yo iniciamos nuestra andadura en Biología Molecular cuando volvimos a España en 1967. La Biología Molecular se ha desarrollado desde entonces de una manera espectacular. Existen hoy grupos de investigación de indudable calidad en España, pero todavía es necesario potenciar la cantidad, en particular recuperando jóvenes investigadores excelentemente preparados. Muchas gracias. | ||
Madrid, marzo 2011 | ||