| ||||||||||||||||||
Discurso del profesor Santiago Grisolía GarcíaCon motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Ciencias por la UNED. | ||
|
|
He de reconocer que me es especialmente grato el reconocimiento con el que me honra la UNED, no sólo porque se trata de una universidad joven, pues aún no ha cumplido los 40 años desde su creación por decreto; ni porque su primera sede, el Caserón de San Bernardo fuera el lugar en que cursé las asignaturas del primer año de Medicina tras la guerra Civil, donde tuvo tres dependencias esta Universidad creada a iniciativa de mi amigo y paisano el entonces Ministro Vil lar Palasí, sino, y muy especialmente, por su mentalidad moderna, con un radicalmente distinto método de enseñanza, basada en el deseo de llevar el conocimiento a todos losrincones del planeta, especialmente en unos momentos en que Internet no existía y la formación universitaria a distancia supuso una revolución frente a la entonces anquilosada universidad española. A lo largo de estos treinta y ocho jóvenes años de fecunda actividad, la Universidad Nacional de Educación a Distancia ha sido constantemente un referente a la innovación, a la difusión de la ciencia de excelencia y a la tolerancia. No podía por menos que ser la primera universidad española en tener de rectora a una mujer, pues en 1982, un año de profundos cambios sociales, la Dra. Elisa Pérez Vera, Catedrática de Derecho Internacional Privado, se convertía en la rectora Magnífica de la UNED. Uno de los promotores más entusiastas de la UNED en la difícil década de los setenta, fue el Dr. Enrique Fuentes Quintana, promotor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y Premio Rey Jaime I de Economía 1993, quien siempre hablaba con cariño de sus más de diez años como profesor de Economía Aplicada de la UNED. La repercusión social de la UNED ha sido, desde sus inicios, enorme. Tanto que el apoyo social de las Cajas de Ahorro, las entonces Diputaciones Provinciales, los Ayuntamientos y la prensa, junto al innegable esfuerzo de su primer rector, el Magnífico Sr. Manuel García Garrido, consiguieron que en poco más de cuatro meses desde el decreto de su constitución, la Universidad comenzase a funcionar. Pero esa repercusión se mantiene incólume en nuestros días, como refleja el nombramiento de la Dra. Boticario, por unanimidad, como hija adoptiva de Plasencia. | ||
Pero sabemos que los empleos mejor remunerados requieren una alta cualificación intelectual y tecnológica, y ambos dependen del conocimiento, la preparación y el esfuerzo personal. Ello determinará si en una Europa unificada nuestros ciudadanos quedarán limitados a labores manuales o poco cualificadas y nuestro país se verá limitado a una zona de turismo, o, como en el caso de Silicon Valley, la concentración de intelectuales y personal altamente cualificado, serán un atractivo más, junto a nuestro privilegiado clima y la belleza de nuestros paisajes, para el desarrollo de industrias de alto valor añadido. Al terminar la carrera de Medicina, aunque tuve la oportunidad de marchar de becario a Alemania, preferí rime a los Estados Unidos, donde queria aprender las nuevas técnicas isotópicas que allí se desarrollaban, para obtener una preparación especial que facilitara mi regreso a España. Tras una larga travesía en barco, llegué a la ciudad de Nueva York, donde fui al Cornell Medical College para ver al Prof. Vicent DuVigneaud, bioquímico americano que lograría luego el Premio Nobel de Química por su aislamiento, identificación de la estructura y vía de síntesis de la oxitocina. En la segunda mitad de la década de los cuarenta del siglo pasado, DuVigneaud ya era un reputado científico por sus brillantes trabajos sobre la biotina o la insulina. Recuerdo que acudí a la entrevista muy esperanzado, pero el Dr. DuVigneaud lamentó no tener plaza para mí en aquel momento, así que, siguiendo las entusiastas recomendaciones de García Blanco, gracias en parte a la casualidad y en gran medida a un médico español, llegué a contactar con el Prof. José Nonídez, un gran embriólogo español desconocido en España, pero cuyo texto "Histology and Embriology" tenía un gran prestigio en los Estados Unidos. Nonídez me puso en contacto con el último discípulo de D. Santiago Ramón y Cajal, el profesor Rafael Lorente de No, un entrañable aragonés cuyo prestigio como experto en la neurología del oído se mantiene en nuestros días. Por aquel entonces, el Dr. Lorente de No trabajaba para la muy reputada Fundación Rockefeller, que era en aquellos momentos el más prestigioso centro de investigación, puesto que la II Guerra Mundial había cercenado en gran medida las posibilidades científicas en Europa. Permítanme que ensalce la extraordinaria labor de D. Rafael, un hombre de cara redonda, y amplia sonrisa, en el campo de la histología y fisiología del oído, del que se dice fue numerosas veces candidato al Premio Nobel de Medicina y cuya enorme contribución al conocimiento de la fisiología de la audición y los procesos que conducen a la sordera, no debería ser olvidada. Gracias a Lorente de No, que había sido Director del Instituto de la Sordera en San Luis en la época en la que el Dr. Ochoa trabajaba en el laboratorio de los Cori, localicé a D. Severo en la Universidad de Nueva York. De nuevo, mi más sincero agradecimiento por vuestra atención y afecto. Madrid, marzo 2011 | ||