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Discurso del profesor Federico Mayor Zaragoza “Educación para un nuevo comienzo”

Con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Educación por la UNED


“Estamos en un momento crítico

de la historia de la Tierra, en el

cual la humanidad debe elegir

su futuro… El destino común

nos reclama buscar un nuevo comienzo”

La Carta de la Tierra, 2000


Excmo. y Magnífico Señor Rector de la UNED, Señoras y Señores, Vicerrectores y Decanos,
Distinguidos miembros de la comunidad científica y académica, Profesores, alumnos, personal colaborador de la UNED, Señoras y señores, queridos amigos:


En primer lugar, quiero expresarles, Señor Rector, Señor Decano de la Facultad de Educación, mi profundo reconocimiento por la distinción que representa pertenecer a su Claustro de Doctores. Muchas gracias a todos.

Deseo, a continuación, decirles que, como era de esperar, la Laudatio de la Profesora María Novo ha sido tan bella, tan densa y tan amigable a la vez, que puedo asegurarles que, conociéndome a mi mismo, procuraré llegar a parecerme, con ahínco, a la persona que, con su voz y  estilo inconfundibles, acaba de describir.

➢¿Época de cambios o cambio de época?
El cambio de siglo y, sobre todo, de milenio, no debería pasar desapercibido, desdibujado. Es un momento que hay que aprovechar, también emocionalmente, antes de que la rutina, la timidez y la melancolía borren esta referencia temporal que debería motivar, movilizar, animar a contribuir, cada uno en la medida que le sea posible, a que no sólo sea época de cambios sino un auténtico cambio de época. Si dejamos que quienes han dirigido el mundo en las últimas décadas sigan imponiendo su rumbo y su ritmo, utilizando la amenaza, la alarma infundada y la mentira, apareciendo como protectores frente a los mismos “enemigos” que han originado, entonces no habrá cambios. Habrá retrocesos, consolidación de oligarquías hábilmente disfrazadas de ropajes democráticos y todo seguirá igual: los bienes materiales concentrados en el 20% de los habitantes del barrio próspero de la “aldea global…” y el resto de la humanidad viviendo en condiciones que llegan a ser éticamente inadmisibles.

En diciembre de 1918, al término de la primera Gran Guerra, el Presidente Wilson, de los Estados Unidos, horrorizado por aquel enfrentamien- to que había llevado hasta la extenuación de los ejércitos, con millones de muertos, propuso el “Convenio por la Paz Permanente” y la creación de una Sociedad de Naciones para poder resolver por medios diplomáticos los conflictos que se presentaran en el futuro.  Pero la aplicación del perverso refrán “Si quieres la paz, prepara la guerra”, tanto por los aliados europeos como por la potentísima industria de su país, hicieron que sus pretensiones decayeran rápidamente y se debilitaran progresivamente las capacidades de actuación de la Sociedad de Naciones, echando por tierra los sueños del Presidente norteamericano y de todos los que habían confiado en que la Gran Guerra que acababa de terminar sería la última.

Y así, en 1939, para vencer al fascismo de Hitler y de Mussolini y al imperialismo japonés, tuvieron que aliarse el capitalismo y el comunismo.  En 1944, el Presidente Franklin Delano Roosevelt, acuciado por la enfermedad que padecía y considerando que la humanidad no debería padecer nunca más una confrontación tan abominable, con prácticas de exterminio, genocidio y holocausto, se anticipa al término del conflicto creando, en Breton Woods, el Fondo Monetario Internacional  (FMI), el Banco Mundial para la Reconstrucción y el Desarrollo (BM), y la FAO, urgido por lo que era la necesidad más apremiante: asegurar la alimentación de todos.

En 1945, en San Francisco, se fundan las Naciones Unidas, con la función de “evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”.  Y, en poco tiempo, las instituciones encargadas de la salud, la educación, la ciencia y la cultura, el desarrollo… van completando el Sistema, de tal modo que se asegure el eficiente cumplimiento de su misión. “Nosotros, los pueblos…”, persuadidos de que “todos los seres humanos son iguales en dignidad”, como establecen la Constitución de la UNESCO y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nos disponíamos a compartir bienes y conocimientos y a poner en práctica los “principios democráticos” de la justicia, libertad y solidaridad “intelectual y moral” que, desde el Preámbulo de la Constitución de la UNESCO, se proponían como ejes de la acción del conjunto del Sistema.

La competición entre las dos superpotencias impidió que se llevaran a cabo las excelentes Recomendaciones que el conjunto de las Naciones Unidas no cesaba de proclamar. Se inicia la sustitución de las ayudas por los préstamos,  la  cooperación  por  la  explotación,  el  férreo  dominio  de Norteamérica y de la Unión Soviética en sus respectivos ámbitos. Era la “Guerra Fría”.  En América Latina, el “paul macarthysmo” conduce, como un caballo desbocado, a actuaciones de injerencia tan graves, tan inadmisibles, como las de la “operación Cóndor”, con la que juntas militares desplazan a las autoridades nacionales para asegurar, a través de matanzas horribles, la no proliferación del comunismo.

Cuando, por fin, sin una sola gota de sangre, el inmenso imperio soviético se hunde, con  el Muro de  Berlín en 1989,  parece llegado el momento del gran cambio.  Nelson Mandela, pasa en pocos meses de 27 años de cautiverio –los últimos en la isla de las Serpientes, en Rubben Island, frente a Ciudad del Cabo– a ser Presidente de Sudáfrica, con la complicidad de Frederick De Clerk, superando el terrible apartheid racial que había estimagtizado durante tantos años la vida de su país. Y, así, empieza un nuevo amanecer para el conjunto del pueblo africano. Y los procesos de paz en El Salvador, Guatemala, Mozambique… Todo parecía indicar que había llegado el momento de la inflexión, “de los dividendos de la paz”, de los Derechos Humanos, de la igual dignidad de todos los habitantes de la Tierra, de distribuir la riqueza! No fue así. Encaramados en el poder, líderes miopes arro- gantes desoyeron a los intelectuales, los creadores, a los poetas… logrando que los pueblos, la sociedad,  permanezca, una vez más, silenciosa, testi- monial, inaparente, irrelevante.

La comunidad científica y académica alzan fugazmente la voz, como en 1979, cuando la Academia de Ciencias de los Estados Unidos advierte severamente del riesgo que representa la producción de anhídrido carbónico por el uso exagerado de combustibles fósiles así como la reducción de la recaptura del mismo debido a la progresiva degradación de las aguas marinas, auténticos “pulmones” de la Tierra. Estas voces, y otras que advertían de una posible irreversibilidad de algunos de los procesos que se estaban desencadenando debido a la actividad humana, fueron contrarrestadas inmediatamente por el “ruido” de seudo-científicos a sueldo de grandes consorcios petrolíferos…

Y así, realizando una barbaridad tras otra, se debilitó el multilateralismo y grupos plutocráticos (G-6, G-7, G-8…G-20) fueron detentando el poder a escala mundial. Se multiplicaron los tráficos de armas, drogas, capitales, personas… amparados por los paraísos fiscales, se minusvaloró el empleo de energías renovables, se deslocalizó buena parte de la capacidad productiva en países como China, sin tener en cuenta las deplorables condiciones laborales, movidos los “globalizadores” exclusivamente por los menores costos, es decir, los mayores beneficios, por la “codicia e irresponsabilidad”, utilizando las mismas palabras del Presidente Obama.


¡Viva la economía  del mercado! ¿Será posible la “democracia de mercado”, “la sociedad de mercado”?, llegó a preguntarse en 1996 uno de los timoneles de la mundialización.  Diez años después, la confusión creada a escala mundial, la degradación ecológica, la perplejidad de ver el que era el gran país comunista, con 1,300 millones de habitantes, la mayoría de ellos viviendo totalmente ajenos al progreso económico nacional, convertido en el gran capitalista, que invierte inmensas sumas en África y en América Latina, y al que se dirigen en continua procesión los mandatarios de todos los países rodeados de ávidos empresarios, haciendo todos la vista gorda y prodigándole carantoñas… que para criticar al comunismo quedan otros países con poco más de 13 millones de habitantes que no se han hincado ante el neoliberalismo.

Las crisis pueden ser una oportunidad: ¿Se expresará al fin el poder ciudadano, ahora que puede hacerlo –porque tiene conciencia global, sistemas de participación no presencial y más mujeres en la toma de decisiones– y conseguirá que sean, como tan lúcidamente se estableció en la Carta de las Naciones Unidas en 1945, “los pueblos”, los que fortaleciendo genuinas demo- cracias logren que no se trate exclusivamente de una época de cambios  sino de un cambio de época?

➢ Hay generaciones –ha dicho Nelson Mandela– a las que les corresponde asumir transformaciones radicales,… tener la  lucidez y  la  audacia de cimentar el otro mundo posible que anhelamos.
➢ En “Un mundo nuevo”, 1999 propuse un nuevo contrato social; un nuevo contrato natural (ciencia, desarrollo y medio ambiente); un contrato cultural (de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento); y un nuevo contrato ético.

En relación al primero abordaba los problemas demográficos; el escándalo de la pobreza y de la marginación; cambiar la ciudad, cambiar la vida; el porvenir de los transportes urbanos; las mujeres mueven el mundo; y la lucha contra la droga.  En el contrato natural, desarrollarse junto con la Tierra; el desierto crece; ¿será el agua tan corriente?; ¿habrá comida para todos?; la biotecnología en la alimentación de la humanidad; y la “revolución de la eficiencia energética”.

En relación al contrato cultural, la revolución de las nuevas tecnolo- gías; el libro y la lectura; un patrimonio en peligro: las lenguas; y la educación en el horizonte del 2020.  Finalmente, en el capítulo dedicado a un nuevo contrato ético, trataba los siguientes temas: ¿habrá “milagro africano”?; los dividendos de la paz y la seguridad planetaria; el futuro del Sistema de las Naciones Unidas; y una cultura de paz. A modo de conclusión, el último capítulo se titulaba “Por una ética del futuro”. Esto es, en efecto, lo que necesitamos con urgencia: diseñar el futuro de la humanidad discurriendo por unos raíles éticos universales, adoptados por todos.

➢ Sí, es necesaria una buena “hoja de ruta”, porque: “nunca hay buen viento para quien no sabe a dónde va”:  para ir a donde queremos ir, es precisa una elección incondicional de rumbos; actuar según las propias reflexiones; ser independientes, “libres y responsables”, citado de nuevo en la Constitución de la UNESCO.


- Tener las alas libres de lastres, de adherencias, de adicciones, para el vuelo alto en el ilimitado espacio del espíritu.


- La desmesura creadora, incardinada en finitas estructuras biológicas, es la facultad distintiva de la especie humana. Su esperanza. Cada ser humano único, capaz de pensar, de imaginar, de inventar, de crear!  La especie humana, “ojos del Universo”.  Minúsculos físicamente en el Universo pero con una grandeza colosal: la de saber, la de ser conscientes… En 1986, ante el mar, escribí: “Yo tan menesteroso, / mar, / tan indigente,/ y tan sobrado tú/ de hondura, / de color /  y de horizontes. / Poderoso, / inmenso mar! / Y sin embargo / no puedes con mi fuerza: / te contemplo, / te sé, / te amo.”

- Independientes y libres en cada enfoque, porque al filo exacto de las luces y de las sombras se halla la libertad… creer y no creer, asentir y disentir… Nunca el “porque sí”, el dogmatismo, el fanatismo… Todo debe ser fruto del raciocinio. Vivir en la incertidumbre, en la duda, decidiendo cada uno por sí mismo, es lo que proporciona la autoestima. La felicidad es proporcional a la independencia de criterio, a no aceptar imposiciones de índole alguna, a no actuar al dictado de nadie.


➢ Es fundamental distinguir bien entre educación, enseñanza, aprendizaje, formación, información…

- Educación es “dirigir con sentido la propia vida” (Francisco Giner de losRíos). La enseñanza proporciona, sobre todo con el ejemplo, aptitudes y actitudes que promueven el desarrollo de las facultades exclusivas de los seres humanos.


- Según la Comisión Jacques Delors sobre “Educación en el Siglo XXI”, cuatro son los pilares del aprendizaje sobre los que se asienta:

Aprender a conocer a hacer
a ser
a vivir juntos:

“La vida es formas sin fin”,escribió Darwin en su bloc de notas, en las Islas Gálapagos. No sabía la trascendencia que, incluso desde un punto de vista fisio-patológico, tenía esta aseveración. Formas sin fin, diversidad hasta el límite de  la unicidad biológica e  intelectual de  cada  ser humano. La diversidad cultural es nuestra riqueza. Estar unidos por unos principios éticos universales, nuestra fuerza.

- A estos cuatro   pilares me gusta añadir el de “aprender a emprender”. He contado muchas veces que en el emblema del Condado de Oxford figura la inscripción en latín “Sapere aude”: ¡atrévete a saber!…Y saber atreverse, porque de otro modo, nuestro conocimiento,nuestra experiencia, estos tesoros  de cada ser humano, corren el riesgo de permanecer inéditos.


➢ Saber para prever, prever para prevenir


- Para transformar la realidad, para conservar lo que debe conservase y modificar lo que deba modificarse es indispensable el conocimiento de la realidad en profundidad, con rigor científico. Si se conoce parcialmente, parcialmente puede transformarse. La complejidad creciente requiere enfoques multidisciplinares: esta es la gran ventaja, precariamente aplicada, de las Universidades: disponer de excelentes especialistas.

-  Conocimiento para consejo y anticipación; cercanía con los demás, con las instancias de  Gobierno (local, comunitario, nacional, mundial), con  los Parlamentos…

-  La prevención, la gran victoria… aunque invisible. No me canso de repetir la sentencia del Doctor Bernard Lawn, Premio Nobel de la Paz en 1985: “Sólo en la medida en que seamos capaces de ver los invisibles seremos capaces de hacer los imposibles”.
 

- La prospectiva, la torre de  vigía, papel irrenunciable de  la Educación Superior.


➢ Pero, además, actualmente conocer es necesario para contrarrestar el omnímodo poder mediático

- Al  poder militar, político, económico, tecnológico… se ha unido en las últimas décadas el poder mediático, de tal alcance que se selecciona la información y se aturde a los ciudadanos, se les amedrenta, inhibe, amilana. Imperceptiblemente, los uniformiza y gregariza.

- En consecuencia, se hace apremiante disponer de tiempo para pensar, para “dirigir nuestra vida”, para decidir sin coacciones ni urgencias. Cada día que pasa es más necesaria “la reapropiación del tiempo”, que tan acertadamente preconiza la Profesora María Novo.

- Y, sólo de este modo, bien despiertos, bien dispuestos, soslayaremos las añagazas de quienes, desde lejanas instancias, promueven ideales e ídolos. Diseñan modas y estilos de vida. Acosan y hostigan a la muchedumbre  para que no piense, para que esté entretenida.

➢ Educación para todos a lo largo de toda la vida: este es el gran objetivo, esta es la solución.


- Educación para pasar de súbditos a ciudadanos, la gran transición.

- Educación para todos, empleando con  diligencia los avances técnicos disponibles: ¿Educación a distancia o sin distancia? La apuesta es convertir la educación  a distancia, materialmente posible, en instrumento de una educación sin distancias, democrática y adaptada a cada uno, una educación que se imparta en todas partes y para todos.  De la educación confinada a grupos de privilegiados a la educación generalizada, gracias a la comunicación interactiva.  A distancia… sin distancias.  Sin límites de edad: acceso a la Universidad con más de 25 años.  “El último tren” ya no existe. Siempre hay otro más tarde.


- En el mismo sentido, los estudios y entrenamiento para adultos y mayores, más importantes a medida que la longevidad aumenta (1) . Más años a la vida, más vida a los años.(1) European Journal of Education, 44/3, sep. 2009).


 - He dejado para el final lo que debe ocupar, transversalmente también, un lugar de  especial relieve: la educación artística, para la expresión sin cortapisas de la capacidad creadora. (ANPE, diciembre de 2009).


➢ Desde el primer momento deben conocerse los puntos de referencia para orientar el comportamiento cotidiano, los asideros “morales”: es esencial la Educación en los Derechos Humanos y la Democracia (2).(2) (Montreal, 1993; Conferencia sobre Derechos Humanos, Viena 1993)

- Toda la Declaración de los Derechos Humanos gira alrededor del concepto esencial de la igual dignidad humana. En su Preámbulo luminoso indica que se trata de “liberar a la humanidad del miedo y de la miseria”. Porque es, ciertamente, el miedo uno de los grandes obstáculos para el cambio de Era: es el miedo el que paraliza, alerta, alarma, induce a la acción irreflexiva cuando quienes atemorizan lo consideran oportuno.  Miedo a unos dioses pavorosos, inquisidores,… a los que, poco a poco, se teme más que se ama.   Miedo a un poder que utiliza todo tipo de resortes –sobre todo, mediáticos– para,   como   escribió   Enrique  Badosa,   “someter   el pensamiento”.

- La formación analítica y capacidad crítica forman parte del “pensamiento insurgente”, indócil, que se adquiere a base de no “dejarse llevar”, de no ser hoja al viento. El que se adquiere con esfuerzo y mérito, como se indica en el artículo 26/2 de la Declaración Universal: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de  la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y  la amistad entre todas  las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”. En el 26/1,  había advertido claramente que “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”.


➢ De la misma forma que hay diferencia entre educación y enseñanza, la hay, y muy notoria, entre educadores y enseñantes. El educador no sólo aporta saberes sino sabiduría, promueve que cada estudiante tome en sus manos las riendas de su destino.


- Es innecesario destacar la importancia de la actualización permanente. De la formación de formadores.

-  E insistir, muy claro y alto, en que la que “educa” no es sólo la escuela. Los progenitores, los familiares, luego los docentes, luego los libros y medios de información.  Es la sociedad entera la que debe procurar una educación adecuada, eliminando - en lugar de ser testigo impasible, - toda aquella publicidad,  programas  televisivos y  virtuales,… que  pueden  afectar negativamente el comportamiento de los niños, jóvenes y adolescentes.


- Se aprovecha cualquier informe, venga de donde venga, para denostar a la escuela y al profesorado.  No valoramos, en España, lo que significa un colectivo de 9 millones de estudiantes y más de 800,000 profesores.  Lo anecdótico y atípico, lógico en un colectivo amplio, se toma en seguida como palanca de la crítica.  ¿Y los padres?  Porque –las madres suelen cumplir mejor– los padres no son asistentes muy habituales a las reuniones de las asociaciones de padres de alumnos. ¿Y los periódicos al alcance de los niños que en sus páginas centrales incluyen anuncios de prostitución, con denigrantes textos y dibujos, especialmente para la mujer?  ¿Y los programas de televisión?  ¿Y los anuncios desvergonzados, inmorales, absurdos? Es necesario ejercer el poder ciudadano: bastaría con que se anunciara, por parte de asociaciones cívicas, que se invita a todos los consideren que todo ello es nocivo para la formación de los niños, adolescentes y  jóvenes, a  que dejen de  adquirir los periódicos o  los productos que de esta forma se anuncian, o los de las firmas que patrocinan los programas de televisión... para que, en muy pocas horas –ya que el lenguaje económico es el único que entienden– se resolviera esta forma de “educación perniciosa” por parte de la sociedad que, además, se daría cuenta de cuánto tiene que mejorar antes de inculpar a los docentes.


➢ Transformaciones radicales(3): (3) Ver “Educación como instrumento para el cambio” en “El desarrollo sostenible”, deMaría Novo, Ed. Universitas 2009.

- Sólo los “educados”, los que se comportan cotidianamente según sus propias decisiones, podrán llevar a cabo estos cambios de hondo calado, sobreponiéndose a la inercia, al inmovilismo, a los formidables poderes de los plutócratas. El nuevo escenario requiere una nueva preparación para ser en él protagonistas y no comparsas.

- Únicamente las personas “responsables y libres” serán capaces de efectuar dichas transformaciones, encarando los desafíos formidables de nuestro tiempo porque, como J. F. Kennedy, creerán que “ningún reto está más allá de la facultad creadora de la especie humana”.

3 Transformaciones más apremiantes en nuestros ámbitos de vida: a grandes rasgos, pueden resumirse así:


– Fortalecer el Sistema “democrático” de las Naciones Unidas, dotándolas de los medios humanos, técnicos, financieros y militares necesarios.
– Elaborar urgentemente leyes internacionales que  eliminen los tráficos (de armas, de drogas, de capitales, de personas!), los paraísos fiscales, y eviten las transgresiones de toda índole, incluidas las que  atentan contra el medio ambiente.
– Evitar que las “democracias” internas de los países más avanzados se basen en la explotación de los recursos naturales (petróleo, gas, coltán, bauxita litio…) o laborales (el caso de China, como ya he indicado, es especialmente alarmante) de  los  países “emergentes”  o  en  vías de desarrollo.
– Transitar decididamente desde una economía de guerra (3,000 millones de dólares al día) a una economía de desarrollo global sostenible(4).(4)Ver “Educación para el desarrollo sostenible” en “Revista de Educación”, número extraordinario 2009,  Ministerio de Educación. :


– alimentos (producción por agricultura, acuicultura y biotecnología).
– agua (obtención de agua por desalinización).
– salud (especialmente neurociencias, y oncología).
– energías renovables.
– medio ambiente, medidas protectoras.
– transporte eléctrico.
– vivienda ecológica.


– No debemos tolerar ni un día más que, al tiempo que se bombardea en lugar de volcarse en ayudas para el desarrollo endógeno, al tiempo que se invierten cifras inmensas en gastos militares y en el “rescate” de las mismas instituciones financieras que son responsables, en buena medida, de las crisis actuales, mueran de hambre, desamparo y olvido más de 70,000 seres humanos, hermanos nuestros, cada día.

¿Podemos?
“Juntos, podemos”,  ha sido –y es, por  fortuna,– el símbolo del cambio posible que representa el Presidente Barack Obama.

3 Acciones más apremiantes en el terrenos educativo:

Es imperativo destacar la importancia que reviste la educación de los valores éticos universales (justicia social, igualdad, solidaridad) en todos los grados académicos para conseguir, a escala local y global, que se repongan en el espacio que nunca hubieran debido ceder a las leyes del mercado.


– Educación para una ciudadanía activa y participativa es esencial para el cambio de época.
– Educación para una cultura de paz(5):  (5)  Ver “Educación y  cultura de paz”, en “Filosofía en Acción”, Sonia París e  Irene Comins, Editorial Universitat Jaume I, Castellón, 2009)

“Una cultura de paz –se establece en el artículo I  de la Declaración y Programa de Acción para una Cultura de Paz, Asamblea General de las Unidas, octubre de 1999– es un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en: el respeto a la vida, el fin de la violencia, la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación; … el respeto pleno y la promoción de todos los Derechos Humanos y las libertades fundamentales; …los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente de las generaciones presentes y futuras; el respeto y la promoción del derecho al desarrollo; el fomento de la igualdad de  derechos y de  oportunidades de  mujeres y hombres; adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones…


En el Programa se indican las medidas para promover una cultura de paz por medio de la educación, por el desarrollo económico y social sostenible; por el respeto de todos los Derechos Humanos; por garantizar la igualdad entre mujeres y hombres; por la participación democrática; por la comprensión, la tolerancia y la solidaridad; la comunicación participativa y la libre circulación de información y conocimientos; por la paz y la seguridad internacionales…

La Ley 27/2005 de 30 de noviembre, de Fomento de la Educación y de la Cultura de Paz, indica claramente que “esta cultura de paz se tiene que implantar a través de potenciar la educación para la paz, la no violencia y los Derechos Humanos, a través de la promoción de la investigación para la paz, de la eliminación de la intolerancia, de la promoción del diálogo y de la no violencia como práctica generalizada en la gestión y transformación de los conflictos…”.

– Paz consigo mismo, en el entorno familiar, escolar, laboral…; con los demás: alteridad, solidaridad, fraternidad; paz con el medio ambiente. Paz en la Tierra,  paz con la Tierra.


– Entender que el por-venir está por-hacer: Todos juntos podemos conseguir un futuro distinto al que conducirían las tendencias actuales. “La mejor manera de predecir el futuro es inventarlo” (Alan Kay). Y para hacerlo se requiere la  movilización popular. “Ese levantamiento en  nombre  de  la defensa de los derechos más elementales –ha escrito Alain Touraine en un excelente artículo, hace unos días (El País, 6 de enero de 2010)– y,  por tanto,  más universales, es la única manera eficaz de  oponerse a  los intereses de los financieros puros y duros… En los diez próximos años corremos el peligro de ser víctimas de nuevas crisis económicas, de un agravamiento del riesgo ecológico y de una confusión política cada vez mayor… La construcción de un nuevo tipo de sociedad… depende antes que nada de nuestra conciencia y de nuestra voluntad… Tenemos que actuar… para transformar la vida política”.


– Enseñar el valor de la palabra: el verbo era al principio (San Juan I, 1-18); y será al final. La voz de los sin voz. La voz debida… “que pudo ser remedio/ y,  por  miedo, /no  fue nada”. El tiempo del silencio ha concluido. La Universidad, las comunidades científica y académica deberán liderar la expresión de la voz “de los pueblos”, como preveía el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas.

Esta Universidad se honró recientemente con la incorporación a su Claustro de Susan George, autora de “El pensamiento secuestrado”, que claramente indica como la necesidad de que ahora sea la sociedad civil la que se exprese con claridad y firmeza. En marzo de 2002 escribí: “Cada día/ es un don/ precioso/ si se vive/ consciente/ cada instante,/ si  no se abandona/ la búsqueda/ y el amor/ no se rinde”. Y en otro poema: “La sumisión/ ha terminado./ Hoy, después de siglos/ de horizontes cercanos,/ de miedo,/ de obediencia,/ la bruma se disipa/ y el mundo entero/ aparece a nuestra vista,/ al tiempo que la vida/ cobra un valor/ incalculable,/… ./A partir de ahora/ se hará realidad/ la radical igualdad/ de los seres humanos. /A partir de ahora,/ ciudadanos plenos/ y no súbditos.”


– “Deberíamos compartir la palabra como si fuera pan”, ha escrito EduardoGaleano en “Los mapas del alma no tienen fronteras”. “… Para no ser mudos hay que empezar por no ser sordos”, añadía. El encuentro, la palabra, la escucha…

– La fuerza educativa de la palabra. De la fuerza a la palabra, la gran transición para este nuevo comienzo que constituye nuestro anhelo, nuestro legado a las generaciones venideras, nuestro compromiso supremo.


➢ Quiero concluir con unos preciosos versos de una preciosa mujer-horizonte, Rigoberta Menchú: “No tenemos otro camino más que soñar juntos, luchar juntos y volver a reinventar la esperanza de la humanidad, juntos”.


➢ “Será al fin la palabra / la que guiará / los pasos del mundo”.

Madrid, enero 2010