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Discurso del profesor Federico Mayor Zaragoza “Educación para un nuevo comienzo”Con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Educación por la UNED | ||
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Excmo. y Magnífico Señor Rector de la UNED, Señoras y Señores, Vicerrectores y Decanos,
Deseo, a continuación, decirles que, como era de esperar, la Laudatio de la Profesora María Novo ha sido tan bella, tan densa y tan amigable a la vez, que puedo asegurarles que, conociéndome a mi mismo, procuraré llegar a parecerme, con ahínco, a la persona que, con su voz y estilo inconfundibles, acaba de describir. ➢¿Época de cambios o cambio de época? En diciembre de 1918, al término de la primera Gran Guerra, el Presidente Wilson, de los Estados Unidos, horrorizado por aquel enfrentamien- to que había llevado hasta la extenuación de los ejércitos, con millones de muertos, propuso el “Convenio por la Paz Permanente” y la creación de una Sociedad de Naciones para poder resolver por medios diplomáticos los conflictos que se presentaran en el futuro. Pero la aplicación del perverso refrán “Si quieres la paz, prepara la guerra”, tanto por los aliados europeos como por la potentísima industria de su país, hicieron que sus pretensiones decayeran rápidamente y se debilitaran progresivamente las capacidades de actuación de la Sociedad de Naciones, echando por tierra los sueños del Presidente norteamericano y de todos los que habían confiado en que la Gran Guerra que acababa de terminar sería la última. Y así, en 1939, para vencer al fascismo de Hitler y de Mussolini y al imperialismo japonés, tuvieron que aliarse el capitalismo y el comunismo. En 1944, el Presidente Franklin Delano Roosevelt, acuciado por la enfermedad que padecía y considerando que la humanidad no debería padecer nunca más una confrontación tan abominable, con prácticas de exterminio, genocidio y holocausto, se anticipa al término del conflicto creando, en Breton Woods, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial para la Reconstrucción y el Desarrollo (BM), y la FAO, urgido por lo que era la necesidad más apremiante: asegurar la alimentación de todos. En 1945, en San Francisco, se fundan las Naciones Unidas, con la función de “evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”. Y, en poco tiempo, las instituciones encargadas de la salud, la educación, la ciencia y la cultura, el desarrollo… van completando el Sistema, de tal modo que se asegure el eficiente cumplimiento de su misión. “Nosotros, los pueblos…”, persuadidos de que “todos los seres humanos son iguales en dignidad”, como establecen la Constitución de la UNESCO y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, nos disponíamos a compartir bienes y conocimientos y a poner en práctica los “principios democráticos” de la justicia, libertad y solidaridad “intelectual y moral” que, desde el Preámbulo de la Constitución de la UNESCO, se proponían como ejes de la acción del conjunto del Sistema. La competición entre las dos superpotencias impidió que se llevaran a cabo las excelentes Recomendaciones que el conjunto de las Naciones Unidas no cesaba de proclamar. Se inicia la sustitución de las ayudas por los préstamos, la cooperación por la explotación, el férreo dominio de Norteamérica y de la Unión Soviética en sus respectivos ámbitos. Era la “Guerra Fría”. En América Latina, el “paul macarthysmo” conduce, como un caballo desbocado, a actuaciones de injerencia tan graves, tan inadmisibles, como las de la “operación Cóndor”, con la que juntas militares desplazan a las autoridades nacionales para asegurar, a través de matanzas horribles, la no proliferación del comunismo. Cuando, por fin, sin una sola gota de sangre, el inmenso imperio soviético se hunde, con el Muro de Berlín en 1989, parece llegado el momento del gran cambio. Nelson Mandela, pasa en pocos meses de 27 años de cautiverio –los últimos en la isla de las Serpientes, en Rubben Island, frente a Ciudad del Cabo– a ser Presidente de Sudáfrica, con la complicidad de Frederick De Clerk, superando el terrible apartheid racial que había estimagtizado durante tantos años la vida de su país. Y, así, empieza un nuevo amanecer para el conjunto del pueblo africano. Y los procesos de paz en El Salvador, Guatemala, Mozambique… Todo parecía indicar que había llegado el momento de la inflexión, “de los dividendos de la paz”, de los Derechos Humanos, de la igual dignidad de todos los habitantes de la Tierra, de distribuir la riqueza! No fue así. Encaramados en el poder, líderes miopes arro- gantes desoyeron a los intelectuales, los creadores, a los poetas… logrando que los pueblos, la sociedad, permanezca, una vez más, silenciosa, testi- monial, inaparente, irrelevante. La comunidad científica y académica alzan fugazmente la voz, como en 1979, cuando la Academia de Ciencias de los Estados Unidos advierte severamente del riesgo que representa la producción de anhídrido carbónico por el uso exagerado de combustibles fósiles así como la reducción de la recaptura del mismo debido a la progresiva degradación de las aguas marinas, auténticos “pulmones” de la Tierra. Estas voces, y otras que advertían de una posible irreversibilidad de algunos de los procesos que se estaban desencadenando debido a la actividad humana, fueron contrarrestadas inmediatamente por el “ruido” de seudo-científicos a sueldo de grandes consorcios petrolíferos… Y así, realizando una barbaridad tras otra, se debilitó el multilateralismo y grupos plutocráticos (G-6, G-7, G-8…G-20) fueron detentando el poder a escala mundial. Se multiplicaron los tráficos de armas, drogas, capitales, personas… amparados por los paraísos fiscales, se minusvaloró el empleo de energías renovables, se deslocalizó buena parte de la capacidad productiva en países como China, sin tener en cuenta las deplorables condiciones laborales, movidos los “globalizadores” exclusivamente por los menores costos, es decir, los mayores beneficios, por la “codicia e irresponsabilidad”, utilizando las mismas palabras del Presidente Obama.
Las crisis pueden ser una oportunidad: ¿Se expresará al fin el poder ciudadano, ahora que puede hacerlo –porque tiene conciencia global, sistemas de participación no presencial y más mujeres en la toma de decisiones– y conseguirá que sean, como tan lúcidamente se estableció en la Carta de las Naciones Unidas en 1945, “los pueblos”, los que fortaleciendo genuinas demo- cracias logren que no se trate exclusivamente de una época de cambios sino de un cambio de época? ➢ Hay generaciones –ha dicho Nelson Mandela– a las que les corresponde asumir transformaciones radicales,… tener la lucidez y la audacia de cimentar el otro mundo posible que anhelamos. | ||
En relación al primero abordaba los problemas demográficos; el escándalo de la pobreza y de la marginación; cambiar la ciudad, cambiar la vida; el porvenir de los transportes urbanos; las mujeres mueven el mundo; y la lucha contra la droga. En el contrato natural, desarrollarse junto con la Tierra; el desierto crece; ¿será el agua tan corriente?; ¿habrá comida para todos?; la biotecnología en la alimentación de la humanidad; y la “revolución de la eficiencia energética”. En relación al contrato cultural, la revolución de las nuevas tecnolo- gías; el libro y la lectura; un patrimonio en peligro: las lenguas; y la educación en el horizonte del 2020. Finalmente, en el capítulo dedicado a un nuevo contrato ético, trataba los siguientes temas: ¿habrá “milagro africano”?; los dividendos de la paz y la seguridad planetaria; el futuro del Sistema de las Naciones Unidas; y una cultura de paz. A modo de conclusión, el último capítulo se titulaba “Por una ética del futuro”. Esto es, en efecto, lo que necesitamos con urgencia: diseñar el futuro de la humanidad discurriendo por unos raíles éticos universales, adoptados por todos. ➢ Sí, es necesaria una buena “hoja de ruta”, porque: “nunca hay buen viento para quien no sabe a dónde va”: para ir a donde queremos ir, es precisa una elección incondicional de rumbos; actuar según las propias reflexiones; ser independientes, “libres y responsables”, citado de nuevo en la Constitución de la UNESCO.
- Independientes y libres en cada enfoque, porque al filo exacto de las luces y de las sombras se halla la libertad… creer y no creer, asentir y disentir… Nunca el “porque sí”, el dogmatismo, el fanatismo… Todo debe ser fruto del raciocinio. Vivir en la incertidumbre, en la duda, decidiendo cada uno por sí mismo, es lo que proporciona la autoestima. La felicidad es proporcional a la independencia de criterio, a no aceptar imposiciones de índole alguna, a no actuar al dictado de nadie.
- Educación es “dirigir con sentido la propia vida” (Francisco Giner de losRíos). La enseñanza proporciona, sobre todo con el ejemplo, aptitudes y actitudes que promueven el desarrollo de las facultades exclusivas de los seres humanos.
Aprender a conocer a hacer “La vida es formas sin fin”,escribió Darwin en su bloc de notas, en las Islas Gálapagos. No sabía la trascendencia que, incluso desde un punto de vista fisio-patológico, tenía esta aseveración. Formas sin fin, diversidad hasta el límite de la unicidad biológica e intelectual de cada ser humano. La diversidad cultural es nuestra riqueza. Estar unidos por unos principios éticos universales, nuestra fuerza. - A estos cuatro pilares me gusta añadir el de “aprender a emprender”. He contado muchas veces que en el emblema del Condado de Oxford figura la inscripción en latín “Sapere aude”: ¡atrévete a saber!…Y saber atreverse, porque de otro modo, nuestro conocimiento,nuestra experiencia, estos tesoros de cada ser humano, corren el riesgo de permanecer inéditos.
- Conocimiento para consejo y anticipación; cercanía con los demás, con las instancias de Gobierno (local, comunitario, nacional, mundial), con los Parlamentos… - La prevención, la gran victoria… aunque invisible. No me canso de repetir la sentencia del Doctor Bernard Lawn, Premio Nobel de la Paz en 1985: “Sólo en la medida en que seamos capaces de ver los invisibles seremos capaces de hacer los imposibles”. - La prospectiva, la torre de vigía, papel irrenunciable de la Educación Superior.
- Al poder militar, político, económico, tecnológico… se ha unido en las últimas décadas el poder mediático, de tal alcance que se selecciona la información y se aturde a los ciudadanos, se les amedrenta, inhibe, amilana. Imperceptiblemente, los uniformiza y gregariza. - En consecuencia, se hace apremiante disponer de tiempo para pensar, para “dirigir nuestra vida”, para decidir sin coacciones ni urgencias. Cada día que pasa es más necesaria “la reapropiación del tiempo”, que tan acertadamente preconiza la Profesora María Novo. - Y, sólo de este modo, bien despiertos, bien dispuestos, soslayaremos las añagazas de quienes, desde lejanas instancias, promueven ideales e ídolos. Diseñan modas y estilos de vida. Acosan y hostigan a la muchedumbre para que no piense, para que esté entretenida. ➢ Educación para todos a lo largo de toda la vida: este es el gran objetivo, esta es la solución.
- Educación para todos, empleando con diligencia los avances técnicos disponibles: ¿Educación a distancia o sin distancia? La apuesta es convertir la educación a distancia, materialmente posible, en instrumento de una educación sin distancias, democrática y adaptada a cada uno, una educación que se imparta en todas partes y para todos. De la educación confinada a grupos de privilegiados a la educación generalizada, gracias a la comunicación interactiva. A distancia… sin distancias. Sin límites de edad: acceso a la Universidad con más de 25 años. “El último tren” ya no existe. Siempre hay otro más tarde.
- Toda la Declaración de los Derechos Humanos gira alrededor del concepto esencial de la igual dignidad humana. En su Preámbulo luminoso indica que se trata de “liberar a la humanidad del miedo y de la miseria”. Porque es, ciertamente, el miedo uno de los grandes obstáculos para el cambio de Era: es el miedo el que paraliza, alerta, alarma, induce a la acción irreflexiva cuando quienes atemorizan lo consideran oportuno. Miedo a unos dioses pavorosos, inquisidores,… a los que, poco a poco, se teme más que se ama. Miedo a un poder que utiliza todo tipo de resortes –sobre todo, mediáticos– para, como escribió Enrique Badosa, “someter el pensamiento”. - La formación analítica y capacidad crítica forman parte del “pensamiento insurgente”, indócil, que se adquiere a base de no “dejarse llevar”, de no ser hoja al viento. El que se adquiere con esfuerzo y mérito, como se indica en el artículo 26/2 de la Declaración Universal: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”. En el 26/1, había advertido claramente que “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”.
- E insistir, muy claro y alto, en que la que “educa” no es sólo la escuela. Los progenitores, los familiares, luego los docentes, luego los libros y medios de información. Es la sociedad entera la que debe procurar una educación adecuada, eliminando - en lugar de ser testigo impasible, - toda aquella publicidad, programas televisivos y virtuales,… que pueden afectar negativamente el comportamiento de los niños, jóvenes y adolescentes.
- Únicamente las personas “responsables y libres” serán capaces de efectuar dichas transformaciones, encarando los desafíos formidables de nuestro tiempo porque, como J. F. Kennedy, creerán que “ningún reto está más allá de la facultad creadora de la especie humana”. 3 Transformaciones más apremiantes en nuestros ámbitos de vida: a grandes rasgos, pueden resumirse así:
¿Podemos? 3 Acciones más apremiantes en el terrenos educativo: Es imperativo destacar la importancia que reviste la educación de los valores éticos universales (justicia social, igualdad, solidaridad) en todos los grados académicos para conseguir, a escala local y global, que se repongan en el espacio que nunca hubieran debido ceder a las leyes del mercado.
La Ley 27/2005 de 30 de noviembre, de Fomento de la Educación y de la Cultura de Paz, indica claramente que “esta cultura de paz se tiene que implantar a través de potenciar la educación para la paz, la no violencia y los Derechos Humanos, a través de la promoción de la investigación para la paz, de la eliminación de la intolerancia, de la promoción del diálogo y de la no violencia como práctica generalizada en la gestión y transformación de los conflictos…”. – Paz consigo mismo, en el entorno familiar, escolar, laboral…; con los demás: alteridad, solidaridad, fraternidad; paz con el medio ambiente. Paz en la Tierra, paz con la Tierra.
Esta Universidad se honró recientemente con la incorporación a su Claustro de Susan George, autora de “El pensamiento secuestrado”, que claramente indica como la necesidad de que ahora sea la sociedad civil la que se exprese con claridad y firmeza. En marzo de 2002 escribí: “Cada día/ es un don/ precioso/ si se vive/ consciente/ cada instante,/ si no se abandona/ la búsqueda/ y el amor/ no se rinde”. Y en otro poema: “La sumisión/ ha terminado./ Hoy, después de siglos/ de horizontes cercanos,/ de miedo,/ de obediencia,/ la bruma se disipa/ y el mundo entero/ aparece a nuestra vista,/ al tiempo que la vida/ cobra un valor/ incalculable,/… ./A partir de ahora/ se hará realidad/ la radical igualdad/ de los seres humanos. /A partir de ahora,/ ciudadanos plenos/ y no súbditos.”
– La fuerza educativa de la palabra. De la fuerza a la palabra, la gran transición para este nuevo comienzo que constituye nuestro anhelo, nuestro legado a las generaciones venideras, nuestro compromiso supremo.
Madrid, enero 2010 | ||