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Discurso del profesor Xesús Alonso Montero

Con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Filología por la UNED


"Cómo cantaron e contaron a Miguel Hemández os poetas galegos nos anos do franquismo"

"Cómo cantaron y contaron a Miguel Hemández los poetas gallegos en los años del franquismo"

Excelentísimas e ilustrísimas autoridades académicas, señoras y señores claustrales de esta Universidad, señoras y señores:

El protocolo sugiere que el doctorando agradezca la distinción académica de que fue objeto, pero, en mi caso, las palabras de gratitud, preceptuadas o no por el protocolo, están dictadas por el corazón. Fue Publilio Siro quien afirmó que es un sacro deber no olvidar a aquellos que nos favorecieron. Lo dijo en latín y a mí me conforta manifestar en latín mi agradecimiento a los colegas que tanto se comprometieron en concederme este reconocimiento: "grato animo, ex tato carde, ex abundantia cordis" (en mi libérrima traducción: "con espíritu agradecido, de todo corazón, desde la caudalosa generosidad de mi corazón").

Escogí el tema que les vaya exponer no solo por ser el presente año el del centenario del nacimiento del gran poeta y honorable ciudadano Miguel Hernández, sino porque las cuestiones que en él abordo tienen una estrecha relación con algunas de las ocupaciones y preocupaciones más presentes en mi bibliografía: relacionar a los escritores gallegos con escritores de otras tierras de España, interesarme por el hecho literario gallego y no gallego tal como se produjo en las duras coordenadas del franquismo y navegar por las páginas literarias de unos u otros autores desde premisas engelsianas y gramscianas.
 
Cómo cantaron y contaron a Miguel Hernández los poetas gallegos en los años del franquismo

No hace falta ser especialista en dictaduras políticas para saber que no era fácil, en la Era de Franco, mencionar o glosar, públicamente, ciertas realidades. De hecho, durante mucho tiempo, fue muy difícil, cuando no imposible. En principio, casi todo estaba prohibido o era peligroso, incluidas no pocas páginas de excelsos escritores españoles del siglo XX, entre ellos, Antonio Machado, Federico García Larca y Miguel Hernández, "el tríptico del sacrificio", como se ha dicho acertadamente.

Ya entrando de pleno en las realidades literarias, cabe preguntarse: Los poetas españoles posteriores a la Guerra Civil ¿qué lectura hicieron de las páginas literarias de estos tres escritores y, sobre todo, de sus vidas, de determinados momentos de sus biografías? Sabido es que se trataba de tres voces muy vigiladas o administradas por los vencedores de la Guerra, y era así porque estos tres preclaros escritores simbolizaban superlativamente, en su literatura, en su vida y, también, en su muerte, a la España de los vencidos.

En este breve estudio navegaré par textos poéticos inspirados por Miguel Hernández, tanto por su biografía como por su bibliografía. Para una buena comprensión de la cada texto conviene conocer la fecha de la edición y, sobre todo, el lugar donde se imprimió el texto, residiera el autor en la España de Franco o en la España peregrina, es decir, en algún territorio del exilio exterior donde la libertad de expresión estaba a años luz de la ejercida por los escritores en el exilio interior. También haremos referencia a textos escritos en España que no se publicaron: por ser impublicables.

El primer poema que conozco se escribe y se publica en enero de 1943, meses después de la muerte de Miguel, en un territorio de la diáspora. Su autor, Lorenzo Varela, comunista y comisario político en la guerra, como Miguel, recuerda un encuentro en una dura situación bélica:

Después te vi unos días por noviembre,
-Madrid era un frutal manzano bombardeado-
en un invierno, de tan triste, humano:
Parecías Miguel, itÚ, de Orihuela!
un árbol aterido
[ ... ]

Eras ya por entonces tan soldado
que sonaban tus versos a batallas.

Se publicó este "Duelo en tres cantos por la muerte de Miguel Hernández" en la revista porteña De mar a mar, que Lorenzo Varela codirigía. Contenía una ilustración de Lottilio Rossi, artista italiano antifascista refugiado en la Argentina. Serrano Plaja, otro exiliado). Del poema de Varela, "Duelo en tres cantos ... ", solo se publica, en ese número, el "Canto primero". Los bibliógrafos ignoran si el autor llegó a publicar, en otra revista, los cantos II y 111. La revista le dedicará buena parte del nº 1 (diciembre, 1942) a nuestro poeta: "Égloga fúnebre ... a la memoria de M. H." (fragmento), selección de El rayo que no cesa, dibujo del pintor gallego Manuel Colmeiro ...>

Imposible publicar estos y otros versos del "Duelo" en la España de 1943, estando aún calientes las cenizas de Miguel y en pleno vigor las manías inmisericordes de los vencedores con mando en la plaza.

En Pontevedra, Antonio Odriozola, bibliotecario de la Misión Biológica de Galicia y gran bibliógrafo, organizó unas actividades hernandianas en 1967, durante el XXV aniversario del poeta. La muestra bibliográfica, muy numerosa, fue pionera en España (El Ateneo de Pontevedra, la institución responsable de estas jornadas hernandianas, publicó un folleto de 12 páginas con el título Catálogo de la exposición bibliográfica Miguel Hernández, ordenada y preparada por Antonio Odriozola). En el presente trabajo interesa destacar el recital, no tanto por los poemas de Miguel, sino por los escritos presentados para la ocasión por Manuel Cuña Novás , Manuel Lueiro Rey y Arcadio López-Casanova , joven poeta lugués del que se leyó, el 14 de diciembre de aquel año su "Recordatorio para Miguel Hernández". Que se sepa, es el primer poema en lengua gallega suscitado por el escritor homenajeado. El poeta lugués interpela al propio Miguel Hernández, a veces en términos como estos:

que tamén estamos cansos de mañás sin espranza.

Antes ya le había preguntado:

Deica cándo vivir con ista morte?

Nuestro poeta, un joven por entonces, dialoga, en 1967, sobre la miseria espiritual de España con un poeta que fue víctima, veinticinco años atrás, de esta miseria, contra la que se había revelado. A pesar de todo, el "Recordatorio" se leyó en el homenaje de Pontevedra y se publicó, ese mismo año, en el primer libro del autor, Palabra de honor 

Es de justicia señalar que Arcadio López-Casanova, el joven antifranquista que a los veinticinco años se interesó, no sin riesgo, por Miguel Hernández, fundamentalmente por el poeta cívico, pasados los años, ya docto profesor de Literatura española en la Universidad de Valencia, sin desatender los magníficos y rotundos acordes de la musa civil hernandiana, escribió páginas esclarecedoras sobre la poesía total de Miguel. Bastaría citar el libro Miguel Hernández, pasión y elegía

Para el homenaje de Pontevedra, Manuel Lueiro Rey, comunista clandestino por entonces, escribió cinco sonetos en castellano, pentaedro poético no ajeno a la fuerza de los sonetos del autor de El rayo que no cesa e, incluso, a algunos de sus recursos: "Hermano: como tú, pastor de brega / me apoyo en el dolor ... [ ... ] Siento que sabe a tierra mi costado" ... . El vigoroso pentaedro finalizaba con estos dos versos: < Me comunica Luís Cochón que, en el acto, Lueiro, el autor, solo leyó dos sonetos, el I Y el V, y que fue él mismo quien leyó los otros tres>

y quisiera tenerte hoya mi lado
para saber que nunca te han vencido.

Sé, por don Alfonso Zulueta, presidente del Ateneo pontevedrés, institución organizadora del homenaje, que el gobernador civil de la provincia autorizó las jornadas hernandianas con muchas reservas y que, después del recital, hubo de prohibir el resto de las actividades. Era la lógica de aquel tiempo en las esferas oficiales.

Lueiro Rey publicó los cinco sonetos, cuatro años después, en su libro La noche espera al alba, en una editorial de Buenos Aires, Botella al Mar, que dirigían dos ilustres exiliados gallegos, Luís Seoane y Arturo Cuadrado. En ese volumen figura un poema, "Agonía de España", que comienza:

Amaneció temprano.
Salí a la tierra con la memoria al hombro,
pisando los barbechos.
iAlgo había en la tierra que l/oraba!
El sol, ardiendo,
me sacudió la herida de la frente,
y el corazón en vi/o me trajo hasta los labios
sabor de sangre humana.
iMiguel!
iAntonio!
iFederico!

Se trata de Miguel Hernández, de Antonio Machado y de Federico García Lorca, tres nombres, tres emblemas, en este texto, que constituían una acusación, impublicable quizás, en la España de 1971.

Era publicable, y se publicó por tanto en ese año, una magnífica semblanza que Pura Vázquez hizo del poeta, que finaliza con esta hermosa declaración: 

... Dame tu mano,
tu mano quieta, tu bordón, que yo iré
con mi lámpara ardiendo de estrella en estrella
antorcha viva mi corazón para cercar tu soledad,
huella ardiente en tránsito por los caminos de tu sueño,
por lontananzas y auroras con mi pequeña vestidura.

Pura Vázquez, excelente poeta en gallego y en castellano, fue, en sus explicitaciones, durante toda su vida, la menos antifranquista de los escritores convocados en el presente estudio.

Permítanme, señoras y señores, que retroceda ahora a 1968, un año después del importantísimo homenaje pontevedrés. Al final de aquel año, un alumno nuestro en el Instituto Masculino de Lugo, Darío Xohán Cabana, por entonces un joven de dieciséis años, escribe "Recordo para Miguel Hernández" que firma el 30 de octubre, o sea, "no 58 aniversario da súa nacencia", como aclara en nota al margen el autor. Les ofrezco, señoras y señores, la décima final del poema en el que nuestro poeta adolescente se dirige al "gigantesco bardo":

Poeta, a miña Galicia
Que parira o dictador,
Renega del con furor
E pide voz e justicia,
Renega de súa inmundicia
De ese monstro sanguinario
Que fixo campo mortuario
De toda a terra de España,
E mentras viva a süa seña
Non estarás solitario.

Darío Xohán Cabana, luego poeta incipiente no exento de deficiencias literarias, es hoy una de las personalidades más ricas de las Letras gallegas por sus aportaciones en el campo de la poesía, en el de la narrativa y en el de la traducción, este particularmente valioso. Tradujo con notable decoro lo mejor del "dolce stil nuovo" y de la obra de Petrarca, labor a la que se debe, en parte, su habilidad como sonetista en gallego. No hace mucho Cabana confesaba, refiriéndose al año 1968: " ... en aquel tiempo leí también mucha literatura castellana: Miguel Hernández, que me seducía enormemente, además era el antifranquismo, era casi Dios, era el poeta mártir ..."

Desde hace bastante tiempo, Cabana se declara independentista gallego y comunista. En cuanto a los versos hernandianos de 1968, totalmente fuera de la ley en las coordenadas de aquel tiempo, no eran publicables por entonces ni, por lo que fuera, llegaron a publicarse más tarde. Yo poseo el manuscrito autógrafo. Hoy, cuarenta y dos años después, se exhuman estos versos.

Compañero de curso de Daría Xohán Cabana era Xesús Rábade Paredes, tres años mayor. Rábade, antes de ser alumno mío en sexto curso, lo fue, en el mismo Instituto de Lugo, de una joven y extraordinaria profesora de Literatura, María Victoria Moreno Márquez , extragallega que, pocos años después, se convertiría en una narradora en gallego con miles de devotos lectores. Fue ella la que inició a Rábade en el universo de Miguel Hemández, sobre todo en el Miguel de Viento del pueblo, libro que, editado por Losada, en Buenos Aires, circulaba clandestinamente en España. Xesús Rábade, de humilde condición familiar, como Miguel, se sintió arrebatado por aquellos versos en la voz de la joven y entusiasta profesora, y oyendo la Miguel Hernández descubrió que era poeta y, como poeta "in modo hernandiano", escribe su primero libro, Xuntos cara a mañán, que publica en Lugo, a los veinte años, en 1969 . Fue apadrinado, con un entusiasta prólogo, por la profesora Moreno Márquez. El libro también contiene poemas en castellano, en uno de los cuales, el soneto "A Miguel Hernández", declara su juvenil fervor, como acontece en el primero terceto:

Mas vives, sin embargo. no te fuiste.
Te voy desenterrando y recibiendo
y bebo la amargura que bebiste.

Hoy Xesús Rábade Paredes es una de las más importantes voces poéticas de Galicia, y, como Daría Xohán Cabana, un inteligente y vital cultivador del soneto, género en el que ambos no son ajenos al magisterio de Miguel Hernández.

En las mismas Conversaciones hace estas declaraciones: " ... y también hice unos poemas en castellano siguiendo la manera de Antonio Machado y de Miguel Hernández ... " (p. 43); "Entre os gongoristas españois modernos houbo causas mal grandes. Miguel Hernández era un poeta caralludo, tenso e firme, e ben delineado ...(p. 125).

De 1968 es "Recuerdo de Miguel Hernández", poema de Bernardino Graña, catedrático de Literatura de Instituto que acababa de cumplir treinta y seis años. Los muestran versos como estos:

¿Qué pasou? ¿Quén prohibiu a libertade?
¿Quén meteu contra o azul do mar as cárceles,
contra o amor tanto odio, contra o día
tanta noite tristeira e solitaria?
¿Quén cismou fusilar ó irmán soldado?

Este alegato de 1968, que se escribió en la España de Franco, tuvo que publicarse fuera, en México, en el número 4 de la revista Caminos, que dirigían en aquel territorio del mundo hispano un grupo muy activo y valioso del exilio republicano gallego.

De 1967 es un soneto en castellano inserto en un artículo titulado "Si llama polvo, aunque Miguel se llame", cuyo autor, hoy abogado muy ilustre y hombre de Letras con cultura literaria y estilo, Alfonso Álvarez Gándara, aclaraba el nueve de mayo de 1976, fecha de la publicación (La Voz de Galicia), que había enviado este texto (en el año 1967) "a no menos de quince periódicos y revistas". Por carta suya sé que uno de los inquisidores fue el director de Faro de Vigo, que se llamaba Álvaro Cunqueiro (30-3-2004), autor, en su día, de un soneto a José Antonio Primo de Rivera ("Soneto a José Antonio", en Corona de sonetos en honor de José Antonio Primo de Rivera, Barcelona, Ediciones Jerarquía, MCMXXXIX, p.4).

Hay un texto más, un largo romance, sin duda el poema más cuestionadar del franquismo y de los responsables del calvario y del mísero final del poeta Miguel Hernández. Es, sobre todo, un alegato contra el inmisericorde nacionalcatolicismo de los primeros años de la Posguerra, alegato que apunta, a veces, al vicario Luis Almarcha, a quien el romance hace responsable de la tortura moral a que fue sometido el ciudadano Miguel Hernández en el último mes de su existencia. Como consecuencia de ese implacable y obstinado acoso, Miguel, ya sin defensas físicas y psíquicas, casi sin enterarse, se casó por la Iglesia y recibió, ya en la agonía, las ayudas espirituales. El romance habla bien claro:
 
[ ... ]
Ya sin resortes Miguel,
cuando la vida se escapa,

aquel ser, casi inconsciente,
sucumbió a la jugada,
a la astucia del hisopo,
a la agresión perpetrada

por Vicarios sin honor,
secuestradores de almas,
por curas muy sibilinos
que no se paran en nada.

Veinticuatro días antes
de fallecer el poeta,

Miguel más muerto que vivo,
en una celda siniestra,
fue empujado a la farsa
de casarse por la Iglesia,

la Iglesia del vencedor
que es la Iglesia de la fuerza.
[ ... ]

Yo poseo un mecanoscrito de este romance inédito que me entregaron, en 1973, dos ex alumnos del Instituto de Lugo: Rafael Bárez y Luís Macía Salgado. Bárez, que no carecía de talento literario, es -pienso- uno de los autores de esta diatriba contra los "verdugos de Miguel Hernández". Así, con estas palabras, me entregaron el texto hace tantos años. No sé si Macía Salgada colaboró con algún adjetivo fuerte, pero claro está que el romance procede, en lo esencial, de la factoría del Instituto masculino de Lugo donde la biografía y los versos de Miguel Hernández estaban muy presentes, más, quizás, de lo que aconsejaban las circunstancias de aquellos años oscuros y pobres.


Madrid, marzo 2010