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Discurso del profesor Humberto López Morales

Con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Filología por la UNED


El Diccionario de americanismos: un antiguo proyecto académico hecho al fin realidad

Hace ya muchos años, un entonces joven catedrático de la Universidad de Puerto Rico fue invitado por Antonio Quilis a redactar unos materiales didácticos sobre gramática generativa para los estudiantes de la UNED. Trabajé en aquel encargo con particular esmero, ya que era la primera vez que se redactaba directamente en español un manual sobre esa materia. Ya sabía yo por entonces lo que era y significaba la Universidad Nacional de Educación a Distancia, porque el amigo Manuel Criado de Val, primer Decano de su Facultad de Filología, me lo había explicado con todo detalle.

Después siguieron otros materiales sobre el español de América, y más tarde, cursillos -tanto en la sede central como en diferentes centros asociados de la UNED en la geografía española-, conferencias in situ y grabadas, videoclases, simposia y congresos internacionales y dirección de tesis doctorales. La UNED, en una palabra, está estrechamente unida a mi carrera profesional. Le agradezco, por lo tanto, y siempre lo agradeceré, que hubiese confiado en mí desde muy temprano y que me hubiese permitido crecer, casi juntamente con ella, en mi faceta universitaria.

Es por ello por lo tanto que, en estos momentos, en que recibo el alto y preciado galardón del Doctorado honoris causa de esta Casa de estudios, no puedo dejar de mostrar mi más sentida gratitud a tan noble institución: gracias a los departamentos y a los colegas de Lengua Española y Lingüística General y de Literatura Española y Teoría de la Literatura, a la Junta de la Facultad de Filología y a su Ilustre Decano, a la Junta de Gobierno de la UNED y, muy especialmente, a su Rector Magnífico, Excelentísimo Señor, D. Juan Gimeno. A todo ellos, gracias infinitas.

* * * *

1. Los orígenes y los intentos posteriores

Hace ya algo más de cien años, en el seno de la Real Academia Española, nació la feliz idea de elaborar un diccionario de términos americanos, de recoger, en la medida de lo posible, ese gran caudal léxico, nacido en esas tierras o aposentado en ellas con nuevos significados, o incluso conservando los originales, cuando estos se olvidaban en su cuna peninsular.

No eran momentos propicios para tan ambiciosa empresa. Faltaban interlocutores, medios de comunicación más expeditos y que naciera la lexicografía moderna, que entonces apenas si se vislumbraba. Aquella idea, que no debemos permitir que se desvanezca en el olvido, durmió un largo sueño. La necesidad de disponer de un gran corpus lexicográfico americano, vacío nunca salvado, aun incluyendo los intentos personales (que fueron pocos a lo largo de más de cien años), se hacía sentir cada vez con más urgencia. La labor esforzada y constante de nuestro Diccionario Mayor, no podía ni debía (dada su naturaleza de diccionario general de lengua) ir más allá de donde iba, y sin embargo, fue el cálido refugio de centenares de palabras nuestras, que así se mantenían con vida. América debe a este Diccionario una detallada y abarcadora monografía sobre su presencia en él a través de los siglos. Porque honrar, honra, como decía el cubano José Martí.

Nuevas esperanzas nacieron en la ciudad de México al fundarse en 1951 la Asociación de Academias de la Lengua Española, inspirada en la política del entonces presidente de ese país, D. Miguel Alemán, que se resumía en estas breves palabras ya muy conocidas: ' En la unión está la fuerza'. Tampoco este momento importante, muy importante, ha sido estudiado a fondo. Pero lo que ahora interesa subrayar es que aquel encuentro quiso resucitar con ahínco el viejo empeño lexicográfico americanista. De nuevo los entusiasmos, a los que ahora se unía, o parecía unirse, el esfuerzo colectivo y el empeño de las 20 academias fundadas hasta entonces, todas menos la Puertorriqueña y la Norteamericana. Esta historia -la de un fracaso- que sí está hecha, pero no con el detalle esperado, se ha convertido en una verdadera lección. Lección difícil que, con modestia y grandes dosis de sentido de la responsabilidad, hemos aprendido muchos.


Es una alegría poder decir a todos que el pasado, pasado es; que si no hay un propósito historiográfico, no vale la pena mirar atrás, como no sea para aprender mejor la lección recibida. Hoy, un conjunto de académicos y de colaboradores, de hombres y mujeres de edades muy variadas, han trabajado incansablemente en la realización de este proyecto tan soñado: nuestro Diccionario de americanismos.

No es una utopía, como había sido hasta ahora, sino una hermosa realidad.

En 1996 Y en Montevideo hay que situar el nacimiento de nuestro proyecto. La suerte quiso que los colegas de la. Academia Nacional de Letras pudieran conseguir, amparados por los festejos que acompañaron a la designación montevideana de 'Capital Cultural de Iberoamérica', los fondos necesarios para celebrar una reunión de trabajo, de la que salió, no sin una labor intensa y tesonera, la piedra fundamental de todo diccionario: un primer borrador de su planta.

La suerte estaba echada. Reuniones posteriores en Santiago de Chile, Buenos Aires y Lima ayudaron a retocar, enmendar, completar y perfeccionar nuestro proyecto, y la mexicana Puebla de los Ángeles, dos años más tarde de celebrada la reunión uruguaya, fue testigo de la aprobación oficial que la Asociación de Academias allí reunida daba a nuestro Diccionario. A partir de entonces, las labores no han cesado.

II. El Diccionario de americanismos: características generales

Este Diccionario de americanismos ha nacido con una vocación de modernidad y rigor. Por ello, procede ante todo la selección y elaboración de los rasgos de una definición integral.

1. Dialectal

La obra es un diccionario del español de América. Se ocupa desde los Estados Unidos, hoy el segundo país del mundo por el número de hispanohablantes, hasta Chile y la Argentina, en el extremo sur del Continente. No se atiende a zonas vecinas, parcialmente ajenas al hispanismo, a pesar de que el forzoso contacto que han tenido y tienen con él las haya llevado a un importante acercamiento cultural y lingüístico. Son buenos ejemplos de ello: Belice, por razón de las migraciones que recibe principalmente de Guatemala y de Honduras; las islas holandesas ABC (Aruba, Bonaire y CuraÇao), por la influencia que ejercen los medios de comunicación públicos de Venezuela, y Brasil, por la reciente implantación de la enseñanza del español en sus escuelas.

2. Diferencial

El DA es diferencial con respecto al español general. En el plano léxico se entiende por 'español general' el conjunto de términos comunes a todos los hispanohablantes (sol, cama, agua, comer ... ) -bastante más del 80 por ciento de nuestro vocabulario-, independientemente de la variedad dialectal particular que se maneje. No se trata, pues, de establecer la contrastividad con el 'español de España', como ha sido habitual hasta ahora. Se ha sido muy cuidadoso con aquellos términos usados en España y en América con acepciones total o parcialmente diferentes. En algunas ocasiones las diferencias son sutiles, pero existen, y por lo tanto les hemos dado entrada en este diccionario. Quedan fuera de las páginas del DA las palabras que, aunque nacidas en América, se usan habitualmente en el español general y aun en otras lenguas (chocolate, canoa, tomate, etc.).

3. Descriptivo

El DA carece de propósito normativo. No da pautas para el 'bien hablar o escribir', ni silencia términos considerados por la comunidad (aunque cada una tiene los suyos) como malsonantes, tabuizados, vulgares, extranjerismos, neologismos, ni palabras que aluden a cuestiones de sexo-género, procedencias, defectos físicos o morales, ni términos de la drogadicción, el narcotráfico, la delincuencia, etc. que pudieran herir alguna susceptibilidad. Aunque se trabaja esencialmente con lengua oral, todas las palabras que aparecen en estas páginas poseen documentación escrita. A ello precisamente obedece que aparezcan términos como inbebe (paralelo a intoma, 'persona que no bebe alcohol'), por ejemplo, que se encuentra en los textos con esta grafía, a pesar de que muestran flagrantes desobediencias a nuestras normas ortográficas. Se podrá observar que también se respetan las diversas variantes gráficas de la misma palabra (moñinga/ muñinga; tollete/ toyete; pichinga/pichingo).


4. Usual

Este diccionario es usual, por lo que recoge términos -sea cual sea su significado- muy usados en la actualidad; también otros cuya frecuencia de uso es baja, más los que han sido atestiguados como obsolescentes, si bien en estos dos casos van caracterizados puntualmente con la marca respectiva. Sin embargo, la colecta de los términos que componen el DA ha tenido que ser selectiva, dado el espacio limitado del que se disponía (un volumen de 2,500 páginas). Nuestra esperanza es que las Academias americanas de la Lengua Española emprendan en breve tiempo la elaboración de una serie de diccionarios nacionales que les permita dar cabida en ellos a aquellos términos que no han podido entrar en estas páginas, de manera que el panorama léxico americano quede reflejado todo lo rico, amplio y variado que es.

 

5. Descodificador

El DA es también descodificador y por ello está diseñado para ayudar al usuario a entender cualquier unidad textual de ese enorme corpus con que hoy cuenta Hispanoamérica, y también, naturalmente, textos orales.

 

6. Actual

El radio de acción del DA abarca los últimos cincuenta años aproximadamente.

 

 

III. El concepto de americanismo léxico

El DA entiende por americanismos léxicos:

1. los lexemas autóctonos de América y, en caso de haberlos, sus derivados:

caite. (Del nahua cact!i, zapatos o sandalias).

I.1. m. Gu, Ha, ES, Ni. Calzado similar a una sandalia o abarca con suela de neumático o cuero, que cubre solo la planta y el empeine del pie.

2. creaciones originales americanas:

sifrino, -a.

I.1. adj/sust. Ve. Referido a persona, lechuguina, de gustos sofisticados o fatuos, y con un cierto aire despectivo frente a los que considera demasiado inferiores. pop.

3. criollismos morfológicos:

abrazadera.

 I.1. f. Mx, Gu, Ha, Ni, Pa, Cu, RO, Ec. Conjunto de abrazos reiterados de una persona a alguien. pop + cult → espon. (abrazada).


4. lexemas de procedencia española con cambio o especificación de contenido semántico:

pito.

II.1. m. Gu, Ni, CR, Pa, Cu, PR, Ve, Ec, Pe, Ch. Cigarrillo de marihuana. drog.

5. arcaísmos españoles vivos en América

caravana.

I.1. f. Mx, Gu. Reverencia, inclinación del cuerpo en señal de respeto.

6. lexemas procedentes de otras lenguas, tanto antiguos en el español americano -afronegrismos, por ejemplo:

matungo.

I.1. m. Ur. caballo de andar. pop ^ fest

como recientes:

jamper (Del  ing. jumper).

1.1. m. 80. Prenda femenina sin cuello ni mangas que, a modo de vestido, cubre el cuerpo hasta poco más arriba de la rodilla y se usa sobre la blusa. pop.

En cambio, no se incluyen en la macroestructura del DA nombres propios, a menos que estén lexicalizados:

julia.

I .1. f. Mx. Furgón de la policía para transportar detenidos. pop + cult →espon

ni derivados nominales (diminutivos, aumentativos, superlativos y despectivos). ni los verbales (participios activos y gerundios), ni adverbios en -mente, amen que sean de formación irregular o que hayan alcanzado un significado diferente. La única excepción a esta decisión son las siglas y los acrónimos, pues algunas razones nos han llevado a aceptarlos: por un lado, que se trata de un diccionario descodificador, y por otro, que las siglas y los acrónimos son hoy en día muy diversos y de frecuencia muy alta en el discurso. Pero, aunque hemos decidido añadirlos, no aparecen en el cuerpo del diccionario, sino en uno de sus apéndices. El DA tampoco da entrada en sus páginas a refranes, pero sí a frases proverbiales.

IV. Las unidades lexémicas

El DA recoge seis tipos de unidades lexémicas: simples y compuestas, fórmulas, unidades complejas, locuciones y frases proverbiales. Todas se caracterizan, no solo las simples, por estar total o parcialmente lexicalizadas. El DA no da entrada en sus páginas a colocaciones, porque no son unidades lexicalizadas y porque su sentido es más que obvio (aplauso atronador).

Los lexemas simples constan de una sola unidad léxica:

banderearse. 

IV.1. intr. prnl. Ec. Pasarse el tiempo una persona yendo de un lugar a otro sin hacer nada. pop + cult→espon.

Los compuestos, también, al menos en la superficie, pero son el resultado de la unión de dos o más palabras: 

cuidapalos. 

I.1. m. Ni, Co, Ec, Bo, Py; Ar, Ur, p.u. En el futbol, jugador que defiende la portería.

Se consideran fórmulas las unidades léxicas no sujetas a flexión, o con muy limitadas posibilidades flexivas, que tengan valor de enunciado retórico, que actúen como introductor de un texto o que cumplan con algunas de las funciones del discurso. Las fórmulas son de tres tipos:

de tratamiento:

angú. (De oro onomat. del balbuceo de un niño). 

a.|| fórm. Ho, Ni, CO. Se usa para dirigirse a un bebé en su etapa de balbuceo. pop.

de comunicación

aló. 

a. || fórm. Gu, Ha, Ni, CR, Pa, Cu, Co, Ve, Ec, Pe, Bo, Ch, Ar, Ur. Se usa para responder una llamada telefónica, iniciar la comunicación, y para establecer
el diálogo tras una interrupción. (haló). a ver; aloja.

y léxicas:

dizque. 

a. || fórm. Bo; Pe, p.u. Se usa para introducir un relato, un cuento, o cualquier tipo de anécdota.


Los lexemas complejos se caracterizan porque su contenido semántica equivale a la suma de los significados de sus integrantes:

agua.
a. ||~agria. f. Ho. En alfarería, agua descompuesta para ablandar la arcilla.

Las locuciones se caracterizan: 1) semánticamente, porque su significado general no coincide con la suma de los significados de las palabras que las integran (a diferencia de los lexemas complejos) y es siempre, total o parcialmente, metafórico; 2) sintácticamente, por corresponder a una clase de palabra (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, interjección, etc.) y por desempeñar (según esta clase de palabra) una función gramatical específica dentro de la oración simple: sujeto, complemento, núcleo verbal, etc.

Hay diferentes tipos de locuciones:

sustantivas:
I. 1. indio.
f.|| ~ viejo. loc. sust. m. Ni. Guiso hecho con masa de maíz, carne y especias.

adjetivas:
boca.
t.|| ~ floja.
ii. loc. adj/sust. P.R. Referido a persona, que habla demasiado.
pop + cult →espon.

verbales:
comerse.
a.|| ~ un garrón.
i. loc. verbo Ar,  Ur. Atravesar alguien una situación difícultosa o desagradable.

adverbiales:
jefe, -a. 

a.|| como ~ loc. adv. Mx. Sin reparos y con descaro y desvergüenza.

interjectivas:
¡macanal
a.||  ia la ~! loc. interj. Ni, Bo. Expresa fastidio o lamentación por algo que sale mal. euf; pop + cult →espon.

y en mucha menor medida, las preposicionales, las pronominales y las conjuntivas.

Las frases proverbiales se caracterizan: 1) semánticamente, porque su significado general no coincide con la suma de los significados de las palabras que las integran, y 2) sintácticamente, por no desempeñar funciones gramaticales dentro de la oración simple, sino que son independientes:

jaula.

a.|| [que linda la - y que feo el pichón! fr. prov. PR.  Indica la existencia de una gran diferencia entre dos elementos lógicamente relacionados. Pop+cult →espon.

 

V. El transcurso de las labores

El proyecto del Diccionario de Americanismos ha podido llegar a un final feliz gracias al esfuerzo y la colaboración de muchas personas, integradas en varias comisiones y equipos.

La Comisión Asesora ayudó sustancial mente, en áreas muy variadas, a quien les habla, Director del proyecto. Hay que agradecer a sus miembros que pusieran a disposición de la obra, sin el menor inconveniente, todo su saber y experiencia en este tipo de trabajo. Sus consejos fueron siempre de total relevancia.


La Comisión Interacadémica, por su parte, bien en reuniones especializadas, como la realizada en el Puerto de Santa María en mayo de 2007, bien vía Internet, también ha contribuido, y de manera sobresaliente, a que este proyecto haya llegado a culminarse.

El Equipo de redacción, en Madrid, integrado por lexicógrafos españoles e hispanoamericanos, cumplió con su cometido de preparar primeros borradores de cada letra. Para ello, además de la experiencia personal, disponían de una serie de fuentes de singular importancia. Se comenzó por revisar detenidamente el Diccionario de la Lengua Española (DRAE) y vaciar a nuestra base de datos todas las palabras americanas, tanto las que aparecen con su respectiva marca diatópica -un total de 28.000 marcas-, como las que incluyen una referencia geográfica en el propio texto de la definición, del tipo 'árbol muy frecuente en los llanos venezolanos'. Además, la versión electrónica actualizada ERI permitió consultar materiales que habían sido aprobados por la Real Academia y que todavía no se encontraban en el Diccionario impreso.


Al margen de esta labor de rescate, debe destacarse el Programa informático ARU ('lengua', en aimara), preparado especialmente para nuestro proyecto, y que reúne los casi 150 diccionarios de americanismos (generales y nacionales) publicados desde 1975 hasta la fecha, más algunos inéditos aún, todo en formato electrónico con excelentes y ricos índices que facilitan cualquier tipo de búsqueda. Al ARU, trabajo sobresaliente del Departamento de Tecnología de la Real Academia, que ha colaborado con mucho entusiasmo y con no pocos medios a este proyecto, debemos una extraordinaria agilización de la labor de los redactores.


De vital importancia para nosotros fueron los trabajos efectuados por nuestros alumnos de la Escuela de Lexicografía Hispánica, que con su conocimiento de las hablas juveniles, enriquecieron notablemente el panorama léxico de nuestros países.  

Todos estos materiales básicos constituyeron un conjunto de luces proyectadas sobre la palabra en estudio, de modo que aunque esta fuera absolutamente desconocida para el redactor, le permitían efectuar un primer abordaje, del posible nuevo artículo. Tanto en el caso de la palabra desconocida, como el de una palabra del español general pero que ha variado su significado América, el redactor estudiaba cuidadosamente los semas que se repetían una cierta constancia en las múltiples definiciones que tenía ante sí, y con ello llegaba a saber cuáles eran fundamentales para los lexicógrafos que se habían ocupado con anterioridad del lema en cuestión, es decir, cuáles no debían faltar en el nuevo artículo que elaboraba. La informática -y sus muy provechosas páginas léxicas- le proporcionaba más elementos de juicio, sobre todo de tipo estadístico, a la hora de valorar la eventual incorporación de una palabra al DA.
Contaba el redactor, además, con la planta, instrumento que con todo detalle le iba guiando en la construcción del artículo: etimología, si procedía, marcas diatópicas, gramaticales, características de la definición, marcación de sus contornos y del material procedente del conocimiento del mundo que se consideraba oportuno, subrayado de las especificaciones que se creían pertinentes, y un etcétera que, si no muy dilatado, sí ha sido complejo y muy importante.

Una vez que el nuevo artículo obtenía su primera redacción -incluido el señalamiento de remisiones, si las había-, ya se consideraba listo para engrosar el lemario provisional. No obstante, recibía una primera revisión que tomaba en cuenta múltiples aspectos. Procedía entonces su inclusión en un entorno de redacción desarrollado especialmente para este diccionario, con el editor KML XMetal. Desde este editor se almacenaba la información en un gestor de bases de datos DB2, asegurando la integridad, tanto estructural como referencial, y la actualización de los datos que se iban incorporando, de forma continua y coordinada, al diccionario.

Cuando el equipo de redacción de Madrid completaba una letra o una parte importante de ella -la C, por ejemplo, dada su extensión extraordinaria, fue enviada a América en seis secciones-, emprendía su viaje a las Academias americanas, desde la Norteamericana hasta la Chilena y la Argentina.

Es en las Academias donde comenzaba realmente el proceso de revisión de los lemas y de los demás elementos que constituían cada uno de los artículos: uso, definición, marcaciones, etc. Este era el verdadero núcleo del trabajo lexicográfico de nuestro diccionario, porque hay que tener en cuenta que los borradores preparados en Madrid eran siempre provisionales, pues salvo los redactores hispanoamericanos con que contaba el equipo (y que en todo caso aportaban únicamente la competencia lingüística correspondiente a su propio país), los demás no tenían demasiada experiencia en el manejo del español de América.

Los equipos lexicográficos de cada una de las Academias, integrados por uno o varios académicos y los becarios, más algunos ayudantes entusiastas, tenían en sus manos esta labor de revisión, apoyados en primer lugar, desde luego, en su propia experiencia idiomática. Las correcciones devolvían a Madrid documentos muy cambiados, a veces sustancialmente diferentes de los enviados. En este sentido, puede decirse con total honradez que las verdaderas autoras de este DA son las Academias americanas.

Una vez revisados los materiales por las Academias americanas y devueltos a Madrid, se procedió a incorporar las correcciones, que habían sido marcadas según ciertas convenciones informáticas que permitían en muchos casos la lectura electrónica de los cambios realizados. El respeto a lo indicado por los informantes americanos en estas revisiones ha sido total, salvo en unos pocos casos, por ejemplo, cuando proponían inadvertidamente la introducción de lemas que correspondían al español general. El equipo de Madrid ha trabajado también, por último, en el repaso minucioso de todo el material recibido, para garantizar que se encontrara formalmente de acuerdo a la planta y a los principios lexicográficos establecidos para este diccionario ..

Este Diccionario de americanismos es, pues, el resultado de una labor que, aunque muy trabajosa y dilatada en el tiempo, nunca dejó de ser ilusionada. No existe mayor ni mejor recompensa para todos los que nos hemos embarcado en esta nave.

VI. Novedades lexicográficas

Queda claro que un diccionario dialectal elaborado a caballo entre los siglos XX y XXI no podía ser una criatura anclada en el pasado, que repitiera los tópicos de siempre y que fuera fiel a una planta totalmente avejentada. Por ello, hemos dedicado mucho esfuerzo y entusiasmo a crear una estructura muy novedosa en este tipo de obra. Son muchas las innovaciones con que cuenta, algunas que podrían parecer de detalle, junto a otras verdaderamente esenciales. Dada la forzosa brevedad de este escrito, permítanme que ilustre con tres de ellas: 1) la estructura de las definiciones, la distinción entre sus diversos elementos constitutivos a través de diversos cuerpos y tipos de letra, 2) la presencia avasalladora de la marcas sociolingüística y pragmática, y 3) la reestructuración de la marcación diatópica.
 
1 . Las definiciones

Hay ocasiones en que la definición propiamente tal aparece en solitario:

bolondrón.
I. 1. m. Pe. Tumulto, desorden imprevisto. pop + cult→ espon.

Pero en otras, la definición va acompañada de informaciones marginales o complementarias. Los casos más importantes son cinco:

a. Información ajena a la definición, procedente del conocimiento del mundo. 

burro
II. .2. m. Ar, Ur. Caballo de carrera viejo y débil que tiene escasas posibilidades de ganar.

b. Información sobre la causa del definido.

zanjo.
I.2. adj. Cu. Referido a un fruto, que está soso por no estar en sazón. pop + cult →espon.

c. Información sobre la utilidad o finalidad del definido.

damasana.

I.1. m. Cu, Pe; Mx. obsol. Recipiente de vidrio o barro cocido, de cuello corto, a veces protegido por un revestimiento, que sirve para contener líquidos. (damesana).

d. Especificaciones.

zambullirse.

I.1. intr. prnl. Ca, Ba, Ch, Ar; Ur, p.u. En el futbol  estirarse o lanzarse un jugador para golpear el balón y especialmente el portero para despejarlo o atrapar/o.
pop + cult  → espon.

e. Comparaciones.

danzón.
I.1. m. Cu, RD, PR; Pa, obsol. Baile popular parecido a la habanera  (dansón).

Naturalmente que en una misma definición pueden encontrarse más de una de estas posibilidades:

dado.
I.1. m. pl. Pe, Bo, Ch. En la mecánica, herramienta para ajustar pernos, generalmente de las ruedas de un vehículo.

Hay otros casos en los que la definición propiamente tal es sumamente escueta, pues queda limitada al sema más alto de su composición semántica, aunque aparezcan datos marginales, como en el ejemplo anterior, en el que la definición solo cuenta con el sema 'herramienta'. Son poco numerosos y en muchas ocasiones están avalados por razones empíricas.

Estos casos aparecen marcados tipográficamente, todos en cuerpo menor, y las especificaciones, además, en cursiva.


2. Marcas sociolingüísticas y pragmáticas


Contrariamente a lo común en los diccionarios ad usum, que manejan una serie de marcas desconectadas, reiterativas y clasificadas (si acaso) inadecuadamente, este Diccionario selecciona las marcas adecuadas a cada ámbito (valoración social de la comunidad, nivel sociocultural de uso, etc.) y las ordena cuidadosamente en parámetros. La información sociolingüística que recoge es de cuatro tipos: a) perteneciente a un registro específico, b) relativa al parámetro estratificatorio (niveles socioculturales o sociolectos), e) indicadora del estilo de lengua, y d) referente a la valoración social hecha por la comunidad de habla. Los lemas o acepciones que no lleven ninguna de estas marcas deben ser interpretados como socialmente neutros.

Registros

Se entiende por registros los manejados por subgrupos de la comunidad de habla: estudiantes, presos, drogadictos, etc. Si una entrada o acepción pertenece a alguno de estos registros, el DA lo indicará: carcelario, delincuencial, [de la] drogadicción, estudiantil, infantil (usado por los niños o por los adultos al hablar con ellos), policial, [de la] prostitución.

Las marcas de registro aparecen siempre solas, pues neutralizan todas las demás de carácter sociolingüístico.

Valoración social

En las comunidades de habla hay muchas, muchísimas palabras que no producen ningún tipo de valoración por parte de los hablantes: son neutras o no marcadas. Otras, en cambio, son tenidas por elegantes y refinadas, o por el contrario, por vulgares y zafias. Más allá de las palabras que la comunidad siente como vulgares, están las que ofrecen serias limitaciones sociales de uso porque resultan ofensivas para ciertos interlocutores: son palabras tabú. Al no poder usarlas en ciertos contextos comunicativos (para algunos hablantes, en ninguno de ellos), se recurre a los eufemismos, lexemas que significan lo mismo que el tabú pero que poseen una forma más amable y por ello tolerada por la sociedad.
 

La valoración social -positiva, neutra o negativa- que la comunidad hace de ciertas palabras, queda reflejada en el DA según el siguiente pará- metro:

prestigioso:
                aturnear.
I.1. intr. Ha. Proferir sonidos ciertos pinnípidos como las focas o las morsas. prest; cult →esm.

eufemístico:
             amigos.
I.1. m. pl. Testículos de un hombre. euf ; pop + cult → espon.

[nivel no marcado]

vulgar:

           comemierda.
I.1. adj/sust. CR, Cu, RO, PR, Ve. metáf. Referido a persona, arrogante. vulg; pop + cult → espon /\ desp.

tabú:

          papaya. (De oro ind. antillano).
I.1. f. EUE, SE. Mx, Ha, ES. Ni, Cu:O, PR, Ec, Pe, Bo, Ch. metáf. Vulva. tabú; pop + cult →espon.

Estratificación sociocultural

Todas las comunidades de habla del mundo presentan algún tipo de estratificación social. Aquí nos referimos a la confluencia de factores como la educación, la profesión que se ejerza y también los ingresos económicos que produce ese desempeño profesional. Ellos son los responsables de que existan espectros socioculturales, integrados por estratos diferentes: altos, medios y bajos.

En el caso de esta otra variable sociolingüística, el nivel sociocultural, el DA solo marca los niveles extremos del espectro: alto y bajo. Sus indicadores son:

culto:
astadura
I.1. f. Ho. Cornamenta de algunos animales como la del ganado vacuno y la del ciervo. prest; cult → esm.
[nivel no marcado]

popular:
billete.
II.1. m. PR.  p.u. Remiendo o pedazo de tela para remendar. pop+cult → espon.


2. Estilos lingüísticos


Llamamos 'estilos' lingüísticos a las diversas formas de expresarse de que disponen los hablantes, según quién sea su interlocutor, cuál sea el contexto comunicativo, e incluso, sobre qué tema gire la conversación. La variación diafásica o estilística se inserta en un continuum que va desde un habla completamente espontánea (en la que el sujeto no presta atención a la forma de elaborar su discurso) hasta la absolutamente cuidadosa. Todo depende de si se comunica con un amigo íntimo o con personas desconocidas, sobre todo, si estas ostentan algún tipo de relieve social (científico, religioso, político, etc.).


Cada sociolecto tiene su propia variación diafásica o estilística: lo que es espontáneo en uno, puede ser neutro en otro y esmerado en otro. Los estilos, por lo tanto, no actúan independientemente, sino en relación con un determinado estrato sociocultural. Un lexema no puede ser calificado de usual en estilo 'espontáneo' o 'esmerado', si estas marcas no van acompañadas de otra que indique la categoría inmediatamente superior: el sociolecto al que pertenecen.

ñanguería
I.1. f. RD. PR. Tontería, idiotez. pop + cult → espon ∧ fest.

A esto solo hay una excepción: aquellos casos en que la palabra se usa solo en un determinado estilo en todos los sociolectos. Aquí, el sociolecto queda neutralizado, y solo se marca el estilo:

camellar.
I.1. intr. Mx, ES, Ca, Ec; Cu, juv; CR, p.u. Trabajar, realizar una acción de manera continuada y con esfuerzo para lograr un resultado útil. pop.  

En lo relativo al estilo de lengua, el DA solo marca los niveles extremos del continuum:

esmerado:
azogado.

I.1. adj. Ha. p.u. Referido a persona, de piel oscura o negra. prest; cult →  esm. [nivel no marcado]

espontáneo:
acelere.
II.1. m. Mx, RD. Pérdida súbita de la paciencia. pop + cult →   espon.

Las marcas pragmáticas son las que indican la intención comunicativa del hablante. Solo se marcan las palabras que tengan ellas mismas estos valores pragmáticos, no aquellas otras a las que el hablante pueda atribuírselo oca- sionalmente. El DA maneja las siguientes marcas:

afectuoso:

nanita.
I.1. f. Ha, ES. Abuela. pop + cult →  espon ∧ afec.

despectivo:

pájaro.
I.1. m. EU, CR, Pa, Cu, RD, Ec. Hombre homosexual. pop+cult → espon ∧desp.

festivo:

agarrar(se).

V1. || ~  para el chuleteo. loc. verbo Ch. Hacer a alguien víctima de bromas. pop + cult → espon ∧ fest.

hiperbólico:

bate. (Del ingl bat.)

II.1. m. CR, Cu, RD; Ha, ES, Ni. pop ∧ hiperb. Pene. tabú; pop+cult. → espon 1\ hiperb.

Concurrencia de varias marcas: sociolingüísticas y pragmáticas

Hay ocasiones en que concurren dos marcas del mismo parámetro, como, por ejemplo, en una palabra que se use entre hablantes de niveles socioculturales medio bajo y bajo (sin restricciones estilísticas) y hablantes de niveles medio alto y alto (pero con restricciones estilísticas y pragmáticas).

En estos casos coexisten dos marcas geolectales: pop + cult, aunque la marca cult resulta especificada por el estilo espontáneo: pop + cult  → espon. Como el parámetro diafásico (estilo lingüístico) está generalmente supeditado al de estratificación sociocultural, hay muchas ocasiones en que coexisten ambas clases de marcas: 'cult → espon', por ejemplo, debe leerse: si el lexema se da en el sociolecto alto del espectro, entonces solo ocurre en estilo espontáneo. Si la palabra en cuestión se da en todos los estilos de un mismo estrato, solo se marca el sociolecto, por ejemplo: pop.


A estas marcas sociolingüísticas puede agregarse una tercera, de naturaleza pragmática: 'cult -+ espon /\ fest' indica que la palabra se usa entre los hablantes del sociolecto alto del espectro social de la comunidad, pero solo en estilo espontáneo, y que cuando tal uso se da, los hablantes tienen una intención comunicativa enteramente festiva.


Para indicar estas relaciones el DA usa los signos lógicos → (si condicional): si es sociolecto culto, entonces, estilo espontáneo; y /\ (signo copulativa), que indica que al estilo espontáneo se añade una intención comunicativa dada: festiva, afectuosa, etc.


3. La marcación diatópica


En los artículos lexicográficos y en sus acepciones, igual que en las fórmulas, las locuciones y en las frases proverbiales, el orden de aparición está determinado por la frecuencia de uso. Esta se mide atendiendo a las cifras de hispanohablantes (no de habitantes) que la utilicen. Para ello se ha contado con el siguiente cuadro, elaborado con datos de 2008:


Número de hispanohablantes de los países americanos (millones)
1. México                         104                11. Bolivia               8` 5
2. Estados Unidos               45                12. R. Dominicana   8
3. Colombia                        42                13. El Salvador        6'5
4. Argentina                        36                14. Honduras          6
5. Perú                               27                15. Paraguay          6
6. Venezuela                       23                16. Nicaragua         5
7. Chile                              15                 17. Puerto Rico     4
8. Ecuador                         12                 18. Costa Rica      3'8
10. Cuba                            11                 19. Uruguay         3'2
11. Guatemala                    11                 20. Panamá          3

 

Las marcas de países y de zonas internas van siempre ordenadas de norte a sur y de oeste a este (desechando completamente el viejo ordenamiento alfabético, que no dice nada al consultor de un diccionario dialectal), porque presenta una información extra que el lector interesado podrá adquirir de momento: las manchas de isoglosas que quedan dibujadas sobre el mapa, y que permiten la identificación inmediata de los ámbitos de uso: la marcación Mx, Gu, Ha, ES, Ni, CR indica a las claras que la palabra en cuestión se usa en México y en toda Centroamérica con la exclusión de Panamá, que muestra así su distancia lingüística con los otros países de América Central.

VII. Final

El trabajo que ha tenido como punto final esta primera edición del Diccionario de americanismos ha sido arduo, difícil y muy complejo pero también ilusionado y hasta apasionante. Hemos empleado varios años de nuestras vidas, pero hemos aprendido tanto sobre esta amplia parcela del Mundo Hispánico, se han desvelado tantas incógnitas y se ha puesto de manifiesto la verdadera realidad, ignorada a medias, que bien ha valido la pena. Pero sobre todo, hemos decubierto y demostrado la contundente riqueza léxica de nuestros países hermanos del otro lado del Atlántico (ipalabras con más de 300 sinónimos!) que, sin embargo, nos coloca ante una hermosa realidad: a pesar de ello, todos nos entendemos sin graves dificultades. La unidad de nuestra lengua -se demuestra una vez más- está felizmente asegurada.

 

Madrid, marzo 2010