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LAUDATIO Avelino Corma Canós

Doctor Honoris Causa por la UNED 2008

Rosa Mª. Martín Aranda. Profesora Titular de la UNED

Sr. Rector Magnífico Autoridades Académicas Estimados Profesores y Alumnos Señoras y Señores:

La Junta de Gobierno de nuestra Universidad, atendiendo a la propuesta unánime del Departamento de Química Inorgánica y Química Técnica, y de la Facultad de Ciencias, ha tomado la acertada decisión de incorporar hoy a nuestro Claustro, como Doctor Honoris Causa, al Profesor Avelino Corma, quien, actualmente es Profesor de Investigación y Director del Instituto de Tecnología Química (ITQ), centro mixto del CSIC y de la Universidad Politécnica de Valencia.



Como discípula del Profesor Corma, es para mi un honor comparecer en este acto  ante tan  dignísima representación de  la UNED y de otras Universidades y Centros de Investigación con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa, así como la de la Profesora María Cascales.
Soy consciente de que la responsabilidad es muy grande, pues son tantos y tan cualificados los méritos del Profesor Corma, que su enumeración alargaría demasiado este acto y, sin embargo, no quiero dejar ninguno en el tintero.
La breve semblanza de la que todos disponen refleja de manera muy resumida lo que es la carrera científica y la proyección internacional de Avelino Corma. No obstante, de manera muy sucinta, al desglosar algunos aspectos de sus aportaciones científicas, quiero hacer especial hincapié en su perfil humano, mucho más importante y trascendente, en mi opinión.
Avelino Corma, nació en Moncófar (Castellón) en 1951.  Estudió Química en  la  Universidad de  Valencia (1967-1973) y  se  doctoró  en  la Universidad Complutense de Madrid en 1976. Después de dos años de estudios en la Queen’s University en Canadá, entró como Investigador en el C.S.I.C. en 1979. En 1987 pasó a ser Profesor de Investigación del C.S.I.C. Desde 1990 dirige el Instituto de Tecnología Química (ITQ), que él mismo creó.
Ocupa el puesto 13 entre los químicos más citados del mundo y es el español más citado en el área de los materiales. Ha publicado más de 600 artículos en revistas internacionales, y ha escrito tres libros, varias revisiones y capítulos de libros. Es coautor de más de 90 patentes, muchas de ellas en explotación comercial.
Es miembro de la Real Academia de Ingeniería, de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, de la Academia Europea, así como de la National Academy of Engineering (USA). Es Miembro del Scientific Advisory Board del Max-Plank (Institut für Kohlenforschung) (Alemania), Miembro del Scientific Advisory Board de BP, Miembro del Scientific Advisory Board de SASOL, Miembro del Advisory Board de revistas científicas internacionales y es Consultor de BP, EXXONMOBIL, SHELL, RHODIA, ALBE- MARLE, SUMITOMO, SASOL, CEPSA, CONOCO-PHILLIPS.
Su trayectoria profesional está marcada por una gran cantidad de premios y  reconocimientos. Ha recibido los  premios Dupont  en “Nuevos Materiales”, el Premio Nacional de Tecnología “Leonardo Torres Quevedo”, Premio de Investigación Iberdrola de Química, Premios G. Ciapetta y Houdry de la North American Catalyst Society, Premio en Nuevas Tecnologías “Rey Jaume I”, Premio “François Gault” de la European Catalysis Society, Breck Award de la International Zeolite Association, Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de México, Alwin Mittasch Prize de  DECHEMA, Premio Paul Sabatier de  la Sociedad Francesa de Química, Premio de la FISOCAT y Somorjai Award de la American Chemical Society 2008. Fue investido “Doctor Honoris Causa” por la Universidad de Utrecht en 2006 y ha  recibido la Orden del Mérito Civil de España en 2002. Además estuvo seleccionado como finalista en los Premio Príncipe de Asturias en su edición de 2007.
A finales de los años 80, y ya hace veinte años, cuando realizaba trabajos que habrían de conducir a mi Tesina en el Instituto de Química Orgánica del CSIC, en Madrid, uno de los profesores del Instituto me comentó que el Profesor Avelino Corma del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica, andaba buscando un químico orgánico para abordar un tema  de investigación novedoso en el que se combinaría la Química Orgánica y la Química Inorgánica, teniendo como protagonista del estudio las llamadas “zeolitas básicas”.  De esta manera, visité su laboratorio y me sorprendió, en primer lugar, la facilidad con la que transmitía las ideas y el entusiasmo con que lo hacía y, por otra parte, el interés que mostró en mi investigación de orgánica, la profundidad de sus preguntas y sus comentarios. Así comencé, meses más tarde, a trabajar bajo su dirección, en mi Tesis Doctoral que supuso lo que él mismo ha llamado pasado unos años, el inicio del “mestizaje de la Ciencia”. Este punto de partida ha servido para que en los últimos años, la Química haya evolucionado hacia un modelo multidisciplinar que ha llevado a la fusión de los campos clásicos de la Química Orgánica, Inorgánica, Analítica y Teórica. Y por otra parte, ha fomentado el desarrollo de las interfases entre la Química y otras áreas científicas como la Física, la Biología, la Medicina y la Ciencia de Materiales.
Como buen valenciano y considerando la riqueza cultural y artística que esta tierra ha dado a lo largo de los años en todos los campos del saber, basta nombrar sólo a algunos como San Vicente Ferrer, Sorolla, Blasco Ibáñez, o más recientemente el arquitecto Santiago Calatrava, casualmente nacido el mismo año que Avelino, parece que la figura de Avelino Corma como químico, viene a aumentar el listado de personalidades valencianas distinguidas.
Cuando me incorporé a su laboratorio de investigación en Madrid, su objetivo principal era devolver a esta tierra todo lo que le había dado y en su mente rondaba la idea de fundar un Instituto de investigación en Valencia.
Así, trabajamos unos años en Madrid, en donde, de forma imparable y con fuerte presión por parte de Avelino, fuimos avanzando en el desarrollo de nuevos catalizadores y nuevos procesos catalíticos estudiando la cinética de cada proceso. Como él nos decía a los más de trece becarios a los que dirigía simultáneamente, pareciendo que tú eras el único, “lo que pretendemos hacer con las zeolitas es mejorar la selectividad de los procesos químicos”. Hoy en día, el mundo de las zeolitas ha adquirido tal magnitud que igual se usan para “obtener por cada barril de petróleo más gasolina”, que para “alojar fármacos que se liberan de forma controlada en el cuerpo humano”. Se emplean en la química pesada, en las industrias del petróleo y del gas y, además, en la “Química Fina”, con un notable papel en la industria farmacéutica.
De los años de Madrid recuerdo algunas de sus frases que repetía sin cesar: “Rosa, sigue, que tu puedes”…y esto me hace recordar la frase de Francisco Umbral que dice “el talento, en buena medida, es cuestión de insistencia” o el exagerado sentido común que él intentaba transmitirnos para llevar a cabo el diseño de nuestros experimentos, cuando nos decía aquello de Unamuno ”Hay gentes tan llenas de sentido común que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio” o la famosa frase de Oliver W. Holmes en la que se dice “la Ciencia es un magnífico mobiliario para el piso superior de un hombre, siempre y cuando su sentido común esté en la planta baja”.
Además de éste sentido común, entusiasmo y perseverancia, también se me ha quedado marcado, de la fuerte personalidad científica de Avelino, su capacidad de innovación, pues todo cuanto era nuevo, inmediatamente lo patentaba y, en la mayoría de las ocasiones, encontraba la empresa para explotarlo. Es entonces cuando viene a mi memoria aquella frase de Einstein “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, que perfectamente describe la forma de trabajar de Avelino y es la forma de trabajar que a todos nos enseñó.
Avelino no era, ni es una, persona fácil de encontrar, igual estaba en México en un congreso, que en Sudáfrica, asesorando a una compañía petrolera, o en Holanda. En aquellos años, sin correo electrónico, antes de irse a uno de sus viajes, nos dejaba bien marcados los trabajos que debíamos hacer durante su ausencia. A su regreso, todos teníamos que rendir cuentas…Recuerdo una vez que regresó antes y sin previo aviso, nos pilló a todos por sorpresa…
Exigía mucho, pero era el primero en dar ejemplo y lo más frecuente de todas las tardes era ver, en la puerta del laboratorio, a su esposa Brisa, esperándole pacientemente, mientras paseaba a su hija en el cochecito.
Cuando en 1990 nos trasladamos a Valencia, al recientemente fundado ITQ, la situación era muy alentadora, pero bastante precaria, pues empezó en un aparcamiento de la Universidad, al que pusieron paredes con 3 laboratorios y unos pocos investigadores. El ITQ partió de cero, de la mano de Avelino Corma, y se ha convertido, desde entonces, en uno de los centros de referencia en su campo, la Catálisis. Recuerdo que el entonces Rector de aquella Universidad, en el acto de inauguración del ITQ dijo: “Hoy Inauguramos un Instituto dentro de una Universidad, pero conozco al Profesor Corma y pronto seremos una Universidad dentro de un Instituto”. Hoy cuenta con un edificio entero para él, más de cien personas, y la mayor parte del presupuesto que maneja proviene de su propia facturación. Así, el ITQ investiga, busca aplicaciones, patenta, publica y luego busca el aprovechamiento industrial.
Más de una vez ha confesado que “ha sentido la tentación de ir a trabajar en una compañía y participar desde la investigación a la producción”. Y que siempre, al final, “le puede la Ciencia”, pero luego añade…” Y porque esto es mi empresa”. Yo me había propuesto, con mi equipo, hacer un Centro de Investigación para demostrar que el concepto de trabajo colaborativo no sólo es posible, sino que es mejor, y con el dinero que ganamos podemos tener nuestra propia política de investigación”.
Desarrolla catalizadores para procesos de Química Fina, fármacos, aditivos alimentarios, perfumes y trabaja en el terreno de la energía, pero por lo que su nombre suena por los despachos de las principales compañías petroleras es la que ha dado lugar a una larga lista de zeolitas, las nanoestructuradas que actúan como catalizadores.
Continuando con las evocaciones, es obligada la referencia a nuestra participación en congresos Nacionales e Internacionales. Al principio en su compañía y sin él cuando íbamos avanzando en nuestra formación. Avelino siempre ha invertido en la completa formación de sus alumnos en todas sus etapas, desde el diseño del experimento hasta la presentación de los resultados ante la Comunidad Científica. Su fuerte personalidad y confianza en sí mismo y en su trabajo, era el mejor seguro del que sus alumnos podíamos disponer en los congresos. De hecho, decir que trabajabas con Corma, te iba abriendo puertas…
En los congresos trabajábamos duro. Era el momento de establecer contactos, futuras colaboraciones y conocer otros grupos. Todo el que ha participado con Avelino en un congreso sabe muy bien que su capacidad de comunicación es impresionante.
A esto hay que añadir el empeño en colaborar con otros grupos e investigadores de cualquier país. En el laboratorio siempre había algún alumno o investigador extranjero. De Chequia, Francia, Holanda, Polonia, México, Cuba, Argentina, Japón…De modo que los que allí estábamos  adquirimos  una formación multicultural muy enriquecedora para nuestro futuro. De hecho, muchos de nosotros aún conservamos amistad y lazos de trabajo con aquellos que nos visitaban. Además, ha mantenido y mantiene contactos con muchas Universidades y Centros de Investigación españoles.
Razones de tiempo me impiden extenderme para detallar la figura humana y los méritos científicos y pedagógicos del Profesor Corma. Pero he de resaltar que todas las personas interesadas en el estudio de la Catálisis, a nivel mundial, tenemos una deuda permanente con él.
Hoy esta Universidad se honra con la presencia del Profesor Corma. Pero sería muy injusto por mi parte omitir una última referencia a Brisa, su esposa, también profesora de Universidad, a quien también hay que atribuir parte de los logros científicos y humanos de Avelino.
Debo poner punto final a estas palabras haciendo uso de una de las frases que Avelino continuamente nos recordaba, usando un vocablo valenciano “Hay que ser Capdavanter”, es decir vanguardista en la vida y en la Ciencia.
Reitero mi satisfacción por haber podido participar en este acto y solicito a nuestro Sr. Rector Magnífico de la UNED la concesión del Doctorado Honoris Causa en Ciencias para el Profesor Avelino Corma, con la certeza de que  nuestra Universidad se enriquece al incorporar a tan ilustre científico a su Claustro de profesores.

Muchas gracias.

Madrid, enero 2008