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Discurso del profesor Antonio de Béthencourt Massieu

Con motivo de su investidura como Doctor Honoris Causa en Geografía e Historia por la UNED


MI PASO POR LA UNED

Excma. y Magnífica Señora Rectora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
Excmos. y Magníficos Rectores de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y La Laguna,
Excmos/as. e IImos/as Sres. y Sras.,
Dignísimas autoridades,
Señoras y Señores, así como amigos

Sirvan mis primeras palabras para poner de manifiesto la emoción que me embarga al recibir tan alto galardón de una Universidad por la que tanto y tan a gusto trabajé durante un decenio, y otro fuera de la arena.
Como es de bien nacido ser agradecido, quiero mostrar el más profundo a mis compañeros del Seminario de Humanidades "Agustín Millares Carlo", y los del Centro Asociado por la sugerencia inicial. A los miembros del Departamento de Historia Medieval y Moderna que elevaron la propuesta al claustro de Facultad de Geografía e Historia, al Consejo de la UNED y, muy especialmente, a su magnífica Rectora Dña. Araceli Maciá, amiga de tantos años, por la concesión del preciado galardón académico que hoy aquí nos reúne.

Agradecimiento muy entrañable al estimado e inestimable Carlos Martínez Shaw, que con su sabiduría y buen saber ha escrito y pronunciado tan extraordinaria Laudatio, en la que la profunda amistad que nos profesamos desde hace tantos años, pues sintonizamos desde el primer encuentro, le ha llevado a alguna exageración.

Finalmente a la Universidad de Las Palmas y especialmente a su Rector Magnífico por la gentileza de habernos acogido en este espléndido y espectacular paraninfo, para el acto que hoy nos reúne. Y naturalmente, a todos los asistentes, que con su presencia convierten en tan grata la velada.
Aunque es costumbre en este tipo de actos agradecer la Laudatio con una breve lección de su especialidad, esta vez vaya marginar el uso.
La coincidencia entre la convocatoria con verme obligado a separarme de mis queridas cataratas -¡gajes del oficio!-; tener que dirigirme a un público variado, hoy que las distintas ramas de la ciencia buscan cada vez más una terminología más hermética y esotérica para los practicantes de las otras. Y un capricho quizás propio de mi longevidad, hace que me haya decidido por algo personal. Trataré de rememorar, porque ello me rejuvenece, mi tarea en la UNED, así como su prolongación tras la jubilación en el Seminario de Humanidades "Agustín Millares Caria" en el Centro Asociado de la UNED de Las Palmas de Gran Canaria.

SERVICIOS A LA UNIVERSIDAD MADRILEÑA

Me incorporé a la misma llevado por mi curiosidad y vocación por los métodos docentes. Ya en La Laguna fui fundador y director del I.C.E.
La UNED era por entonces una Universidad de pocos años con excesivas carencias. Fui el primer catedrático numerario de la Facultad. Pronto se fueron incorporando figuras prestigiosas: profesores de la talla de Benito Ruano, Tusell Gómez, Nieto Alcaide, Sayas Abengoechea, Alonso Fernández y Ripoll Perelló. Grupo de amigos, con ganas de trabajar, conscientes de que el desafío de la excitante aventura de una enseñanza superior a distancia lo merecía. Lo merecía por dotarse en ella de titulación superior a tantos miles de españolas y españoles con vocación, que las necesidades vitales impidieron su acceso a la Universidad. Una década más tarde, cuando la abandoné superaba los veintidós mil matriculados. El éxito era un premio satisfactorio. De mis servicios sólo rememoraré la Biblioteca, las tesis doctorales y los estatutos.

LA BIBLIOTECA

La adquisición y conservación de libros era lamentable. Los profe- sores compraban libros; junto con las facturas eran registrados por una sola administrativa. Se depositaban en armarios encristalados en los pasillos o estanterías en los despachos. Sin pensarlo, lo denuncié a Tomás Ramón Fernández, con quien había intimado en la Junta de Rectores. Lo resolvió sobre la marcha, extendiéndome el nombramiento de Coordinador de Bibliotecas. Libros había en todos los pisos y en distintos edificios.
La batalla no fue fácil, pero obtuvimos del Ministerio veinte plazas de auxiliares y la plaza para un titular del Cuerpo de Facultativos de Archivos, Bibliotecas y Museos. El paso siguiente fue organizar en los locales del nuevo edificio de Humanidades en Senda del Rey, cabe al Puente de los Franceses, una biblioteca y hemeroteca modélicas, adquisiciones y pagos centralizados, servicio de préstamos, salvo las revistas, de las cuales se facilitaban gratuitamente fotocopias de los artículos. Todo ello informatizado.
Por fin, el paso definitivo. Hoy se alza en el solar al norte del edificio una torre circular de once plantas, con una biblioteca racionalizada, donde el lector tiene acceso al libro, pero no puede reintegrarlo a su sitio, y al tiempo disfrutar de cubículos de investigación, discoteca, filmoteca y cuanto se necesita hoy para estar al día y trabajar. No pude ver la obra rematada, pero cuando voy a Madrid, siempre hago una visita rejuvenecedora a sus excelentes directora y subdirectora.

TESIS DOCTORALES EN LA UNED

Otra extrañeza y preocupación inicial. Se rechazaba por casi todos el que en la UNED hubiera un Tercer Ciclo, ¿Tesis doctorales a distancia? Recordé a Ortega: Misión de la Universidad: "expandir saberes, buscar verdades". Una Universidad sin investigación, no era una Universidad.
Mi primera salida a examinar, fue a Cervera. Encontré un alumno que ese año se licenció, con un expediente sobresaliente. En cuatro años, tesina, cátedra de Instituto y lectura de tesis, La Taula de Canvi de Cervera. Publicada en Lleida, fue muy bien acogida por su novedad, sobre todo en Cataluña y el reino de Valencia.
Josep Llovet fue el primer alumno de la UNED que en su seno alcanzó la borla de doctor. Así figura en el libro de Actas de doctorado de nuestra Facultad. Sabemos que han tenido lugar centenares de colaciones de este grado. En mi decena de años leí en ella diecinueve, de las cuales al menos cinco son valiosas aportaciones sobre temas trascendentes para Canarias. Dos catedráticos y cuatro profesores titulares, y bastantes catedráticos de bachillerato. Una de ellas obtuvo el Premio de Investigación Viera y Clavijo.

EL CLAUSTRO DEL ESTATUTO

En cumplimiento de la LAU, nuevos Estatutos. Intervine como asesor en la comisión presidida por la magnífica -lo era en exceso- rectora Elisa Pérez Vera. Hoyes magistrada del Tribunal Constitucional. Con Elisa sintonicé antes de ser elegida, la ayudé en todo lo que pude y en cuantos asuntos me encomendara.
El Claustro se celebró en el Salón de la vecina sede del Consejo Nacional de Deportes. La víspera, cenaba en la Residencia de Estudiantes. Elisa al teléfono me dejó patidifuso al comunicarme que la comisión acababa de decidir que fuera yo el que defendiera el proyecto. ¿Yo?

Sorpresa sobre sorpresa. Sorpresa mañanera. Tras exponer ella las líneas generales y yo mi intervención, nada menos que el prestigioso catedrático laboralista, ex ministro del ramo, y ponente por Alianza Popular en los debates sobre la Ley de Autonomía Universitaria, Fernando Suárez presenta una estudiada petición de retirada del proyecto. Lo defendí como gato panza arriba. Aprobado en votación, siguieron los enfrentamientos durante la discusión de los artículos.
Cuando terminó el acto cambiamos impresiones, felicitándonos mutuamente. Es todo un caballero, con quien tuve antes, durante mi rectorada, una divergencia que resultó graciosa, y ahora eludo.
Sin embargo, los Estatutos para mí si eran positivos respecto al contenido de la LAU, marginaba algunas cuestiones, que me temo siguen pendientes de solucionar. Función, límites, mayor intervención y mejores estipendios, de algo tan etéreo como los tutores dentro de la Universidad; incorporación definitiva del personal administrativo y de servicio, de dichos Centros a la Universidad; limitación de la demominada libertad de cátedra, por lo que respecta a la confección de las Unidades Didácticas para evitar proliferación de libros de texto, exclusividad por parte del Servicio de Publicaciones de Unidades, programas y material complementario, fijar precios políticos a las Unidades de materias con corto alumnado, etc.
El caso es que ya bajo el rectorado de la doctora Pérez Vera se vislumbró la solución. Fue redactado un proyecto de Ley que regulara los fines y funciones de la UNED. Por su carácter de Nacional, cometido fuera de nuestras fronteras y particularidades y métodos específicos de una universidad abierta, no podrá obtener máximo rendimiento sin una ley específica.
Les ruego dispensen esta derivación, pero creo que es de urgencia obtener lo que estuvo escrito en una transitoria de uno de los antiguos proyectos de nuestra Constitución. Hace ya un cuarto de siglo.  

LA FACULTAD

Me incorporé a la Facultad de Filosofía y letras. El decano, profesor Trespalacios, contó conmigo para vicedecano. Un año y pico después conseguimos desgajarnos como Facultad de Geografía e Historia, de la que fui elegido Decano entre 1982 y 1988, en que por jubilación pasé a ser catedrático emérito. Fueron años felices de trabajo entusiasta, que dejaba tiempo para investigar.
Nuestro claustro contaba con un excelente cupo de catedráticos prestigiosos. Como el reto era apasionante logramos dejar en 1990 una Facultad con más de seis mil alumnos matriculados.
Nuestra política se redujo a sostener y promocionar al profesorado que encontramos hasta ocupar plazas al menos de profesores titulares. Asistencia a los exámenes y convivencias en los centros asociados. Éstas que han descendido alarmantemente, eran sumamente provechosas por el contacto personal para alumnos y tutores -¡cuántos alcanzaron el doctorado!- como para los profesores de la Sede Central. Nos enriquecía conocer las peculiaridades y profundizar en los problemas historiográficos del resto de las regiones. Mi experiencia personal de las diecinueve tesis dirigidas, al menos una docena tienen como tema cuestiones regionales.
Un caso puntual. Obtuve en disputa con los filólogos la planta cuarta y media de la quinta, mientras ellos apechugaron con la sexta, con terrazas, pero despachos más reducidos. Quedó una instalación cómoda, con despachos en gran parte individuales y una red de ordenadores personales, diseñada por un tinerfeño, el prof. Dormido Bencomo, catedrático de Informática.
En la confección del nuevo programa para el curso de Acceso, con veinte mil alumnos, conseguí introducir como asignatura, Civilización Contemporánea, lo que supuso al Departamento de Javier Tusell una veintena de profesores. Con ellos hizo del mismo uno de los más prestigiosos de España.
En mi primera estancia en Ceuta y en almuerzo con la Concejal de Cultura, diseñamos Congresos bienales: El Estrecho de Gibraltar, que alcanzaron gran éxito, al menos en los coordinados por el profesor Eduardo Ripoll.

También fue satisfactorio diseñar la revista Espacio, Tiempo y Forma. Se viene publicando un tomo anual, pero en siete series simultáneas, una por cada área de las que compone la Facultad. Su aparición correspondió a mi sucesor en el Decanato.
Como no deseo provocar bostezo, omito entrar en congresos organizados, seminarios, cursos de verano y de extensión universitaria, convocatoria de plazas docentes y otras muchas y variadas actividades.
Cuando fuimos jubilados, amén de recibir la emeritud, el que os habla y los colegas Eloy Benito y Eduardo Ripoll, cada uno recibimos un tomo con la colaboración de colegas y amigos. Edición que nos llenó de satisfacción, pues siempre son de agradecer los homenajes.
Sensación emotiva multiplicada al recibir en Las Palmas de Gran Canaria, ya jubilado, otros tres gruesos volúmenes con motivo de haber cumplido setenta y cinco años.

EL SEMINARIO DE HUMANIDADES "AGUSTíN MILLARES CARLO"


Al cesar de percibir la gratificación por emeritud en 1990, regresé a mi querida Isla. Fui tan bien acogido por el Centro Asociado, donde dirigí a distancia el Seminario de Estudios Históricos Canarios (SEHIC). La ausencia del director del Seminario de Filología Millares Carlo permitió el acierto de fusionar ambos en el Seminario de Humanidades "Agustín Millares Carlo". La marcha de José Antonio Moreiro fue una pérdida, aunque sigue su vinculación desde la Universidad Carlos 111, donde ejerce como Decano.

LA MEMORIA DEL MAESTRO

Nuestro interés primordial radica en conservar los libros y papeles que antes de morir había legado don Agustín, director y fundador del Seminario de Filología. Con el decidido apoyo del Centro, Fundación y Gobierno de Canarias, se han podido realizar dos sueños. La espléndida edición, en dos tomos, de la obra cumbre de don Agustín: Corpus de Códices Visigóticos, que permanecían inéditos y han tenido una estupenda acogida en Europa; y el Premio Internacional Agustín Millares CarIa de Investigación en Humanidades. Nos encontramos en su V convocatoria, concurrencia de un selecto número de concursantes y los cuatro libros premiados, dos insulares, Maximiano Trapero y Fajardo Spínola, y dos peninsulares, acreditan el éxito.
En honor a Millares se ha convocado un Congreso. Las Actas del mismo, de un alto interés, se publicaron en el número 13 del Boletín Millares CarIa (1994) y otros dos se le dedicaron en el X y XX aniversario de su fallecimiento. También se ha procedido a imprimir algunos trabajos pendientes, así como textos de conferencias que publicó.

EL BOLETíN MILLARES CARLO

Han aparecido hasta ahora un total de veinte números. Amén de los citados, algunos recogen ponencias y colaboraciones de los Seminarios que se han venido realizando, casi todos referentes a la vida local en las Islas, y en especial sobre la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. El resto ofrecen contribuciones científicas muy variadas, destacando aquellas referentes a áreas que preocuparon a nuestro polígrafo.

EL SEMINARIO, CENTRO DE INVESTIGACiÓN

A todo ello habría que añadir la tarea investigadora en el seno del Seminario, que no solamente ve luz en el Boletín, sino en revistas regionales y nacionales, así como ponencias y comunicaciones en Congresos, Seminarios o Cursos, sin faltar cerca de una decena de libros de relevante interés, cuyos títulos omito. En el mismo se han obtenido tres grados de Doctor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y otros cuatro en la UNED, entre las que destaco la de Manuel Ramírez Muñoz, secretario del Seminario, y la de Agustín Millares Cantero, imprescindible para nuestro siglo pasado, así como la biografía de don Agustín de José Antonio Moreiro.

EL CENTRO DE DOCUMENTACiÓN "PEDRO AGUSTíN DEL CASTILLO"

Finalmente, deseo destacar la importancia que jugará esta Base de Datos bibliográfica para el futuro. Nace de la informatización de mi fichero y el servicio a la sección bibliográfica del Anuario de Estudios Atlánticos, desde 1994. Con el patrocinio inicial de J.S.P., S. A., la Caja de Canarias y una subvención de la FEDER para el 2001 al 2002, a los que después se agregaron la Fundación Mapfre Guanarteme, y este curso una beca de la Consejería de Educación y Universidad del Cabildo de Gran Canaria, estamos al borde de alcanzar las 75.000 referencias, cada una con al menos cuatro descriptores, gracias al continuo entusiasmo de cuatro becarios.
Cuando alcanzamos el número de 70.000 referencias, abrimos gratuitamente este servicio a la consulta de los interesados, mediante correo electrónico[ccardoso.smc@unedgc.rcanaria.es] y a través de la correspondiente página Web en Internet, en la que puede obtenerse una rica información, sobre todo en temas referentes al pasado y presente de las Islas, utilizando para ello provisionalmente la dirección url. http://193. 146.90. 138.
En este momento tenemos en proyecto nuevas colaboraciones, con las cuales alcanzaremos las cien mil referencias. Y como concebimos el Centro como un servicio abierto al futuro, tenemos más que la esperanza, la certeza, de poner al servicio de investigadores e interesados sobre el tema Canarias y el Atlántico, una eficaz herramienta, pues hoy concebimos "nuestro Océano y sus orillas continentales como un ente unitario integrado por el mismo y sus dos orillas, legado de la Civilización Occidental para el futuro", en conformidad con la concepción de John Elliot.


* * *

Esto fue, mis queridos amigos y pacientes oyentes, una síntesis de mi ya extenso paso por la UNED. Extenso porque la tarea narrada ha ocupado veintitrés de mi no corto paso por este mundo que nos ha tocado disfrutar y sufrir. Sin embargo, les aseguro que ha merecido la pena.

Gracias, muchísimas gracias.

Las Palmas de Gran Canaria, mayo 2003