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LAUDATIO Philip N. Johnson-Laird

Doctor Honoris Causa por la UNED 2000
Juan Antonio García Madruga. Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UNED


"Those who will not reason
Perish in the act
Those who will not act
Perish for that reasori"

                   (Shorts, 1929-31)

Este breve poema de W. H. Auden apunta en forma precisa, sencilla y breve, a la importancia del estudio y explicación de la racionalidad humana, algo de lo que hoy debemos hablar al presentar a Philip Nicholas Johnson-Laird y dar cuenta de los sólidos fundamentos que tiene su nombramiento como doctor "honoris causa" por nuestra universidad. Pero dejemos que sea la vida la que nos muestre el camino de donde surgen las ideas.

Phil Johnson-Laird nació cerca de Leeds, en el condado de York, en el norte de Inglaterra en una fecha fácil de recordar para nosotros, el 12 de Octubre de 1936. En su juventud, durante un breve período de tiempo, trabajó primero como topógrafo y más tarde como músico y crítico musical. En 1961 comenzó sus estudios de psicología en el «University College» de Londres, donde se licenció 1964, y leyó la tesis doctoral en 1967, bajo la dirección del profesor Peter Wason. Este famoso psicólogo inglés había abordado ya el estudio del razonamiento humano desde una nueva perspectiva en la que se conjugaban el rigor experimental de la tradición anglosajona con la densidad teórica de la psicología continental. La colaboración entre ambos se plasmó en una notabilísima actividad investigadora que condujo a la publicación conjunta en 1972 del libro The Psychology of Reasoning (Wason and Johnson-Laird, 1972). Este libro se ha convertido en un clásico, tanto por su claridad, como porque en él se aborda el estudio de la actuación humana en los problemas lógicos y de comprobación de hipótesis, desde un nuevo enfoque cognitivo multi-disciplinar. De esta misma época es también la publicación por ambos autores de la recopilación de artículos Thinking. Readings in Cognitive Science (Johnson-Laird and Wason, 1977), que supuso un importante avance en el estudio del pensamiento al mostrar en la práctica la productividad del acercarmiento multidisciplinar de la ciencia cognitiva, en el que junto con la psicología confluyen las aportaciones de otras disciplinas como la lingüística, la filosofía y la inteligencia artificial.

Los primeros contactos de Phil Johnson-Laird con la universidad española son ya de esta primera época, a través del profesor Juan Delval. Durante un breve, pero muy intenso período (entre 1970 y 1972), Juan Delval dirigió, en la Universidad Autónoma de Madrid, un proyecto de investigación sobre razonamiento lógico en el que tuve el honor de participar junto a investigadores de la talla de Alfredo Deaño, Víctor Sánchez de Zavala y Angel Riviére, los tres desgraciadamente ya fallecidos. Aunque aquel proyecto estaba basado originalmente en la teoría de Piaget, quien defendía la existencia de una competencia lógica en los seres humanos a partir de la adolescencia, las famosas operaciones formales piagetianas, los resultados encontrados nos acercaron paulatinamente a las posiciones que defendía Johnson-Laird, y que, sin negar la existencia de una competencia formal, ponían el acento en la influencia del contenido, y de otros factores, en la explicación de los numerosos errores formales cometidos por los sujetos. Habíamos comprobado en la práctica la verdad de la última frase del libro de Wason y Johnson-Laird de 1972: "En el mejor de los casos podemos pensar todos como los lógicos; en el peor todos los lógicos piensan como nosotros"

El estudio del razonamiento humano exige un acercamiento desde la lógica y la psicología, pero también basado en la lingüística, algo que Phil Johnson-Laird ya puso de manifiesto en sus primeros trabajos. Esta especial atención por el estudio del lenguaje y la psicolingüística, le llevó a visitar el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde empezó una fructífera colaboración con el profesor George Miller. Fruto de su colaboración en aquellos años fue la publicación del libro Language and Perception (Miller y Johnson-Laird, 1976), en el que se aborda de forma especialmente rica y profunda el estudio de la representación mental del lenguaje y la semántica. Su preocupación por los problemas del significado y de la relación entre mente y realidad culminará en el desarrollo de la teoría de los modelos mentales y en la publicación del libro del mismo nombre en 1983. Antes de su publicación, Phil Johnson-Laird había conseguido su cátedra en la Universidad de Sussex en 1978, desde donde se trasladó a la «Unidad de Psicología Aplicada» de la Universidad de Cambridge, de la que fue subdirector entre 1983 y 1989.

Cambridge y su universidad proporcionan el perfecto contexto natural y académico para hablar del concepto de modelo mental. El término modelo mental es en la actualidad ampliamente utilizado por los científicos cognitivos para referirse a una representación mental de la realidad que incluye analógicamente las propiedades de los objetos representados. Estas representaciones mentales tienen la cualidad de que reproducen en su estructura el estado de cosas al que se refieren y pueden ser manipuladas y evaluadas. Ahora bien, la idea de modelo mental puede encontrarse ya claramente apuntada en el concepto de "figura", o "pintura" (Bild en alemán o picture en la traducción inglesa), ampliamente utilizado por Ludwig Wittgenstein en su Tractatus Lógico-Philosophicus (1922), quien desarrolló la mayor parte de su actividad profesional en Cambridge. Además, el antecedente más inmediato está en la obra Kenneth Craik, The Nature of Explanation (1943). Craik, quien fue ya director de la «Unidad de Psicología Aplicada», sostuvo de forma explícita que en su relación con el mundo la mente humana construye "modelos a pequeña escala" de los objetos, que le permiten anticiparse a las situaciones reales y actuar en forma apropiada.

Mi primer contacto personal con Phil Johnson-Laird fue precisamente en Cambridge, durante la reunión que la Sociedad de Psicología Experimental Británica mantuvo en esta ciudad en 1983, y a la que Mario Carretero y yo asistimos. Mi objetivo era presentarle mis propias ideas sobre el razonamiento con silogismos, y preparar a la vez una próxima visita a la Unidad de Psicología Aplicada, que finalmente se llevaría a cabo durante el invierno y la primavera de 1987. Guardo de aquellos cuatro meses en Cambridge un recuerdo muy nítido e intenso, especialmente del ambiente intelectual de la Unidad en la que, junto al entonces director, el profesor Alan Baddeley, destacaba la personalidad siempre activa y brillante, siempre amable, de Johnson-Laird. El propósito principal de mi estancia era formular en un lenguaje computacional, en este caso el LlSP, un programa sobre cómo los humanos razonamos a partir de los silogismos categóricos y, así, comprobar que la teoría subyacente no era ni ambigua, ni contradictoria. Phil Johnson-Laird había defendido de forma especialmente clara la perspectiva funcionalista en psicología y ciencia cognitiva por la que la mente humana debe ser considerada como un dispositivo manipulador de símbolos, funcionalmente equivalente al ordenador, algo que había sido postulado ya, también en Cambridge, por Alan Turing. Además de las razones ya apuntadas, como Johnson-Laird ha mantenido, la utilidad del uso de los modelos computacionales proviene de que el propio proceso de programación de una teoría obliga a pensar la misma en forma tan precisa y detallada que permite que surjan numerosas ideas teóricas y experimentales nuevas. Una presentación singularmente lácida de estos asuntos y, en general, de la ciencia cognitiva actual puede encontrarse en el libro The computer and the Mind (1988), cuya versión española ha sido traducida por Paidós. Aquellos meses en Cambridge me sirvieron para comprobar no sólo las excepcionales cualidades de Phil Johnson-Laird como psicólogo e investigador, sino también sus parejas cualidades como maestro (fue capaz de enseñarme a programar en Lisp en unas pocas semanas, aunque fuera en forma rudimentaria) y como persona.

En 1989, durante el apogeo en la aplicación de las políticas neoliberales de la Sra. Thatcher en (¿o sería mejor decir contra?) las universidades británicas, y siguiendo una senda ya recorrida por investigadores muy notables, Phil Jonson-Laird se traslada de la Universidad de Cambridge a la de Princeton, donde desde 1989 es Suart Professor en el departamento de Psicología. En esa época sus aportaciones están ya siendo ampliamente reconocidas por la comunidad internacional; así, había sido nombrado doctor "honoris causa" por la universidad de Góteborg en 1983, es elegido miembro de la British Academy en 1986, y se le otorga la medalla de oro de la universidad de Florencia en 1989. Posteriormente, en 1991, pasa a formar parte de la Royal Society, y más recientemente es nombrado también doctor "honoris causa" por las universidades de Padua (1996), y el Trinity College de la universidad de Dublín (2000).

El profesor Johnson-Laird visitó ya nuestra universidad en el año 1989, y asimismo participó en una reunión internacional sobre modelos mentales en el razonamiento, organizada por el departamento de psicología evolutiva y de la educación, en noviembre de 1998. Las contribuciones presentadas en esta última reunión han sido recogidas en un libro publicado por la UNED (Mental models in Reasoning, 2000). Asimismo, desde hace más de una década ha colaborado en diversos proyectos de investigación de nuestra universidad, así como de las universidades de La Laguna y de Málaga. Durante el curso 92-93 tuve la oportunidad de visitarle en Princeton, lo que me permitió establecer con él y con el grupo de modelos mentales lazos estables de colaboración, y lo que es más importante, poder contar con su amistad.

En estos años, la incansable actividad intelectual de Phil Johnson-Laird le ha permitido desarrollar en forma notablemente precisa la teoría de los modelos mentales para el razonamiento deductivo, en colaboración principalmente con la profesora Ruth Byrne del Trinity College de Dublín, así como su aplicación a otros campos de estudio del pensamiento como el razonamiento probabilístico, el modal y el causal. Asimismo, el enfoque de los modelos ha atraído la atención de investigadores de numerosos países, especialmente europeos, quienes se reúnen con frecuencia para analizar el estado de la investigación, y explorar nuevos campos y perspectivas.

Nuestras sociedades y, en particular, el mundo del pensamiento y de la ciencia necesitan postular un principio de racionalidad mediante el cual la realidad resulta inteligible e interpretable por nuestras mentes, así como traducible y comunicable a otros seres humanos. Los ejemplos negativos de racionalidad en el comportamiento humano que los años oscuros de la historia reciente nos han ofrecido, y nos ofrecen, y que han servido de base a las posiciones posmodernas, en su crítica de la razón desde el escepticismo, no impiden la asunción de un principio de racionalidad que debe ser defendido, no obstante, desde bases científicas; no de forma acrítica, sino poniendo el acento tanto en las posibilidades de la razón humana, como en sus limitaciones. La teoría de los modelos mentales de Johnson-Laird sobre el razonamiento se basa en la construcción y manipulación de representaciones semánticas, a partir de las cuales el sujeto "ve", extrae, la conclusión; la capacidad de la teoría para dar cuenta de la actuación lógica, racional, de los sujetos proviene del hecho de que una conclusión que de cuenta de todos los significados de las premisas, será necesariamente válida. Al mismo tiempo, al ser una teoría semántica, basada en la interpretación que los sujetos realizan de las premisas o situaciones, es capaz de explicar los diversos sesgos y errores que caracterizan el razonamiento humano. De esta manera, la teoría de los modelos mentales puede ofrecer, a la vez, una explicación de la competencia racional y de las limitaciones de del razonamiento humano. En mi opinión, el éxito de la teoría de los modelos mentales en el estudio y explicación del pensamiento se debe, quizás, a que proporciona una respuesta afirmativa creíble a una pregunta básica para los seres humanos y que es fundamento de la actividad académica: ¿Puede sostenerse científicamente la racionalidad humana?

Tengo, pues, el honor y el placer de presentar a Philip Nicholas Johnson-Laird, a quien, a propuesta del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, y de la Facultad de Psicología, la Junta de Gobierno de nuestra universidad ha tenido a bien conceder el título de doctor "honoris causa". En buena hora.

Muchas gracias.

Madrid, noviembre 2000