La incorporación de las matemáticas a la ciencia social es un largo proceso que atraviesa, al menos, por tres fases bien diferenciadas. La primera, vinculada a los orígenes de la sociología y a las revoluciones que dan lugar a los Estados nacionales, tiene en la figura de Adolf Lambert Ouetelet uno de sus primeros y mejores exponentes. Ouetelet astrónomo belga de cultura francesa, incorpora a mediados del siglo XIX las matemáticas y el cálculo de probabilidades al campo de lo social, con la intención de hacer previsibles los acontecimientos humanos. La segunda fase es un periodo que está marcado por la pobreza y la cuestión social. Matemáticos británicos como F. Isidro Edgewort, Arthur L. Bowley, Ronald Fisher o Idni Yule, elaboran a principios del siglo XX el utillaje matemático de la moderna encuesta estadística, así como los elementos que configuran la actual estadística matemática. Conocer el número de parados de Gran Bretaña, el coste de la vida de la clase obrera o el valor de la renta nacional, son los principales objetivos de este grupo de matemáticos. La tercera fase cristaliza en el periodo de entreguerras con los estudios de actitudes y opinión pública que se desarrollan en los Estados Unidos entre la I y la II Guerra Mundial.
Pero hoy estamos aquí para reconocer en la figura de Marc Barbut esa rica tradición continental, y sobre todo francesa, que comienza con personalidades de la matemática y de las ciencias sociales como Pierre Simone de Laplace, Condorcet y Emil Durkheim, que se prolonga hasta Pierre Bourdieu pasando por una figura tan sorprendente y poco conocida como Maurice Halbwachs, el primer académico francés que incorpora la estadística matemática a la sociología, y cuya vida y trayectoria profesional fueron violentamente truncadas por la II Guerra Mundial.
Finalizada la Guerra, Francia se incorpora rápidamente a la corriente de la sociología cuantitativa que llega desde el otro lado del Atlántico, aunque desde una perspectiva propia. Las fundaciones americanas que contribuyen al desarrollo de esta corriente sociológica, conscientes de la trascendencia de los interlocutores europeos, hacen de Paris uno de sus destinos predilectos. Allí, Paul Lazarsfeld, el representante más destacado de la sociología cuantitativa norteamericana se encuentra con el filósofo Raymond Boudon, con el que va a colaborar hasta su muerte, pero también con el matemático Marc Barbut.
Marc Barbut nace en 1928 y hace todos sus estudios universitarios en Paris. Comienza a interesarse por la estadística gracias a la enseñanza y consejos de eminentes matemáticos como George Darmois y Paul Levy a los que frecuenta asiduamente en el Institut de la Statistique de I' Université de Paris (ISUP) y el Institut Henry Poincaré (IHP), institución creada por Emil Borel, también en 1928, para abordar los nuevos problemas de la física matemática.
En 1956, después de un breve paso por la enseñanza secundaria, comienza a trabajar como investigador del CNRS junto a un pionero de la investigación operativa y la cibernética como George Guilbaud. El lugar de trabajo será la Escuela Práctica de Altos Estudios, una institución creada por los historiadores Lucien Febvre y Fernand Brodel en la inmediata postguerra.
En estos años, Paris recupera el tono vital y cultural que había perdido durante la contienda y muy pronto volverá a convertirse en referente de la cultura mundial. Por sus calles, su universidad, sus seminarios y cafés, bullen de nuevo la vida y los intercambios que hacen de esta ciudad un verdadero receptáculo de las ciencias y las humanidades. En 1958, el primer lugar de trabajo del que disponen George Guilbaud y Marc Barbut, y que más tarde se convertirá en el Centre d'Analyse et de Matematiques Sociales, está situado en un piso junto al Folies Berqeres, en el corazón de Pigalle. La operación está apadrinada por Claude Levi-Strauss y Charles Morazé.
En 1959 Marc Barbut comienza a publicar en la revista de Jean Paul Sartre Les Temps Modernes sobre teoría de la decisión, en un ambiente de aparente normalidad que progresivamente se ira alterando por la guerra de Argel. Ante el desgarro que este acontecimiento provoca en la sociedad francesa, un grupo de intelectuales toma postura por la insumisión y redacta un manifiesto dirigido a los soldados que combaten en Africa, convirtiendo la resistencia colonial en un acto légítimo y responsable. En el llamamiento aparece la firma de Marc Barbut junto a las de de Simón de Bouvoir, André Breton, Marguerite Duras, Henry Lefevre, Paul Levy, Francois Maspero, Jean Francois Revel, Jean Paul Sartre, Simone Signoret y otros 111 más.
En este contexto se produce el reconocimiento internacional del colectivo Bourbaki, lo cual significa una auténtica revolución en la enseñanza de las matemáticas. En 1949, Levi-Strauss había publicado «Las estructuras elementales del parentesco» como resultado de su colaboración con André Weil, pero es quince años más tarde cuando las publicaciones del colectivo están en pleno apogeo. En 1954, el pri-mer volumen del colectivo titulado «Las estructuras fundamentales del análisis» alcanza la tercera edición. La teoría de conjuntos, y en general lo que comienza a llamarse matemáticas modernas junto al redescubrimiento del lingüista Ferdinand de Saussure, van a provocar una auténtica edad de oro de las ciencias sociales en Francia que trasciende las fronteras, y que llevará durante algún tiempo el sugestivo rótulo del estructuralismo.
En 1966, la revista de Jean Paul Sartre Les Temps modernes, dedica un número monográfico al movimiento estructuralista en el que participan destacados representantes de las ciencias sociales como Pierre Bourdieu, Algirdas J. Greimás, Maurice Godelier y el matemático Marc Barbut. Su aportación se titula «Sur le sens du mot structure en mettiémetiques», artículo que va a gozar de una gran circulación y que será largamente utilizado por Lacan en sus seminarios sobre las estructuras del inconsciente.
Esta colaboración entre matemáticos y antropólogos, lingüistas y sociólogos cuenta además con la participación entusiasta de los historiadores de la escuela de los Annales. Siguiendo la estela de Simiand y Halbwachs, Lucien Febre, Marc Bloch y Fernand Brodel, intentan superar la historia narrativa haciendo una historia analítica de los grandes problemas que dirige su mirada hacia las matemáticas.
Todos estos enfoques de las humanidades y de la ciencia social junto al nuevo papel asignado a las matemáticas, confluyen en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, convirtiendola en un auténtico laboratorio de ideas y prácticas de investigación, en un espacio de sorprendente mestizaje entre las llamadas ciencias duras y las humanidades. El CAMS, Centre d'Analyse et de Mathematiques Sociales, con Guilbaud y Barbut a la cabeza, se convierte en el cuartel general de la revuelta contra las viejas concepciones de la matemática. El álgebra aplicada a las reglas del parentesco, la combinatoria, las teorías de redes, la teoría de grafos, el análisis matemático de la desigualdad, la modelización, la historia de la ciencia ... son herramienas de la agitación. En 1968, Barbut publica un texto colectivo de la UNESCO que tendrá gran repercusión: «Antropologie et mathematiques: Les sciences sociales, probtémes et orientetions», y en 1970, publica en la revista Annales un texto luminoso sobre la aplicación de la teoría de la decisión a la historia, titulado: «En marge d'une lecture de Machiavel: /'art de la guerre et la praxéologie mathémetique».
En 1981, Marc Barbut accede a la dirección del CAMS y desde allí impulsa, entre otras actividades, la revista Mathematique et Sciences Humaines, una revista internacional que en la actualidad alcanza el número 167. A partir de entonces, comienza a publicar numerosos artículos sobre el sociólogo y economista Wilfredo Pareto. Su famosa distribución le conduce hacia el tratamiento matemático de la desigualdad, tema sobre el que ha publicado numerosos artículos y del que es un reputado especialista. En 1984, mantendrá al respecto un intenso y prolongado debate en la Revue Frenceise de Sociologie con destacados discípulos de Pierre Bourdieu.
A partir de 1982, se convierte junto a Ernest Coumet en el principal animador e impulsor del Séminaire de Histoire du Calcul des Probabilités et de /'Statistique que se desarrolla bajo el patrocinio del centro Alexandre Koyré, un laboratorio dedicado a la Historia de la Ciencia, y del Centre de Analyse et de Mathematique Sociales.
El seminario, constituido en verdadero marco de trabajo interdisciplinar, como lugar de encuentro de los profesionales de la estadística, la sociología, la economía y la filosofía, se ha convertido en un espacio por el que transitan los investigadores más relevantes del mundo en el campo de la Historia de la Estadística y del Cálculo de Probabilidades. Basta citar los nombres de Georgio Israel, Stephen Stigler, Theodor Porter, Jean Jacques Droesbeque, Judy Klein, Lorraine Daston, Michel Armatte, Bernard Bru, Alain Desrosieres, Norbert Meusnier, Tierry Martin, Eric Brian, .... etc, la lista es larga. La centralidad de Paris, así como la multidisciplinariedad de sus componentes, ha contribuido a que dicho seminario sea paso obligado de los investigadores que trabajan en estos temas, permitiendo la producción de líneas de investigación originales sobre el uso de las estadísticas y el papel institucional de las mismas en la configuración de los Estados nacionales.
Dicho enfoque tiene mucho que ver con ese ambiente intelectual de finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta que hemos tratado de evocar aquí, pero también con la personalidad de Marc Barbut y su particular manera de entender la relación entre matemáticas y ciencias sociales. La filosofía pedagógica de Barbut y de su maestro Guilbaud, centrada en la convicción de que para enseñar cualquier parte de las matemáticas es necesario saber de donde procede, qué problemas motivaron su desarrollo teórico y cual es su contexto histórico social, ha llevado a la creación de ese espacio de confluencia entre historiadores de la ciencia, matemáticos y sociólogos que ha dado, y continuará dando, importantes frutos académicos y científicos.
Para último, quiero agradecer, al profesor Marc Barbut la dedicación y generosidad que ha manifestado en todo momento, no solo conmigo en las múltiples veces que le he visitado en Paris, sino con los compañeros y becarios de la UNED que han realizado estancias en l'École des Hautes Études en Sciences Sociales, con los compañeros de otras universidades españolas que han pasado y siguen pasando por sus aulas, con el resto de alumnos europeos, americanos, o de cualquier lugar.
Voy a terminar con una pequeña confidencia personal. Todo el mundo sabe que el Sena divide Paris en dos mitades geográficas y culturales. La rive gauche, la zona universitaria, académica y un tanto elitista, y la rive droite, la zona más popular y desenfadada. En terminos cinemátográficos podríamos decir que la primera esta muy bien dibujada por el cine de Eric Rommer en tanto que la segunda estabien representada en el cine de Jean Renoir, o en cualquiera de las películas que interpreta ese gran actor que es Gerard Depardieu; pues bien, en Marc Barbut se condensan el porte elegante y aristocrático de la rive gauche con la bonhomía y el saber popular de las campiñas del Perigord, la región de su infancia y sus ancestros. Bién podemos decir que Marc Barbut condensa los mejores atributos del país galo, no en vano, reside en la isla de la Cité, en medio del Sena, en el corazón de Francia. Muchas gracias y mi más sincera enhorabuena.
Madrid, enero 2005
