Logo de la UNED


LAUDATIO DANIEL E. ROSNER

Doctor Honoris Causa por la UNED 2002

José Luis Castillo Gimeno. Vicedecano de Ciencias Físicas. Profesor Titular de Física Aplicada de la UNED

Excelentísima y Magnífica Señora Rectora, Excelentísimas e IIustrísimas Personalidades, Queridos profesores, personal de la universidad, compañeros y alumnos, Señoras y Señores:

En este acto me corresponde llevar a cabo una amena tarea: glosar los méritos de un gran científico y mejor maestro. Es gratificante poder dirigirme a esta distinguida audiencia para destacar, brevemente, los méritos académicos (en sus dos vertientes de docencia e investigación) acumulados por el Profesor Daniel E. Rosner a lo largo de su dilatada carrera y hacer énfasis en los aspectos que llevaron a la Facultad de Ciencias, a instancias del Departamento de Física Matemática y Fluidos, a proponerle para la concesión del Doctorado Honoris Causa en Ciencias por nuestra Universidad Nacional de Educación a Distancia.


En el día a día de nuestra vida académica profesional tenemos que tomar parte en actividades de muy diversa índole, desde aspectos docentes y de investigación, a temas de gestión o de representación institucional. Estas actividades implican nuestra dedicación a distintas tareas, unas más gratas que otras. Entre las tareas más gratas que le pueden corresponder a un profesor, destaca sin duda la posibilidad de poder actuar como representante de toda la Universidad en una ceremonia académica. Un acto de investidura, como el de hoy, es uno de los acontecimientos de mayor realce y relevancia universitaria. La Universidad reconoce, en este acto, los méritos y cualidad es de una persona especialmente distinguida, quien a su vez honra a la Universidad con su presencia y con la aceptación de su vinculación con la Universidad, a partir de este momento.

En la figura del Profesor Rosner se dan varios factores específicos que motivan su presencia aquí. Reúne méritos destacados en su trayectoria docente y de investigación, pero además a lo largo de esta trayectoria ha mantenido una fructífera relación con una amplia lista de científicos de varias universidades españolas, la UNED entre ellas. Estos aspectos de docente e investigador excelente y sus vinculaciones con España son los que querría destacar, brevemente, en esta presentación.

Es ineludible comenzar con unas pinceladas biografías. Daniel E. Rosner nace en Nueva York en 1933 y es un ejemplo típico del neoyorquino cosmopolita abierto al mundo, interesado en una gran variedad de temas de la ciencia y la cultura, curioso en grado sumo y persona que disfruta cada día con su trabajo y con la compañía de su familia y amigos. Es un gran conversador e inagotable fuente de información y conocimiento para las personas de su entorno.

En su formación académica queda patente la amplitud de miras y el interés de huir del encasillamiento. Obtuvo el título de Ingeniería Mecánica (summa cum laude) en el City College de Nueva York en 1955, el Master en Ingeniería Aeronáutica en la Universidad de Princeton en 1957 y el título de Doctor en Ingeniería Aeronáutica en esta misma Universidad en 1961. Para la realización del Master en Princeton, disfrutó de una beca «Guggenheim Fellow>> en el Jet Propulsion Laboratory de Princeton y de un C. A. Coffin Fellow (concedida por la compañía General Electric Co.).

Durante la realización de la tesis doctoral en Princeton se incorporó (entre 1958-1967) como Científico Investigador (Research Scientist) a la AeroChem Division Sybron (Ritter-Pfaudler) Corpora tion, donde continuó entre los años 1967-1969, ya como Director del   Grupo de Transporte y Cinética Interfacial (Interface Kinetics and Transport Group). Esta conexión con las necesidades de investigación industriales la ha seguido manteniendo en su carrera, actuando regularmente como ingeniero consultor para varias compañías; entre otras ALCOA, Babcock & Wilcox, British Coal Corp., Dresser-Rand Co., EPRI, EXXON Research and Engineering, General Electric Co. (Lamp Div.), International Fine Particle Research Inst. (IFPRI), Pfaudler, Praxair, SCM-Chemicals y Union Carbide. De esta forma conecta su propia investigación con las necesidades sociales y mejora la preparación y salida profesional de sus estudiantes.

Pero su verdadera vocación ha sido siempre la académica, de manera que nunca perdió el contacto con la universidad. Mientras era Científico Investigador, actuaba como Profesor Visitante en el Instituto Politécnico de Nueva York (en la Escuela de Ingeniería Mecánica), 1964-1967.

El Profesor Rosner forma parte del profesorado de una de las universidades estadounidense más renombradas: la Universidad de Yale, en la ciudad de New Haven (Connecticut, Estados Unidos de América). Esta fama procede de la calidad de su claustro académico y se sustenta en los logros de sus profesores y ex-alumnos. Como ejemplo, han estudiado en Yale el actual presidente estadounidense George W. Bush (graduado en 1968); así como los dos anteriores: George H.W. Bush (padre) graduado en 1948 y William Jefferson (BiI!) Clinton (graduado en 1973, el mismo curso que su esposa Hillary Clinton).

Los números de la Universidad de Yale nos dan idea de su potencial: 10 millones de volúmenes en sus bibliotecas, 200 edificios repartidos en unas 360 hectáreas, 3300 profesores y otros 6000 empleados, para 5250 estudiantes de licenciatura, además de 5600 estudiantes en programas de master, especialización y doctorado. Dispone de instalaciones, laboratorios y equipamientos de primera línea, junto con Museos y Galerías propios: Yale Art Gallery, Yale Center for British Art, Peabody Museum of Natural History y la Beinecke Rare Book and Manuscript Library. Las piezas catalogadas en estos museos constituirían el orgullo de cualquier ciudad en el mundo.

La Universidad de Yale fundada en el año 1701 (como una Escuela Colegiada que adoptó el nombre de Yale College en 1718 y el actual de Yale University en 1887) ha sido y sigue siendo pionera en sus iniciativas. Así, Yale fue la universidad que concedió el primer título de Doctor en Ciencias en los Estados Unidos de América (a Josiah Willard Gibbs quien nació y murió en New Haven, desarrollando toda su vida profesional como Profesor de Física Matemática en Yale). Gibbs (1839-1903) hizo contribuciones fundamentales a la termodinámica de mezclas y su nombre (asociado a la denominada energía de Gibbs, a la paradoja de Gibbs, a la regla de las fases y a los conjuntos microcanónicos) aparece citado en todos los textos de termodinámica y mecánica estadística.

Varios Profesores de Yale han sido galardonados con el Premio Nobel; entre ellos: Lars Onsager (1903-1976), Premio Nobel en Química en 1968, por el descubrimiento de las relaciones cruzadas que llevan su nombre en la termodinámica de procesos irreversibles; George E. Palade, Premio Nobel en Medicina en 1974 por sus descubrimientos relativos a las organizaciones estructurales y funcionales de las células; Tjalling C. Koopmans (1910-1985), Premio Nobel en Economía en 1975 por sus contribuciones a la optimización de recursos; James Tobin, Premio Nobel en Economía en 1981 por su análisis de los mercados financieros y sus relaciones con las decisiones de gasto, empleo, producción y precios; Sydney Altman, Premio Nobel en Química en 1989, por el descubrimiento de las propiedades catalíticas del RNA; hasta el último Premio Nobel en Química de este año 2002, concedido al Profesor John B. Fenn, por el desarrollo de métodos de ionización para el análisis por espectrometría de masas de macromoléculas biológicas.

Además, en el claustro docente actual de Yale aparecen figuras de talla mundial como el español Juan Linz (ahora Profesor Emérito en Ciencias Sociales y Políticas) o Benoit Mandelbrot (Profesor en el Departamento de Matemáticas) quien inició la teoría de los fractales.

A este claustro de Yale se incorporó el Profesor Rosner como Associate Professor en 1969 y, posteriormente como Profesor, puesto que ocupa desde 1974, en el Departamento de Ingeniería Química, del que ha sido Chairman en los períodos 1984-87 y 1993-96. El Profesor Rosner se declara heredero y continuador de la labor llevada a cabo por los citados Gibbs y Onsager y por su amigo Fenn, responsable directo de su llegada a Yale. En la Universidad de Yale su posición actual es un dual appointment, una plaza de profesor de adscripción dual, en el Departamento de Ingeniería Química conjuntamente con el Departamento de Ingeniería Mecánica. Estas adscripciones dobles son habituales en Yale y otros centros, favoreciendo el intercambio de conocimientos y experiencias que al igual que en los ecosistemas biológicos, redunda en un beneficio recíproco de los individuos y de la capacidad de los grupos (los departamentos y su oferta educativa en este caso). Se evitan así las islas de conocimiento y los grupos científicos de corto alcance visual que mirándose sólo a sí mismos, se convierten en compartimentos estancos.

En Yale creó el High Temperature Chemical Reaction Engineering Laboratory (HTCRE Lab) del que es Director desde 1974. Por este laboratorio han desfilado, en estos 28 años, investigadores de varios países y con una variada formación académica de base. En la lista de sus colaboradores figura un buen número de estadounidenses, pero también se encuentran colaboradores de España, de otros países de nuestro entorno más cercano (Israel, Turquía, Grecia o Portugal) y de los más alejados de Asia (China, Corea, Japón). El Profesor Rosner podría muy bien volar sobre, este cada vez más pequeño mundo en que vivimos, encontrándose con un buen amigo en cada aeropuerto y escala. Por su laboratorio han circulado investigadores de formación muy variada: matemáticos aplicados, físicos, químicos e ingenieros, interesados en aspectos experimentales, analíticos o de cálculo numérico, creándose así una atmósfera propicia para compartir conocimientos y avanzar en los temas de interés común. Esta conexión suya con las tres columnas que soportan la ciencia e ingeniería actual (experimentos, teoría y cálculo numérico) le convierten en un buen conocedor de las necesidades y dificultades científicas de nuestros días.

Ha sido profesor invitado en varias universidades y de nuevo su falta de encasillamiento queda patente en la relación de algunos de estos centros. Así en la Universidad de Stanford (invitado en el Centro de Investigación de Materiales, Ingeniería Química), en el Imperial Coliege de Londres (Procesos Metalúrgicos, Ingeniería Mecánica), en la Universidad de California en Santa Bárbara (Quantum Institute), en Technion, Instituto Técnico de Israel (Ingeniería Aeronáutica) y en la Universidad de Sydney (Ingeniería Mecánica e Ingeniería Química) han disfrutado de su presencia y de su conocimiento.

Miembro del Consejo Editorial de las revistas científicas: Combustion Science and Technology (1975-1977) Physicochemical Hydrodynamics (1988-1989) y censor de trabajos para multitud de revistas científicas: AIChE Journal, Chemical Engineering Science, International Journal of Multiphase Flow, Aerosol Science and Technology, International Journal of Heat and Mass Transfer, Journal of Colloid and Interface Science, Journal of Crystal Growth, Progress in Energy and Combustion Science, Combustion and Flame, Combustion Science and Technology.

Es miembro de las sociedades AIChE (American Institute of Chemical Engineers), ACS (American Chemical Society) , The Combustion Institute, Chemical Heritage Foundation y AAAR (American Association for Aerosol Research).

Una muestra de su excelente calidad como docente es su preocupación por la mejora y actualización permanente de los cursos ofertados a los alumnos, así como el reconocimiento que tienen sus clases y notas de cursos en la Universidad de Vale. En 1988, recibió el Premio de Ingeniería Meriam/Wiley de la Sociedad Americana para la Educación en Ingeniería, por su libro de texto « Transport Processes in Chemically Reacting Flow Systems» (publicado por Butterworth-Heinemann con sucesivas ediciones en los años 1986, 1988, 1990, todas agotadas en corto tiempo). Este libro se ha convertido ya en un clásico de los fenómenos de transporte en fluidos y procesos de combustión, habiendo merecido su publicación como tal clásico por la editorial Dover en el año 2000. Una hojeada a este libro permite hacernos una idea de la capacidad didáctica del Profesor Rosner. El libro contiene un buen número de ilustraciones donde se nota su caligrafía y grafismo característicos. La relación de figuras, tablas de conversión y ejercicios en cada capítulo es de una variedad y amplitud difícil de encontrar en otros textos. El séptimo capítulo, de un gran valor didáctico, sirve de resumen general de los anteriores enlazando con un último capítulo cuyo título podría traducirse algo así como «Técnicas, ayuda y filosofía para resolver problemas», donde se aplican los conocimientos desarrollados en los capítulos anteriores, a un problema básico que sirve de prototipo. Los resúmenes incluidos en los apéndices y los suplementos a la última edición podrían dar origen a varios textos sobre el tema. El prefacio del libro comienza con una frase reveladora; escribe el autor: iHe sucumbido a la tentación de escribir el libro que he buscado en vano desde que era estudiante y joven docente! Por otra parte, de nuevo, aparece su amplitud de miras, al indicar el tipo de lector a quien va dirigido el libro: "A los estudiantes de ingeniería (química, mecánica, aeronáutica, etc.) y de ciencia aplicada (materiales, geofísica/geoquímica, medicina), estando escrito el texto para ser accesible a los estudiantes y científicos cuya formación hasta ahora haya estado confinada a la químico física, física clásica y/o matemática aplicada». Esta escapada de los confines de la disciplina de cada uno es la propuesta básica del Profesor Rosner, constituyendo una de sus características que queda reflejada por el tema que ha elegido para su discurso, que podría muy bien haber titulado como: "La validez de nuestras ramas y raíces fuera de nuestro propio tiesto».


En su discurso, el Profesor Rosner demuestra cómo los estudios en un campo científico encuentran aplicaciones inesperadas en otros campos diferentes. Así, los experimentos con un sencillo filamento calentado en el laboratorio encuentran aplicación para la determinación de la vida media de las baldosas cerámicas que se utilizan para la protección térmica en el trasbordador orbital espacial de la NASA (Space Shuttle). El conocimiento adquirido, en procesos de transferencia de calor en ingeniería, puede ser utilizado en paleontología, para la justificación de hipótesis novedosas sobre las placas dorsales de los extintos dinosaurios. Sin usar carbón en los experimentos en el laboratorio puede hacerse investigación, aplicable al control de emisiones en la industria de producción de energía mediante el uso del carbón. El uso adecuado de mecanismos de transporte sencillos permite coleccionar pequeñas partículas sin distinción de tamaños. Cuando por la ausencia de flotación se esperaba una supresión de movimientos en los experimentos realizados en el espacio, inesperadamente aparecen fenómenos convectivos en gases enrarecidos bajo condiciones de microgravedad. La aplicación de electroesprays como técnica de caracterización molecular abre una vía de investigación en proteínas y macromoléculas.

Como muestran estos ejemplos, la variedad en los temas científicos en que ha trabajado le dificulta definirse a sí mismo. En uno de los apartados de su discurso el Profesor Rosner se define como un ingeniero químico/mecánico/aeronáutico sin formación en paleontología. De esta definición uno no sabe con qué quedarse, si con la variedad de ingenierías, o si tras reconocer su falta de formación en paleontología, decir que [menos mal! Quienes le conocemos, sabemos de su cariño especial por la Ingeniería Química que menciona siempre en primer lugar, pero su amplitud de miras y su carácter curioso le impiden encasillarse en una sola disciplina.

Cuando detalla en su curriculum las principales áreas de actividad en su investigación aparecen temas como: Reacciones químicas superficiales, Formación, evolución morfológica, coagulación, transporte y deposición de nano-partículas; Síntesis y procesado mediante combustión de materiales avanzados; Transporte convectivo y difusivo de masa y energía en flujos multifásicos y reactivos (combustión); Mecanismos de deposición física y química de vapores y partículas / microestructura de depósitos / propiedades termofísicas; Nuevas técnicas de diagnóstico para determinación de concentraciones de partículas y sus propiedades (tamaño, morfología, composición). Una amplia lista de temas en los que ha realizado contribuciones científicas importantes. Así, como resultado de sus investigaciones ha publicado más de 250 artículos científicos y dirigido 24 tesis doctorales en Yale.

Por el conjunto de sus actividades de investigación, en 1999, la Sociedad Americana de Investigación en Aerosoles (AAAR) le concedió el premio de investigación David Sinclair, reconociendo así la excelencia de sus continuas y destacadas contribuciones a la ciencia y tecnología de los aerosoles (suspensiones de partículas en gases).

El Profesor Rosner ha visitado España en varias ocasiones como conferenciante invitado para impartir cursos y conferencias. Además, es constante la presencia de investigadores españoles en su laboratorio en la Universidad de Yale, donde se han formado estudiantes de doctorado, realizado estancias postdoctorales de larga duración o cortas visitas de intercambio e impartido cursos, varios científicos españoles. La conexión española comenzó, con la larga amistad del Profesor Rosner, con el Profesor Amable Liñán de la ETSI de Aeronáuticos, de la Universidad Politécnica de Madrid. También de esta Escuela salió Juan Fernández de la Mora para realizar el Doctorado con el Profesor Rosner. Posteriormente, Juan obtuvo una plaza de Profesor Titular en la Facultad de Ciencias de la UNED, y tras unos años con nosotros, regresó a Yale donde permanece actualmente como Profesor, en el Departamento de Ingeniería Mecánica. Juan y Rosner han formado un polo de atracción que ha llevado a Yale a otros científicos españoles de la Universidad Politécnica de Madrid y de las de Sevilla, Málaga, Zaragoza y Extremadura. Complementariamente, varios profesores del Departamento de Física Matemática y Fluidos de la UNED hemos realizado largas estancias postdoctorales en el laboratorio de Rosner. Tras mi propia experiencia de dos años en 1983-85, siguieron Pedro L. García Ybarra (en 1986) y recientemente Manuel Arias Zugasti (2000-2002). Durante varios veranos, se convirtió en habitual mi estancia de uno a dos meses, junto con Pedro y en ocasiones J. Carlos Antoranz, en Yale. Estos veranos permanecen en mi memoria como períodos de gustoso trabajo e intenso estudio con fructíferos resultados. La amistad cimentada en todas estas visitas con el Profesor Rosner, con otros Profesores de Yale y con investigadores del equipo de Rosner, entre los que merece mención especial Athanasios G. Konstandopoulos (ahora Director de un destacado grupo de investigación dedicado a la tecnología de partículas en gases, en Salónica, Grecia), constituye una de mis fortunas más apreciadas.

En su grupo aprendí el sentido de las reuniones de trabajo en equipo, conocidas en inglés como «breinstotm meetinqs», donde la intensidad de las discusiones sobre los temas en que está trabajando cada miembro del equipo, lleva a forzar la mente para encontrar soluciones a estos problemas y para la búsqueda de nuevas interpretaciones o aplicaciones de los resultados obtenidos. Al acabar estas reuniones, todos mostrábamos signos de agotamiento y regresábamos cada uno a nuestra mesa de trabajo, casi sin fuerzas para continuar pensando. No era este el caso del Profesor Rosner quien aparecía poco después con un memorándum, donde había incluido las discusiones surgidas, las había conectado con otros problemas e incorporado referencias a trabajos de otros grupos. La lista de trabajos pendientes crecía así después de estas reuniones. Tras estas experiencias y cada vez que escucho el término con que normalmente se califican en español a estas reuniones, como «tormentas de ideas", pienso que esta denominación es poco adecuada y que en su lugar deberían llamarse reuniones donde «estrujarse los sesos", o de «estrujamiento de cerebros", pues ésta es la sensación de cerebro cansado y estrujado que nos quedaba después de las reuniones.

Para los que hemos tenido el privilegio de pertenecer a su grupo de trabajo, el Profesor Rosner es una personalidad ejemplar, no solamente por su calidad como científico y docente, cuyos méritos ya han sido objeto de diversos reconocimientos, sino por el entusiasmo sin límites que muestra hacia todas las formas del conocimiento y la cultura (ciencia, ingeniería, caligrafía, dibujo, arte, música) y por su generosidad, también sin límites, a la hora de compartir y transmitir este entusiasmo. Apasionado por la lectura de todo tipo, en especial por las biografías de científicos y de grandes personajes de la historia. Posee una caligrafía muy particular y es un excepcional dibujante, autor de grabados de estilo y diseño peculiar. Como ejemplos de sus dibujos, se pueden mencionar la portada del número de la revista Science que publicó su trabajo sobre el Estegosaurio y algunos de los cuadros que adornan su despacho, así como la portada y muchas de las ilustraciones de su libro de texto. Trabajando con él, día a día, en el «High Temperature Chemical Reaction Engineering Leboretory» de Yale, uno se da cuenta de que Rosner manifiesta el mismo entusiasmo e interés en la búsqueda científica de respuestas sobre "Procesos de Transporte en Sistemas de Flujo Reactivos», que en la elaboración de problemas (de dificultad repartida en varios órdenes de magnitud) para ilustrar los conceptos expuestos en sus cursos y para motivar e involucrar a los alumnos en la gran aventura humana que es la Investigación Científica. Este mismo entusiasmo por el conocimiento se evidencia cuando, de una manera espontánea, comparte sus últimos descubrimientos sobre Historia, Historia de la Ciencia y la Tecnología, Música, Arte ... o Tenis. Si a todo esto sumamos su honradez e inmensa calidad humana, está claro que tenemos delante un verdadero maestro en su más amplia acepción, un modelo de cómo se debe dirigir un grupo de investigación, y también un foco infinito de motivación para seguir trabajando día a día.


Junto con este gran científico, aparece la figura de su esposa, Susan Rosner quien acompaña siempre que puede a su marido y comparte con él, el interés por el conocimiento del arte y la cultura de los países que visitan. Aficionada a la alfarería, es buena conocedora y difusora de la calidad de la cerámica popular española, en especial de las piezas típicas de Talavera de la Reina. Excelente anfitriona, gusta de organizar en su propia casa reuniones con los visitantes asiduos a New Haven y forma un complemento inseparable de la figura de Daniel Rosner.


En nombre de la Facultad de Ciencias me cabe el doble honor de, por una parte, solicitar para el Profesor Daniel E. Rosner el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y por otra, dar la bienvenida al Profesor Rosner a nuestro claustro académico. Welcome Dan.


Muchas gracias.

Madrid, noviembre 2002