| ||||||||||||||||||
LAUDATIO Manuel Alvar López y Bernard PottierDoctores Honoris Causa por la UNED 1993 | ||
|
|
Dos grandes, y sabios, maestros de la Filología Hispánica se insertan, hoy, en el claustro de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, por decisión de su Junta de Gobierno, atendiendo la propuesta unánime de la Facultad de Filología, cuya representación, como Decano, ostento. La certera —y justa— iniciativa de los Departamentos de Lengua Española y Literatura Española y Teoría de la Literatura —de quienes ahora, por su generosidad, soy portavoz emocionado y agradecido—, de proponer a los profesores Manuel Alvar y Bernard Pottier, por el primero, y al profesor Alvar por el segundo, se ve culminada en este acto que a todos nos honra y nos llena de júbilo. Honra, por la estima y el respeto intelectual que ambos nos merecen; honra, por el deber moral que nos lleva al cumplimiento de enaltecer sus justos y destacadísimos méritos; honra, por el aplauso y agasajo que hoy tributamos a sus personas y obras. Podemos afirmar —vaciado el esterotipo de la fórmulade cortesía— que hoy nos honran con su presencia dos eminentes hombres, cuya trayectoria vital ha estado dedicada a la docencia universitaria y la investigación, ejecutada honrosamente, de amplio y ancho calado. Virtudes que conllevan a tener a mucha honra esta demostración de adhesión y aprecio que tributamos con regocijo y alegría. Nuestra Universidad se siente muy honrada por acoger en su seno de doctores honoríficos a estos dos maestros.
En el poco ratiello que dispongo, comenzaré señalando algunas concomitancias entre nuestros dos doctores honoris causa, dignas de ser resaltadas.
Los dos, tienen una larga trayectoria docente cuyo fruto más ostensible son los numerosos discípulos que, bajo su égida, se han formado; trayectoria que ha culminado en la jubilación que no es otra cosa, según señala Sebastián de Covarrubias, que «absolver a uno del trabajo, en el ministerio que por muchos años ha servido; como se haze en Salamanca y en las demás universidades, quando algún doctor o maestro ha leydo cátedra de propiedad veinte años o más o menos, como es costumbre». Absolución de trabajo, afortunadamente incumplida, ya que el magisterio de ambos se prodiga por doquier. Ambos profesores han recibido diversos doctorados honoris causa por distintas universidades españolas y del extranjero. El profesor Pottier, lo es por la prestigiosa Universidad de Heidelberg (Alemania) y el profesor Alvar acumula esa alta distinción otorgada por las Universidades de Burdeos, San Marcos de Lima, Pisa, Pontificia de la República Dominicana, Granada, Valencia, Zaragoza, Salamanca, Valladolid, La Laguna, Málaga, ahora la UNED, y muy pronto la Universidad de Alicante.
* * * | ||
Por necesidades de protocolo, con el fin de mostrar y encarecer los méritos de cada uno de ellos, me van a permitir que muy sintéticamente haga, por separado, una suscinta descripción de los más relevantes de nuestros doctorandos. El profesor Bernard Pottier, formado en la Sorbona, ha sido catedrático de las Universidades de Burdeos (1955-58), Estrasburgo (1958-64), París-X (1964-68), París IH (1968-74) y París-Sorbona (1974-90), ejerciendo en la actualidad como profesor Emérito. Además ha pertenecido al Seminario de Lingüística amerindia en la École Pratique de Hautes-Études de París (1968-1988); así como fue Director científico de Ciencias Humanas en el Centre National de la Recherche Scientifique (1972-76). Además, ha sido profesor visitante y conferenciante en cerca de treinta países, especialmente en España e Hispanoamérica.
* * * Son tantos y tan cualificados los méritos del profesor Manuel Alvar que su enumeración alargaría este acto en demasía. ¡Qué difícil me lo pone usted, don Manuel! Aunque me quedo un tanto tranquilo porque su figura y su obra son tan conocidas por todos que dicha dificultad queda inexorablemente allanada. ¿Cómo puedo dar cuenta, en este corto espacio de tiempo, de tan monumental trayectoria docente e investigadora? Como un mal pintor impresionista me pongo ante el lienzo y garabateo un desfigurado e incompleto —lo sé— retrato.
Hispanoamérica, esa su segunda patria, a cuya realidad lingüística ha dedicado estudio, esfuerzo y amor, mucho amor. Frente a la escasa atención —no sé si convendría emplear mejor vocabios como olvido, desdén o desprecio— que otros maestros de la Filología española han mostrado por ella, el profesor Alvar ha profesado un acendrado enamoramiento hacia las lenguas —la española y las aborígenes americanas— y la literatura hermana.
Término. La Facultad de Filología se congratula porque la Universidad Nacional de Educación a Distancia celebre la investidura de estos dos grandes maestros e investigadores en la fes-tividad de Santo Tomás de Aquino. Dos eximios filólogos merecedores de este galardón que darán lustre y honra a nuestra universidad. Por ello, Excelentísimo y Magnífico Señor Rector pido el doctorado honoris causa en Filología para los profesores Bernard Pottier y Manuel Alvaro Muchas gracias. He dicho. Madrid, enero 1993 | ||