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LAUDATIO Ramón Bayes Sopena

Doctor Honoris Causa por la UNED 2009


Francisco Claro Izaguirre. Decano de la Facultad de Psicología de la  UNED



Sr. Rector Magnífico, autoridades, amigas y amigos,


Es para mí un placer presentarles hoy a Ramón Bayés, al que la Facultad de Psicología propuso, y el Consejo de Gobierno de la Universidad ha acordado, nombrar doctor Honoris Causa (y les confieso que me siento un poco abrumado por la tarea de introducir a un hombre grande, al que admiro y respeto y por el que siento un afecto profundo, a una gran institución, a la que admiro y respeto, por la que siento un gran afecto y en la que me vengo ganando la vida).


Ramón Bayés (1930) nació, y vive y trabaja en (o desde) Barcelona (La Ciudad de los Prodigios).

Ramón Bayés es un psicólogo que en 1951, y antes de hacerse psicólogo, se hizo Perito Industrial. Perito Industrial Eléctrico, que era y sigue siendo una profesión honrada que sirve para diseñar, hacer funcionar y eventualmente reparar máquinas e instalaciones eléctricas que hacen que la vida de los seres humanos sea más humana y menos dependiente de los dictados de la Naturaleza, y van ustedes a ver que ese objetivo genuino, el hacer la vida más humana y menos dependiente de la Naturaleza es, creo, uno de los hilos que puede conectar al perito industrial eléctrico de 20 años con la vida y la obra del eminente profesor de psicología que hoy tiene 78, dos nietos y 700 publicaciones a las espaldas.


Dicho eso, y en un intento por dibujar siquiera unos pocos trazos que me parecen significativos para el retrato de un hombre en el que se juntan complejidad y sencillez, creo que se podría decir también que Ramón Bayés es un epicúreo y un humanista, ya que considera que la sensación y sus facetas mentales y humanas, que son la alegría y el sufrimiento, son lo que importa. En concreto, y para ser exacto, creo que la parte más destacada de la obra de Ramón Bayés está dedicada a aliviar el sufrimiento humano definido por la experiencia de los que están sufriendo, narrada por ellos mismos (y por nadie más), mediante la utilización de tecnologías basadas en la psicología y diseñadas ad hoc.


Ramón Bayés se licencia en Psicología en 1974, aunque antes ha participado en la dirección de instituciones dedicadas tanto a la enseñanza, como la Escuela de Mandos Intermedios de Barcelona de la que fue director tres años, como a la psicología, en el Centro Galton de Investigaciones Psicológicas. Consigue su doctorado con la máxima calificación en la Universidad de Barcelona en 1976 con una tesis titulada Contribución del análisis experimental de la conducta a la investigación de drogas psicotropas, un título que treinta y tres años después suena perfectamente actual. Comienza su docencia en la Universidad Autónoma de Barcelona en el curso 1974/75 como profesor no numerario de Psicología experimental, obtiene la cátedra de Psicología Básica en 1983 y en 2001 es nombrado Profesor Emérito.

A mediados de los 60, en la época en la que él y un grupo de amigos psicólogos y psiquiatras fundaron Galton en Barcelona, al tiempo en que Juan Marsé publicaba Últimas tardes con Teresa, Ramón Bayés dio por casualidad con Walden Dos, la novela de B.F. Skinner en la que se describe una comunidad utópica con un sistema social y económico construido sobre los principios del análisis experimental de la conducta, cuya traducción consigue que se publique en Fontanella, editorial que él mismo califica de quijotesca y en la que, un poco más tarde, va a dirigir, junto con Joan Masana y Josep Toro, las colecciones "Conducta Humana" y "Breviarios de Conducta Humana" donde se publicarán, traducidas para los lectores de habla hispana, las obras de autores tan importantes para la psicología como Eysenck, Pavlov, Catell, Luria, Sidrnan o Skinner, autor con el que contacta personalmente y para cuyo libro fundamental, Ciencia y Conducta Humana, escribe su Introducción a la edición castellana en 1969.


Skinner, que es uno de los héroes científicos de Ramón Bayés (los otros son Claude Bernard, Ivan Petrovich Pavlov, Bertrand Russell, Jean Piaget y Ramón Turró), tiene una gran influencia sobre lo que nuestro Doctorando Honoris Causa hace, enseña y escribe en esos años 70, influencia que, desde mí punto de vista y en algunas cuestiones, tiene también relación con el enfoque ingenieril y el pragmatismo que a mí me sirven para explicar -pero no para deconstruir- al profesor Bayés.


Esas influencias skinnerianas que creo que se mantienen a lo largo de su obra posterior son, en primer lugar, su interés por temas importantes para la vida humana, en concreto para el alivio del sufrimiento, en segundo lugar cierta falta de entusiasmo por la construcción y defensa de grandes edificios teóricos hipotético-deductivos que sustituye a menudo por un enfoque predominantemente inductivista modificable siempre que las circunstancias -la evaluación, los resultados o los contextos- lo aconsejan y, en tercer lugar, su preferencia por los diseños claros y directos incluyendo cierta falta de afición por la estadística y los trucos de magia con los datos (le interesa que lo que va a hacer funcione, quizá por su pasado como perito industrial eléctrico, o acaso porque va a tratar con seres humanos que sufren e intenta ponerse en su pellejo). Y skinneriana es también la idea, prácticamente ubicua a lo largo de la obra de Ramón Bayés, de que la relación temporal entre el comportamiento y sus consecuencias es clave para comprender aquél y, en su caso, modificarlo.

En los años 80 y 90 Ramón Bayés, dentro un gran campo de estudio y actuación denominado "Psicología y Salud", estudia y escribe sobre psicooncología, sobre las relaciones entre estrés y salud, y acerca de la dificultad de adoptar conductas preventivas en la infección por VIH.


En estos años investiga y publica sobre la evaluación de la calidad de vida y los factores que facilitan o dificultan la adhesión terapéutica en pacientes oncológicos y de SIDA, y ya, a partir de finales de la década de los 80, centra sus investigaciones y escritos en la Psicología del sufrimiento y de la muerte, dando a conocer en 2001 un libro con ese título y posteriormente, en 2006 y en plena madurez intelectual y vital, otro libro maravilloso titulado "Afrontando la vida, esperando la muerte", en el que aporta rotundamente su propuesta para la consecución del objetivo de que los seres humanos, que por mucho que avance la medicina tenemos que morir, podamos hacerlo en paz. (Tenemos que morir cada uno de nosotros y tienen que morir las personas a las que queremos, lo cual, a veces, suele ser bastante peor que morir uno mismo, y no sólo porque en estos casos, según decía Juan de Mairena a sus alumnos, no valen las chuflas dialécticas de los epicúreos).


Ramón Bayés es un hombre que a lo largo de su carrera se ha ganado el respeto y el reconocimiento de la psicología y de las ciencias de la salud catalanas en el ámbito universitario, colegial y profesional, donde le han concedido importantes distinciones, como el premio Pavlov a su trayectoria concedido por la Societat Catalana de Recerca i Terapia del Comportament, el nombramiento de Colegiado de Honor por el Colegio de Psicólogos de Cataluña o el establecimiento del premio con su nombre, "Premi Ramón Bayés i Sopeña", por la Societat Catalano-Balear de Psicología de la Academia de Ciéncies Mediques de Catalunya i de Balears.
Por las aulas de Ramón Bayés han pasado cientos, si no miles, de estudiantes de licenciatura, de doctorado y posdoctorales a lo largo de su trayectoria como profesor en la UAB, pero yo quiero ahora recordar a una generación de estudiantes que llegamos a Cataluña y a la UAB a finales de los 70 y principios de los 80 procedentes del norte de España, del País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón y otras regiones, y decir que para nosotros, que éramos jóvenes y estábamos llenos de fuerza y de despiste, Ramón Bayés fué un profesor clave que nos centró y nos mostró con claridad y sencillez qué era lo que habíamos venido a estudiar y para qué servía. Y qué libros teníamos que leer.


En aquellos años Ramón Bayés era el Director del entonces llamado "Subdepartament de Psicología Experimental i Psicofisiologia", que se ubicaba física y espiritualmente en una institución entonces relativamente joven y después venerable, que es el Laboratori de Conducta de la UAB. Para mí y para algunos amigos y compañeros de esa generación, como sin duda para todos los que antes y después han pasado por allá, el Laboratori de Conducta constituyó un hito fundamental para el desarrollo de nuestras carreras posteriores. Y como nos fue y nos ha seguido yendo bien, tenemos que agradecerlo: gracias Ramón, gracias amigos del Laboratori.
Ramón Bayés es un gran defensor del humanismo, un hombre que ha demostrado su confianza y su compromiso con lo humano como investigador, como docente y como académico y además, para ios que hemos tenido la suerte de conocerlo, su calidad como ser humano excepcional.


Y por todo eso estoy seguro de que acierto al solicitar al Sr. Rector Magnífico la concesión para él del grado de Doctor Honoris Causa en Psicología por la UNED.

Madrid, enero 2009