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El día que Ávila cambió el destino del mundo


El profesor Carmelo de Luís recuerda en “La Edad Media en su recta final” la Farsa que abrió el camino al reinado de Isabel la Católica


La Farsa de Ávila abrió el camino para instituir a Isabel princesa de Castilla. La Católica unificaría los reinos de la península, extendería el mundo conocido hacia el imperio de las Américas y marcaría la frontera entre la Edad Media y la Edad Moderna. Todo comenzó al pie de las murallas de Ávila, un 5 de junio de 1465.

Los señores feudales y el alto clero castellano estaban enfrentados abiertamente al rey Enrique IV, apodado “El Impotente” y el verano de 1465 decidieron extirpar de raíz sus lealtades. Al pie de las murallas de Ávila montaron un cadalso. Sobre él, una silla. Sentado en ella, un muñeco, con todos los atributos reales: corona, cetro y espada.

“Hay quien dice”, explica Carmelo de Luís, historiador de la UNED y director de la Institución Gran Duque de Alba, “que la cara del muñeco se le encargó a un alfarero que debía copiar la efigie del rey. Y que en pago a su trabajo le cortaron la lengua, para que no delatara a quien le hiciera la encomienda. Pero no sabemos ciertamente si esto es historia o fábula”.

Un ritual que se repite

Los protagonistas del lance fueron los señores feudales y un jovencísimo infante Alfonso, hermano del rey y pretendiente al trono, que presenciaba la escena al pie del cadalso. El pueblo fue mera comparsa: reía, lloraba, vociferaba e increpaba cuando convenía.

“Lo que en el futuro se llamó la Farsa de Ávila, que hoy sigue representándose en las noches de verano junto a las murallas, lo único que tuvo de falso fue la figura del rey. El ritual se adaptó al modelo de militares, caballeros y templarios para eliminar las insignias del poder. Aún hoy se sigue el mismo modelo en los ejércitos para degradar a los mandos”, recuerda Carmelo de Luis.


Carmelo de Luís, profesor de Historia Medieval y director de la Institución Gran Duque de Alba, recreó la Farsa de Ávila para los estudiantes del curso de verano “La Edad Media en su recta final: el siglo XV”. Celebrado en Ávila y dirigido por Paulina López Pita, la historia medieval es uno de los programas clásicos que se imparten desde la Primera Edición de los Cursos. En la imagen, a la derecha, de Luís, acompañado por la directora del curso y otro de los ponentes, el medievalista de la UNED Enrique Cantera.


Con el pelele de Enrique IV sentado en su silla, coronado, armado y enlutado, comenzó la lectura de una carta de agravios. Se merecía, cuentan las crónicas de la época, cuatro cosas: perder la dignidad Real y entonces el arzobispo de Toledo subió al estrado y le quitó la corona de la cabeza; perder la administración de Justicia, y el conde de Plasencia le quitó el estoque que tenía delante; perder la gobernación del Reino, y el Conde de Benavente le quitó el bastón que hacía de cetro; y perder el trono de Rey, y el Conde de Miranda del Castañar tiró al suelo el pelele y lo increpó duramente.

A la voz de “El rey ha muerto” la multitud fingía llorar y lamentar el suceso.

Los feudales subieron al estrado al infante Alfonso, “El Inocente” o el XII, según los cronistas, y le coronaron rey. El pueblo coreó con alegría los pertinentes “Viva el Rey”.


Guerras fratricidas

Alfonso XII de Castilla pasó de infante pretendiente a usurpador y títere de los señores feudales. No fue aceptado por el resto del reino, que se mantuvo leal a Enrique IV. Durante los siguientes tres años Castilla tuvo dos reyes y mantuvo una guerra fratricida.

El conflicto y la sangría social sólo acabó con la muerte de Alfonso, en 1468. “Unos dicen que por accidente, otros que después de tomarse una trucha sospechosa”, apunta el historiador.

Pero los señores feudales habían perdido una batalla, no la guerra. A la muerte de Enrique IV, en 1474, apostaron por su hija, Juana La Beltraneja, como heredera al trono. La otra opción era la hermanastra del rey, Isabel.

Estalló la Guerra de Secesión castellana, en la que, esta vez si, clero y nobleza levantiscos resultaron definitivamente derrotados. En 1479, Isabel I de Castilla, la Católica, iniciaría un reinado que clausuró la Edad Media e inauguró la Edad Moderna y encaminó España hacia el imperio.


Aida Fernández Vázquez


En los medios:

Ávila: origen del reinado de Isabel
Diario de Ávila