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Una tarde en el museo


Combatir el calor estival de Madrid con arte, una espléndida manera de terminar un mes lleno de Cursos de Verano

La UNED y el Museo Thyssen-Bornemisza nos proponían el pasado martes una velada a la que no podíamos dejar de acudir: un paseo por la vieja Europa, desde el gótico hasta el siglo XVIII, dentro del curso “De la colección al museo. Del museo a la Historia del Arte: Un itinerario por la Historia del Arte desde el Museo Thyssen-Bornemisza”

La cita comenzaba a una hora canalla para el mes de julio en la capital: las 3 de la tarde. Pero rápidamente olvidabas las penurias meteorológicas cuando atravesabas las puertas del Museo Thyssen-Bornemisza y te adentrabas en su espacioso hall. Los más de 150 alumnos se organizaron en grupos de unas 25-30 personas, de manera que cada media hora había un nutrido grupo de estudiantes esperando a su educador/a, la persona que les guiaría a través de la historia, dando vida a cada uno de los personajes que habitan estas maravillosas pinturas.



Jesús entre otros doctores


La Virgen y el Niño entronizados con Santo Domingo, San Martín y dos ángeles

A mi grupo, heterogéneo donde los haya, compuesto por licenciados (o estudiantes aspirantes a serlo) en Historia del Arte, Filología, Historia, Magisterio…, le acompañó María, que se ganó enseguida la atención de todos con las historias, anécdotas y peculiaridades de sus relatos. Empezando por el cuadro más antiguo del museo (c. 1290), La Virgen y el Niño entronizados con santo Domingo, san Martín y dos ángeles, del Maestro de la Magdalena, del que quiso destacar la majestuosidad de una obra “que fue concebida para contemplarla postrado de rodillas”.

 

 

Un poco más tardío es La Virgen de la Humildad con ángeles y un donante, un anónimo veneciano con un peculiar recordatorio acerca de nuestra frágil mortalidad. Impresiona en este cuadro la técnica del estofado, que permite ver el pan de oro debajo del temple negro en los bordados del manto de la Virgen.



La Virgen de la Humildad con ángeles y un donante

Cristo y la samaritana

María nos hace darnos cuenta de que estos primeros cuadros del Trecento y el Quattrocento que estamos contemplando carecen de expresividad; los personajes están, pero apenas se comunican entre sí. Sin embargo, más adelante nos encontramos con una de las primeras ocasiones en las que percibimos una interacción entre los personajes. Se trata del Cristo y la samaritana, de Duccio di Buoninsegna, en donde también empezamos a vislumbrar un intento de acercamiento a una perspectiva más realista.

Interesante es también reconocer a los personajes, como nos invita a hacer María delante de un cuadro de grande dimensiones con dos personajes. A la izquierda, un hombre mayor, con el pelo enmarañado y una capa de piel de camello; a su derecha, un hombre (“¿o quizá es una mujer...?”) joven, con una palma en una mano y una copa, de la que sale un dragón, en la otra. Se trata de lo atributos típicos de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, los protagonistas de Los santos Juanes con un donante, obra de Joan Mates.

 

Poco a poco, el arte se vuelve comunicativo y cada cuadro cuenta una historia, como ocurre en La Asunción de la Virgen, obra de Johann Koerbecke en donde la composición juega un papel fundamental.


Pero no sólo las Sagradas Escrituras tenían cabida en el arte de la época. En La Adoración del Niño, de Jacques Daret, se cuenta un pasaje de los Evangelios Apócrifos, en el que José fue a buscar a dos comadronas para que asistieran a la Virgen en el parto; pero cuando llegaron, María ya había dado a luz, y una de las comadronas, Salomé, desconfiando de la virginidad de María intentó comprobar el milagro y fue castigada con la parálisis de sus manos. En su obra, Daret representa el momento en el que la comadrona se dispone a tocar al Niño que, según el texto apócrifo, la sanaría.

 

Y, por fin, llegamos a una de las obras maestras de las que disfrutaremos en este recorrido: el Díptico de la Anunciación, de Jan van Eyck. Una maravilla pictórica que imita a la perfección a otro arte, la escultura. “En la época había un debate sobre quién era mejor artista: un pintor o un escultor. Con esta obra, Van Eyck asevera que la pintura supera a la escultura, ya que es capaz de imitarla a la perfección”, relata María.



La Asunción de la Virgen

Diptíco de la Anunciación

 


Retrato de Giovanna Tornabuoni

Y de una obra maestra saltamos a otra del Quattrocento florentino: el Retrato de Giovanna Tornabuoni, de Domenico Ghirlandaio, de una belleza tal que casi podríamos estar delante de la mismísima Dulcinea, tal como la describe Cervantes en el Quijote: “sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales,…”. Pero, ¡ay!, a esa belleza le falta alma. Es lo que reza el cartellino: “¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu! En toda la tierra se encontraría un cuadro más hermoso”.

Y así continuamos la tarde, admirando la geometría y la puesta en escena de La Anunciación, de Bellini; la influencia de Leonardo en La Virgen con el Niño y san Juanito, de Bernardino Luini; la complejidad simbólica del Joven caballero en un paisaje, de Carpaccio; la maestría en la pincelada de Tiziano en su Retrato del dux Francesco Venier; o la comunicación no verbal y la importancia del retrato en la obra de Durero, Jesús entre los doctores. Unas pinceladas que complementa perfectamente las mañanas, más teóricas,  del curso de verano.


Pero tranquilos, que esto no ha hecho más que empezar…


 


Joven caballero en un paisaje

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La Anunciación

Retrato del dux Francisco Venier

El curso “De la colección al museo. Del museo a la Historia del Arte: Un itinerario por la Historia del Arte desde el Museo Thyssen-Bornemisza” tiene como objetivo hacer un recorrido didáctico a través del arte de la Edad moderna y Contemporánea, por medio de ponencias, análisis puntuales de profesores de la UNED y de especialistas del Museo, y visitas a las exposiciones más significativa, con el fin de hacer un repaso de los movimientos artísticos más destacados. Lo han dirigido la Catedrática de Historia del Arte de la UNED, Mª Dolores Antigüedad, y la Jefa del Área de Educación del Museo Thyssen-Bornemisza, Ana Moreno.

Inma Luque Galán
comunicacion@adm.uned.es