Es esta situación general la que parece legitimar los recortes presupuestarios cada vez más despiadados que están imponiendo las administraciones públicas no sólo en España sino en muchos países de la Unión Europea.
P.- En Dakar, 164 gobiernos del mundo se comprometieron, hace ya 12 años, a hacer realidad la EPT y definieron seis objetivos que debían alcanzarse antes del año 2015. Uno de ellos, el tercero, hacía referencia a que “las necesidades de aprendizaje de todos los jóvenes y adultos se satisfagan mediante un acceso equitativo a un aprendizaje adecuado y a programas de preparación para la vida activa”. Si atendemos a los últimos informes de las autoridades europeas, en materia educativa, en lo que atañe a nuestro país es ciertamente decepcionante. ¿Ve factible, realmente, aproximarnos siquiera a ese objetivo antes de la fecha comprometida? ¿Qué está fallando?
R.- Lo veo muy difícil por distintos motivos. No hay que olvidar que la situación educativa, la institucionalización y la universalidad del sistema público de educación en España era bastante peor que la que tenían otros países de Europa. Durante las últimas décadas hemos quemado muchas etapas y las diferencias con respecto a los países con los que nos queremos comparar han disminuido. Cuanto más cerca estemos de los objetivos más difícil será mejorar. Los países en desarrollo de las llamadas economías emergentes tienen muy claro que uno de los motores esenciales para el desarrollo se estructura en torno a la educación. La educación es una de las herramientas esenciales para alcanzar una sociedad más justa y abierta. Ése y no los omnipresentes rankings de universidades es uno de los criterios esenciales que una universidad pública debe tener. En la UNED tenemos claro que nuestra vocación social es sinónimo y está asociada a la innovación. A menudo se confunde calidad con excelencia, es una ecuación falsa, por eso tendemos a minusvalorar el papel de las Universidades y otras instituciones de educación. En este Congreso aprenderemos mucho de los programas y perspectivas de muchos países de América Latina, Asia y África que han optado por hacer la EPT y la Enseñanza continuada a lo largo de toda la vida un objetivo central de sus políticas.
P.- La Conferencia también pretende abordar prioridades recogidas en el ámbito regional europeo en programas como “Horizon 2020” que pretende elevar el nivel de excelencia de la ciencia europea para garantizar un flujo constante de investigación de clase mundial y, en definitiva, la competitividad de Europa a largo plazo. En el campo de la investigación científica, en España, ecos de este programa como “apoyo a las personas más talentosas y creativas y sus equipos”, “financiar la investigación y la innovación mediante el apoyo a tecnologías futuras y emergentes”, “proporcionar a los investigadores oportunidades de desarrollo profesional”, “infraestructuras de investigación accesibles a todos los investigadores en Europa y más allá”,… resultan muy difíciles de tomarse en serio observando la realidad cotidiana. ¿Nos encontramos frente a meras declaraciones de principios o ante la posibilidad cierta de conseguir metas realizables?
R.- Ojalá fueran meras declaraciones de principios. No quiero decir que sea bueno escuchar todos los días esas declaraciones de principios en boca de nuestros políticos, de hecho no me parecen buenas las declaraciones que no se acompañan con los hechos. Todos sabemos que esas declaraciones se acompañan de recortes económicos y medidas que niegan esos sonoros actos de fe. Ya he comentado más arriba que la calidad no se debe confundir con la excelencia. El verdadero problema es que a menudo se invoca a la excelencia como argumento que legitima que no se desarrollen o planteen como prioritarios programas de educación de calidad para todos.