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Lunes 28 de enero de 2013

Homenaje a Menéndez Pelayo: El Club de Lectura de la UNED visitó Cantabria

Veinticinco personas participaron en la Ruta literaria sobre ‘El Santander de Marcelino Menéndez Pelayo’ durante el segundo fin de semana de enero

Es sábado, llueve.
Esto es Santander, cielo gris. El cielo que en su día Marcelino Menéndez Pelayo también conoció.
Miro hacia el cielo y siento caer en mi cara unas gotas de lluvia que, lejos de molestarme, me despejan, cierro los ojos.
Nos espera una jornada que compartir con Don Marcelino, abro los ojos y me acerco hasta su casa.
Estaré encantada de conocerle, señor Menéndez Pelayo…




El Centro Asociado de la UNED en Cantabria se ha sumado a las actividades organizadas por el Club de Lectura de la institución académica que se realizan a nivel nacional. La ruta literaria, la primera del año, tenía como protagonista ‘El Santander de Marcelino Menéndez Pelayo’ y se ha desarrollado durante los días 12 y 13 de enero.

Esta ha sido la primera vez que el Club se ha desplazado hasta Santander y, a pesar de las inclemencias meteorológicas, los veinticinco visitantes disfrutaron del recorrido de la ruta. Este recorrido rememoró la ciudad que Menéndez Pelayo vivió y, en este marco, se visitaron lugares emblemáticos en los que los participantes pudieron recrear la vida del escritor.

El Director y el Secretario del Centro de la UNED en Cantabria, Adolfo Fernández y Eduardo Gómez, respectivamente, ejercieron de anfitriones en la mañana del sábado, recibiendo a los viajeros en la Casa-Museo del escritor, entre los cuales se encontraba Álvaro Jarillo, Vicerrector de Estudiantes, Empleo y Cultura de la UNED, y José Quintanal, Vicedecano de Ordenación Académica de la Facultad de Educación. Los participantes en la Ruta estuvieron acompañados en su visita por los miembros del equipo directivo del Centro Asociado de Cantabria, quienes les guiaron de una actividad a otra compartiendo curiosidades sobre Santander.

El punto de partida de la Ruta Literaria en Santander fue visita a la Casa-Museo de Menéndez Pelayo, con un guía de excepción, Ramón Mandado, Presidente de la Real Sociedad Menéndez Pelayo, acompañado por Gerardo Bolado, Profesor Tutor del Centro Asociado y vocal de la Junta Rectora de dicha Sociedad.

En la entrada al recinto, frente al jardín, está la que fuera casa de la familia Menéndez Pelayo, que es una construcción de estilo francés, construida en 1876, con enseres de los hermanos Menéndez Pelayo (Marcelino y Enrique); situada frente a la fachada posterior de la Biblioteca homónima, en su interior pueden contemplarse comedor y sala de estar en la planta baja y, en el piso superior, el despacho de Enrique, hermano de don Marcelino, y la habitación y cama en las que éste murió.

Ramón nos presentó, con un sentimiento de admiración palpable, al ilustre santanderino con anécdotas y detalles tales que parece que hubiera sido amigo suyo.



Biblioteca Menéndez Pelayo y al fondo la Casa-Museo de Menéndez Pelayo

Contó Ramón que “el padre de Marcelino Menéndez Pelayo adquirió la propiedad en pleno apogeo del siglo XIX; el pabellón que está situado delante de la casa lo construye su padre, Marcelino Menéndez Pintado, para ubicar la Biblioteca de su hijo porque no cabían los libros en casa, invadiendo hasta los enseres de la cocina. Marcelino Menéndez Pelayo lo cedió a la ciudad de Santander y ésta, en agradecimiento, construyó la actual, ampliándola”. Ambas construcciones se hallan en el centro de la ciudad, junto al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MAS), y a la Biblioteca Municipal.


Interior de la Casa-Museo de Menéndez Pelayo

Interior de la Casa-Museo de Menéndez Pelayo

La Real Sociedad Menéndez Pelayo, RSMP, es la propietaria de la casa, tras la desaparición de la familia, ubicándose sus despachos en la antigua cocina y despensa; se creó en 1918 a iniciativa de los admiradores del autor, y, actualmente, cuenta con ciento cinco miembros. En la entrada de la casa hay un facsímil del acta de creación de la Sociedad. Continuó Ramón señalando que “en la Sociedad no sólo se editan obras sobre el autor, sino también sobre disciplinas que cultivó el mismo, siguiendo las normas de la ANECA, para que tengan el máximo reconocimiento”.

Si ya era interesante conocer más a nuestro protagonista, a través de simpáticas anécdotas, las palabras de Ramón intensificaban la atención de los presentes, al mencionar la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, UIMP. Los cursos de español para extranjeros se convirtieron en sus cimientos.

Un dato histórico, en 1923 se crearon los Cursos de Verano de la Sociedad Menéndez Pelayo siguiendo el ejemplo que en Madrid suponían los del Centro de Estudios Históricos, como forma de extender diversos aspectos de la cultura española entre los estudiantes de otros países que llegaban cada verano a Santander para perfeccionar el conocimiento de nuestro idioma.

El siguiente paso sería constituir el patronato y de ahí, tras la desaparición de la monarquía, el palacio de la Magdalena quedó a disposición de la población y en agosto de 1932 se creó la Universidad Internacional de Verano de Santander, que retomaba la idea primitiva de los mencionados Cursos de Verano, proceso que culmina con la creación de la UIMP en 1945.

La institución “heredó el estilo de los cursos iniciales, ese espíritu de colaboración y convivencia entre alumnos y profesores”. Asimismo, las actividades de la Sociedad cuentan con el reconocimiento de la UIMP, “materializadas en la Cátedra Menéndez Pelayo”.

El presidente de la RSMP prosiguió con la explicación con una pasión que resultaba contagiosa, conquistando a los asistentes. El recorrido por las estancias donde respiró Don Marcelino descubrió parte de los muebles y objetos que rodearon al escritor y satisfizo la curiosidad de quienes los localizaba, como si fueran pedacitos de su vida.

Completa el conjunto la biblioteca, de estilo historicista, que fue realizada por L. Rucabado, utilizando motivos de inspiración herrerianos. El municipio santanderino construyó este edificio junto a la casa, respetando su perímetro y forma, para albergar el extenso legado bibliográfico del autor. Conserva la importante colección bibliográfica de Menéndez Pelayo, donada a la ciudad de Santander por el escritor, con más de 40.000 volúmenes, muchos de ellos de gran valor, destacando la famosa Crónica Troyana, de finales del siglo XIII-comienzos del XIV. Destacar que este conjunto arquitectónico fue declarado Bien de Interés Cultural en 1982.

Enfrente de la biblioteca está la estatua sedente de M. Menéndez Pelayo, réplica de la que hay en la Biblioteca Nacional de la que fue su director, realizada en mármol blanco, obra del valenciano Mariano Benlliure, detrás de ésta, una placa de mármol recoge las primeras palabras del testamento de don Marcelino, en las que lega al Ayuntamiento su biblioteca, y agradece a Santander "tantas muestras de estimación y cariño durante toda mi vida".

Por la tarde, una excursión marítima ofrecía una panorámica de la ciudad desde la Bahía hasta cerca de la Isla de Mouro, travesía no exenta de “emocionantes” vaivenes, mostrando un perfil de la ciudad que, aunque nada tiene que ver con la que conoció el escritor, sí que nos familiarizaba con su entorno, el aire del Cantábrico que respiró y le dio vida.

Finalizó la jornada con una visita guiada a la Catedral y, allí mismo, el grupo se detuvo ante la tumba de Menéndez Pelayo donde, con motivo del centenario de su nacimiento, fueron trasladados los restos del montañés desde el cementerio de Ciriego, en Santander. Al pie del sepulcro, se encuentra la siguiente leyenda atribuida a don Marcelino: “¡Qué lástima tener que morir cuando me quedaba tanto por leer!”.

La ruta dedicada al escritor santanderino concluyó en la jornada del domingo 13 de enero con visitas guiadas al Palacio de la Magdalena a bordo del tren turístico y al Museo Marítimo del Cantábrico.

Así fue, el domingo, con aviso de alerta amarilla por fuerte viento y lluvia, unos valientes visitantes decididos a completar la ruta pese a todo, no se perdieron el paseo a bordo del tren turístico de la Península de la Magdalena, conocido popularmente como “el magdaleno”. Contra viento y marea -nunca mejor dicho-, incluso cuando el trenecito se negó a subir el último tramo hasta el Palacio, y a tan solo unos pasos, en el momento en que más lluvia rebotaba sobre nuestras cabezas y resultaban inútiles paraguas, chubasqueros y sombreros, los ruteros lograban coronar la península a pie. Las vistas desde allí arriba siempre impresionan, el edificio, su ubicación… parece que hubiera algo que te abrazase y te invitase a admirar tanta belleza. Todas las fotos son pocas.

Empeñados en aprovechar la estancia en Santander al máximo, desde la Magdalena emprendieron los visitantes el camino al Museo Marítimo del Cantábrico, lugar en el que la guía realizó frecuentes alusiones a Menéndez Pelayo por ser coetáneo de insignes investigadores, tales como Augusto González Linares, ilustre biólogo y uno de los primeros defensores de las teorías evolutivas de Charles Darwin en España (Augusto estableció la primera institución oceanográfica moderna del país, la Estación Marítima de Zoología de Santander, lugar en el cual realizó la disección de una ballena, hecho que le permitió corregir las ideas contemporáneas la anatomía de dicho animal). Los acuarios, cuidadosamente dispuestos, las maquetas de los barcos, la recreación de espacios relacionados con la mar, los imponentes esqueletos de ballena y cachalote que presiden el vestíbulo del Museo, invitan a sumergirte en las instalaciones y dejarte llevar.

En la despedida, tras la comida en el Museo con vistas a la Bahía de Santander, Álvaro Jarillo, Vicerrector de Estudiantes, Cultura y Empleo, dirigió unas palabras de “agradecimiento y ánimo a los visitantes a acudir a próximas rutas literarias del Club de Lectura de la UNED” allí donde hay Centros Asociados de la UNED en España. Advirtió a los presentes que “ya se están preparando otras cuatro con diferentes destinos”.

Marisa Pérez, estudiante de Historia del Arte de la UNED, alaba la organización de la Ruta y lo que ha disfrutado en la visita, ha descubierto “lo atractivo que resulta Menéndez Pelayo, se le llega a querer”.





Emi Mellado llegó desde Barcelona, estudia Trabajo Social y ha conocido la ciudad gracias a esta ruta. Antes estuvo con el Club en Lleida. Reconoce que Menéndez Pelayo “ha servido como vehículo, reclamo para conocer la ciudad, me llevo la impresión de que es una ciudad cultural y abierta al mar. Ha sido inolvidable el contacto con el mar Cantábrico”.

“Las actividades han estado muy bien preparadas, ha sido una experiencia muy enriquecedora; Menéndez Pelayo era un curioso, no cabe duda”, afirmó la barcelonesa Celia Martín, que ya ha estado en otras dos rutas literarias.


De izquierda a derecha: Eduardo Gómez Rodríguez, Secretario del Centro Asociado de la UNED en Cantabria; Ramón Emilio Mandado Gutiérrez, Presidente de la Real Sociedad Menéndez Pelayo; Gerardo Bolado Ochoa, Profesor Tutor del Centro Asociado; Adolfo Cosme Fernández Puente, Director del Centro Asociado de la UNED en Cantabria y Alvaro Jarillo Aldeanueva, Vicerrector de Estudiantes, Empleo y Cultura con algunos de los asistentes a la ruta

El más veterano del Club de Lectura, tanto que casi ha perdido la cuenta de las rutas en las que ha participado desde 2008, y que siempre está dispuesto a captar instantes para el recuerdo, con su cámara, para compartirlas después, es José Manuel. Estudiante matriculado en dos titulaciones diferentes, Historia del Arte y Geografía e Historia, encuentra en estos viajes “una oportunidad única porque, de alguna forma, te presentan personas notables y puedes profundizar sobre ellas; el principal valor de estas visitas es que se cuenta con las personas mejor preparadas para que te expliquen al detalle aquello que visitas”. En la primera ruta del año 2013, en concreto, ha conocido “la figura de Menéndez Pelayo, una personalidad muy interesante”.

La mayoría de los participantes en la Ruta Literaria: El Santander de Marcelino Menéndez Pelayo eran estudiantes de la UNED de diferentes provincias y coincidieron en el acierto de las actividades programadas por el Centro Asociado de la UNED en Cantabria para el Club de Lectura de la UNED, ya que, en su opinión, “permitían sentir el ambiente en el que vivió Menéndez Pelayo y percibir el respeto y cariño de los santanderinos hacia el autor”.

En esta Ruta Literaria, cada paso que se dio, cada lugar que se visitó, cada comentario que sobre Menéndez Pelayo se escuchó en boca de quienes nos guiaron, generaba una sensación de cercanía, ayudaba a familiarizarse con él y comprender perfectamente el cariño que la población santanderina le profesa.

Por eso, desde nuestra más sincera admiración, fue un placer conocerle,
Don Marcelino Menéndez Pelayo…

Texto y fotos: Sonia Sanz Sancho
UNED Cantabria

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Fotos: José Manuel Soto