6 de abril 2013

“Esas raíces que habéis puesto en la UNED cierran los actos de celebración de nuestros primeros 40 años, pero abren un futuro prometedor”, afirmaba el Rector, Juan A. Gimeno Ullastres, minutos antes de descubrir, junto con el Alcalde de Las Rozas, José Ignacio Fernández Rubio, el cartel que señala el ya para siempre Paseo del 40 aniversario de la UNED. “No es casual que los plantemos en el campus científico, ya que simbolizan el futuro de un desarrollo apoyado en la tecnología, con una UNED abierta y sostenible. Un futuro que ya está garantizado porque el alcalde acaba de adjudicar el uso de este suelo donde se asienta la Uned de los 40 comprometidos, hasta los 99 años”.

Un guiño al que el alcalde respondió recordando que “la colaboración entre la UNED y Las Rozas ha sido intensa” y valorando que la propia existencia de la universidad “contribuye a hacer un país más próspero”. Tras felicitar la iniciativa de los asistentes, dejó patente su satisfacción por las tres cosas importantes a nivel nacional que tienen fijada su residencia en Las Rozas: “la Selección de Fútbol, Televisión Española y la UNED”.

Las chicas de Ambientales no paran: igual enseñan a cocinar pasteles en un horno solar que programan una salida campo a través por la Sierra Madrileña. En Ciencias Ambientales hay también chicos, pero se hacen notar menos. Ellas contagiaron su energía y buen humor a los asistentes pero ninguna quiso desvelar el deseo que camufló entre las raíces. Inconfesables, decían…

Roberto Guerra, Nacho Hermoso y Federico Postigo eligieron los árboles más jóvenes, vigorosos y bien formados; cavaron los hoyos y aprovisionaron de palas y azadones a los plantadores. Con tanta pericia como paciencia enseñaron muchas cosas en poco tiempo y echaron una mano a los menos hábilidosos. Toda una lección de los maestros jardineros de la UNED a los jardineros emergentes.

Según el Rector “esta universidad enraíza en la gente”.  Y la demostrción palpable de ese arraigo es la Asociación de Ex Alumnos y Amigos de la UNED, siempre en primera fila cuando hay una iniciativa que promover o en la que participar.  Mantienen una relación tan afectiva como intelectual con la institución que les acercó al conocimiento. Y le devuelven en horas de dedicación complacida parte de lo recibido.

En el campo hay que improvisar, así que Laura presta su espalda a papá, Miguel Ángel, PAS de la Facultad de Derecho, para que pueda escribir sus deseos.

Beatriz Garrido, estudiante de psicobiología, improvisa un pupitre en el anverso de una pala para hacer lo mismo con los buenos propósitos de sus hijas.

Merçe Boixareu, directora de la UNED en Barcelona, llega con su nieta. Eligen un buen árbol, bien situado y bien asesoradas por Guerra.

Entre las dos intentan acomodar raíces y deseos en el suelo. Como no es nada fácil, reciben el apoyo técnico y físico de Guerra.

Al final su árbol se convierte en centro de operaciones de una heterogénea e improvisada cuadrilla: Pilar Ruiz-Va, la directora de Protocolo, que llega con una amiga, y el el niño del árbol vecino, que, concluida ya su tarea, se ofrece como refuerzo.

¡Prueba superada!

Virginia y Alberto son ecologistas convencidos, como corresponde a todo estudiante de Ciencias Ambientales. Y han empezado a hacer proselitismo de sus ideas justo hoy, con su hija Celia.

Mari Paz trabaja en este campus de Las Rozas, como consultora de la UNED. Por una vez se ha quedado fuera del edificio y ha venido a divertirse. Muy bien acompañada por Ariel y sus dos hijas, Sofía e Isabel.

Shutssss!... Vamos a escuchar cómo cuenta el vicerrector de Estudiantes a la tele lo que vamos a hacer.
Ahora a escribir los deseos, secretos y con buena letra, para que crezcan a la vez que nosotras. Seguro que se cumplirán.
Y, por fin, Teresa y Nora plantan el primer árbol de su vida.

Texto: Aída Fernández

Fotografías: José Rodríguez

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