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El Club de Lectura de la UNED visita Asturias

La UNED llevó a cabo los días 27 y 28 de abril una ruta literaria por Cangas del Narcea y Gijón, en la que 30 participantes siguieron los pasos de Alejandro Casona y Gaspar Melchor de Jovellanos.


Los participantes en la ruta, en las inmediaciones del mazo d' Abaxu

"Yo soy de una aldea asturiana, una aldea muy pequeña llamada Besullo, perdida en las montañas. Ahora ya no está tan perdida, porque tiene una carretera, que yo no conozco todavía". Así recordaba el escritor Alejandro Casona (1903-1965) el pueblo en el que nació y vivió hasta los cinco años, situado en el concejo asturiano de Cangas del Narcea. Besullo, que está rodeado de un paisaje natural espléndido, conserva su tradición de labranza y pastoreo, y también la memoria de una importante actividad en la artesanía del hierro (precisamente un abuelo de Casona era herrero y poseía un mazo romano), hasta que la llegada de los tractores marcó el fin de una industria local sustentada, en buena medida, por la elaboración de las ruedas de los "carros del país".

Besullo, hoy con alrededor de 80 habitantes –posiblemente tres veces más en verano–, fue el primer destino de la Ruta Literaria de la UNED "Alejandro Casona y Jovellanos. Cangas del Narcea y Gijón", la mañana del sábado 27 de abril, con el Centro de Recepción de Visitantes "Alejandro Casona" como punto de partida. La introducción estuvo a cargo de Antonio Fernández, vicerrector de Centros Asociados y profesor titular de Geografía, cuyas raíces se encuentran precisamente en esta tierra del suroccidente asturiano. El profesor explicó las características geológicas de estos terrenos, que están entre los más antiguos de la Península ibérica, así como las claves que permiten comprender las formas de vida de sus habitantes.


Antonio Fernández, en el Centro de Recepción de visitantes "Alejandro Casona"


Un momento de la ruta por Besullo

Por ejemplo, debido a sus elevadas pendientes, la comunicación entre los valles de la zona tiene lugar en las cumbres, de ahí que tradicionalmente haya habido un importante asilamiento de cada valle (no era extraño que los habitantes de dos valles contiguos coincidieran solamente en el verano, cuando llevaban el ganado a pastar a las brañas). La orografía endiablada marcaba por tanto una distinción de comunidad en cada valle –incluso lingüística–, al margen de la pertenencia al mismo municipio.

En Besullo, y en las aldeas que lo rodean, la verdadera revolución ha tenido lugar en las últimas décadas: la luz eléctrica llegó en los ochenta y la carretera asfaltada a principios de los noventa.


Luis Rodríguez, sobrino del escritor

Luis Rodríguez, frente a la casa natal del escritor

Además de la vida de Alejandro Casona –sus éxitos teatrales, su exilio en Argentina, los guiones cinematográficos que firmó, etcétera–, en el Centro de Recepción se explica el trabajo de los herreros, las diferentes partes de la casa tradicional (es decir, la casona asturiana, de ahí el apellido del autor de La dama del alba) y la presencia del protestantismo en el pueblo desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando la pluralidad religiosa no era en absoluto fácil en España, y menos aún en localidades pequeñas.

Después de algunos ratos de lluvia, e incluso de sorprendente agua-nieve (a finales de abril), el buen tiempo acompañó la visita de la expedición al llamado mazo D'Abaxu, a la casa natal de Alejandro Casona, o a las ruinas de la llamada Casa de los Siete Balcones –que da título a una de las obras del autor–, con el guía más indicado: su sobrino Luis Rodríguez.

Los visitantes completaron su visita a Besullo disfrutando de un menú tradicional asturiano, que les permitió recobrar fuerzas antes de dirigirse al Palacio de Omaña, en la capital del concejo (Cangas del Narcea), donde el vicerrector Antonio Fernández, Mario Menéndez, director del Centro Asociado de la UNED en Asturias, y Marta Fernández, concejala de Cultura, dieron paso a una representación teatral del Grupo Maliayo basada en textos de Casona, y a una mesa redonda sobre la vida del escritor, en la que participaron el propio Antonio Fernández, Luis Rodríguez y Mercedes Pérez, coordinadora del Aula de la UNED en Cangas.


Antonio Fernández, explicando la geografía suroccidente de Asturias

En el suroccidente asturiano tiene gran importancia el cultivo del vino –un microclima lo hace posible–, de ahí que esta primera parte de la ruta literaria en Asturias finalizara con la visita a una bodega, en concreto a las instalaciones de Bodegas Monasterio de Corias, que toma su nombre del Monasterio de San Juan Bautista de Corias, edificio milenario desde el cual los benedictinos potenciaron durante siglos la vinicultura, y cuya apertura como parador nacional está prevista para este año.

Al caer la tarde el grupo regresó a Gijón, donde pernoctó. Cada participante en la ruta recibió como recuerdo una edición conjunta de dos de las obras más significativas de Casona: La sirena varada y Los árboles mueren de pie.

El Gijón de Jovellanos

"Haré el bien, evitaré el mal que pueda; ¡dichoso yo si vuelvo inocente! Dichoso si conservo el amor y opinión que pude ganar en la vida obscura y privada" (Gaspar Melchor de Jovellanos, en sus Diarios, al ser nombrado ministro de Gracia y Justicia).


Palacio de Revillagigedo, construido en el siglo XVIII

El domingo 28 de abril, en la capital de la Costa Verde, el grupo de la Ruta Literaria de la UNED siguió los pasos de uno de sus hijos predilectos, Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744 - Puerto de Vega, 1811), en una visita que dio comienzo en el Paseo del Muro de San Lorenzo. La primera parada tuvo lugar en el Centro de Cultura Antiguo Instituto que lleva el nombre del prócer gijonés. Este edificio fue construido como sede del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, que Jovellanos creó para impulsar el progreso de Asturias mediante la especialización técnica. Desde allí se visitaron distintos edificios del centro de Gijón y del barrio de Cimadevilla, como el Palacio de Revillagigedo, construido en el siglo XVIII a partir de una torre medieval.

Otra parada clave fue el yacimiento-museo de las Termas Romanas de Campo Valdés, que nos permiten retrotraernos en el tiempo cerca de dos milenios, hasta los años en que los romanos introdujeron en la ciudad una práctica que fue habitual en el Imperio. La expedición, encabezada por Mario Menéndez, fue recibida en dicho centro municipal por Paloma García, responsable de Museos del Ayuntamiento de Gijón, quien llevó a cabo una magnífica exposición de las características del yacimiento.


En el Muro de San Lorenzo, frente a las Termas Romanas

Al comenzar el recorrido por las Termas –situadas junto a la Iglesia de San Pedro y frente al mencionado Muro de San Lorenzo– se observan restos de la muralla que encerró el núcleo primigenio de la ciudad romana. A continuación, algunos de los materiales recuperados en las excavaciones (cerámicas, vidrios, restos óseos...), y el comienzo del recorrido por los restos de las termas, que concluye con un sarcófago de piedra y una tumba de lajas, restos de una necrópolis de época medieval.

Muy cerca de las Termas se localiza el Museo Casa Natal de Jovellanos, donde se estudia y difunde la figura del ilustrado, y donde Jesús Menéndez Peláez, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Oviedo y expresidente del Foro Jovellanos, repasó de forma magistral los hitos fundamentales en la biografía del que fue uno de los personajes fundamentales del siglo XVIII en España: su infancia y juventud, su camino hacia la vida eclesiástica y posteriormente hacia la jurisprudencia, su compleja relación con la Corte, su breve etapa como Ministro de Gracia y Justicia, sus proyectos y reformas, el destierro en Palma de Mallorca (en la Cartuja de Valdemosa y en el Castillo de Bellver), su reacción frente al poder francés... En todo ello podrá profundizar cada participante con la Biografía de Jovellanos, del eminente especialista José Miguel Caso, que recibieron como obsequio.


Museo Casa Natal de Jovellanos

A continuación los visitantes contemplaron diversas piezas relacionadas con la vida de Jovellanos, una selección pinturas de su colección y del legado Lledó-Suárez, así como obras representativas del arte asturiano de finales del siglo XIX y del siglo XX. Por último, tuvo lugar la visita a la Capilla de Los Remedios, anexa al Museo, donde reposan los restos del polígrafo asturiano, y a la primera sede del mencionado Real Instituto, situada a escasos metros y convertida hoy en hotel-restaurante, donde finalizó la ruta con una nueva muestra de la gastronomía tradicional asturiana.

Los participantes en la actividad, que provenían de A Coruña, Cádiz, Gijón, Sevilla y Madrid, disfrutaron durante dos intensos días de una visión diferente de Asturias, a partir de las figuras de dos de sus grandes escritores. Al despedirse, se preguntaban cuál será la próxima cita de las Rutas Literarias de la UNED.

Texto y fotografías: Pablo Núñez

Edición web: Alicia Bardón