| Dentro del curso “La crisis del euro: orígenes y soluciones”, desarrollado en el escenario de la sede de UNED Madrid en Escuelas Pías, organizado por el Vicerrectorado de Centros Asociados y la Asociación de Ex Diputados y Ex Senadores y dirigido por el profesor José Ignacio Torreblanca Payá y, el ex Diputado, Jerónimo Nieto González, Pedro Solbes, Vicepresidente segundo y ministro de Economía y de Hacienda (2004-2009) y Comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios (1999-2004), abordo el tema “La implantación del euro entre 2000 y 2008: Cumplimientos e incumplimientos”, que abrió con la pregunta “¿Por qué una moneda única en la Unión Europea (UE)?”, afirmando que “en planteamientos de integración no pueden existir diferentes tipos de cambio y en una unión monetaria es imprescindible la coordinación de las políticas económicas”, esto implica una política monetaria única y una política fiscal nacional coordinada.
Recordó como en el 2º Consejo europeo de Madrid del año 1995 se puso en marcha el proyecto de la moneda única, acordando el tipo de cambio, el propio nombre de euro, así como diferentes consideraciones técnicas y de convergencia. Sin embargo, ya desde su inicio y de los debates con Alemania acerca de un Pacto de Estabilidad, se ponen de relieve algunos problemas que se abordan con más voluntarismo que con rigor, porque la masa crítica para implantarlo de aplicarse los criterios de convergencia eran muy pequeños, que desemboca en una puesta en marcha del euro “con unos criterios muy generosos”. En opinión de Solbes, “tampoco se evaluó adecuadamente el contexto económico global en que se produce: una situación económica particularmente buena, con caída de precios del petróleo y de otras materias primas. El verdadero problema iba a ser la inflación”.
Después de un rápido repaso de los años anteriores a 2001, destacó como también se sobredimensionan algunas situaciones que se abordan con un excesivo rigor en la exigibilidad de las Orientaciones de Política Económica en ese año, con relación a Irlanda, un país que en esa fecha presentaba un crecimiento del 10% con un paro del 4%. El diferente enfoque del problema irlandés entre los economistas que se preguntan por qué se meten con Irlanda un país pequeño y sin impacto estructural en la Unión, y el de los políticos que consideran un riesgo que un país precisamente pequeño pueda hacer lo que quiera estableciendo un precedente para incumplimientos futuros de otros que puedan tener un peso mayor, se salda con la decisión de intervención, imponiéndose el criterio político, medidas que no gustan nada a Irlanda, pero que se acepta en el conjunto de la Unión Europea la aplicación de las imposiciones. Paradójicamente el Pacto de Estabilidad de la Comisión, no se llega a aprobar por el Consejo de Ministros de la UE.
| |