¿Cómo se integra usted en el equipo de investigación In Africa?
En 2008 recibí el premio de jóvenes investigadores de la UNED-Banco de Santander y en 2010 el de jóvenes profesores para realizar estancias en instituciones extranjeras. Yo elegí para ambas la Universidad de Cambridge, primero en el Departamento de Arqueología y más tarde en el Leverhulme Centre for Human Evolutionary Studies. Allí contacté con la Dra. Marta Mirazón Lahr y el Prof. Robert Foley y me integré en su equipo de investigación como especialista en tecnología lítica, primero en el proyecto que realizaban en aquel momento en el suroeste de Libia, cercenado en su continuidad por lo inestable de la zona, y ahora en Kenia.
¿Cuál es su labor en ese equipo?
Un proyecto de estas características tiene numerosos investigadores de disciplinas diversas (arqueología, antropología física, genética, geología....). En mi caso me encargo de estudiar la tecnología lítica, es decir, de cómo se hacían las herramientas de piedra, de los grupos del Middle Stone Age, grosso modo, de hace 250-300.000 años a 40.000 años antes del presente.
¿Cada cuánto tiempo visita la zona?
En los dos últimos años tres veces.
¿Porqué elige esa zona y no alguna otra, igual de deprimida, en el Sahel, el conocido como cinturón africano del hambre?
No hay relación directa entre la elección de la zona y su situación social a la hora de elegir el lugar donde desarrollar una investigación científica. La región del Lago Turkana, así como el Central Rift (área del Lago Nakuru), donde también trabajamos, representan un lugar único, por sus características geológicas, para conocer el registro fósil de la humanidad desde su origen. En el caso particular de la región del Turkana, alejada de los circuitos turísticos keniatas por su aridez y dureza, presenta una angustiosa escasez de recursos alimenticios, lo que unido a una explosión demográfica en los últimos años, hace más difícil los modos de vida de los grupos Locales, entre ellos los Turkana.