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Laudatio James W. Fernandez

Doctor Honoris Causa por la UNED 2015

Dr. Honorio Velasco Maillo. Catedrático de Antropología Cognitiva y Simbólica de la UNED




Momento del discurso de Velasco

En relación a otras Ciencias Sociales y Humanas en España en particular el desarrollo que condujo a la institucionalización académica de la Antropología Social y Cultural es reciente. Fue en los años 70, hace apenas 40, cuando comenzó como especialidad en distintas facultades gracias a los esfuerzos de los profesores Lisón y Esteva y también de algunos arqueólogos y etnohistoriadores americanistas. Para ellos y para los que nos sumamos a su tarea fueron tiempos de trabajo esforzado, de docencia y de investigación sin duda, pero también de explicación ante la sociedad en general, y no menos ante la comunidad universitaria, de cuál era el contenido de la Antropología y qué era lo que podía aportar. Algo que para entonces estaba más que suficientemente asentado en universidades europeas o norteamericanas donde los departamentos de Antropología Social y Cultural habían generado ya una amplísima producción científica y estaban liderando perspectivas entonces tan vigentes como el estructuralismo o el análisis procesual. De ellos salieron un buen grupo de investigadores que eligieron, ya desde comienzos de los 50, a España como lugar para realizar sus trabajos de campo. Su contribución fue muy relevante. Las monografías que publicaron sobre distintas poblaciones se convirtieron en modelo de referencia, proporcionaron información etnográfica significativa con la que agitar el debate en el pensamiento antropológico contemporáneo, y especialmente estimularon la investigación acometida posteriormente por parte de investigadores españoles. Habría que citar a muchos, pero entre los primeros estuvieron Julian Pitt-Rivers, George Foster, Michael Kenny, Susan Tax Freeman, William Douglass, Joseph Aceves, William Christian, Jeanine Fribourg (y de forma destacada, los profesores James W. Fernandez y Stanley Brandes).

James W. Fernandez, que se había formado en Northwestern University, vino a España en 1955 e incluso hizo una prospección de trabajo en Castilla, pero acabó decidiéndose por algun lugar en el África Subsahariana, entonces tierra agitada, en donde la estructura territorial del colonialismo se estaba desmoronando y estaban surgiendo nuevos estados cuya integración interna aún no se había fraguado y en la que irrumpieron un buen número de movimientos sociales casi todos ellos muy activos políticamente pero también muchos con una ferviente inspiración religiosa. En esos momentos, esos territorios en los que el profesor Fernandez trabajó, y en concreto, Gabón y Guinea Ecuatorial, estaban en plena ebullición y podemos imaginar que el trabajo de campo no fue fácil. Su tesis de doctorado versó sobre la cultura Fang. Meville Herkovits, un gran africanista que había fundado el departamento de Antropología en Northwestern, fue su director y la tesis se presentó en 1962. La mayoría de sus publicaciones en la década de los 60 versaron sobre los movimientos religiosos africanos, los cultos sincréticos y sobre la estética de la cultura Fang. Todos esos trabajos culminan en una obra largamente trabajada que publica en 1982: Bwiti: An Ethnography of Religious Imagination in Africa, que obtuvo el premio Meville Herskovits de la Asociación de Estudios Africanos, en 1983.

Tras su tesis ejerció como profesor en Smith College, en Massachussets, una universidad privada femenina con tradición en las artes liberales. También durante unos cuantos años fue instructor de voluntarios en los cuerpos de paz para misiones en África Occidental. En 1964 inicia su docencia en Darmouth College, en Hanover, New Hampshire, una prestigiosa universidad privada perteneciente a la Ivy League. Es en esos tiempos cuando reviven sus raíces asturianas y desplaza sus intereses africanistas hacia Asturias, la tierra de donde partió su abuelo para hacer las Américas, y eligió Felechosa, en el Concejo de Aller, que entonces mostraba dos caras contrapuestas, la de los verdes pastos y la de las negruras de la mina. Se compaginaban las dos vidas, moviéndose entre la tradición y la modernidad, como si fuera un tránsito de ida y vuelta. En cierto modo los estudios sobre cambio cultural que habían sido su foco de atención en África se continuaban en Asturias con el ingrediente añadido del retorno del nieto al país del abuelo (Francisco Fernández Fernández). Las primeras notas etnográficas sobre Asturias que publica están en «La misión de la metáfora en la cultura expresiva» que apareció en Current Anthropology en 1974. Un artículo en el que expone la teoría del «argumento de imágenes» y que ha tenido una notable influencia en el pensamiento antropológico contemporáneo. Inmediatamente después, en 1976, publicó «El escenario de la romería asturiana», escrito en colaboración con Renate Fernandez, su esposa y co-etnógrafa, y «Poesía que mueve» ambos en libros colectivos dirigidos por el profesor Lisón. Y ambos trabajos expuestos en seminarios celebrados en España con la presencia de otros colegas españoles, lo que revela la implicación del profesor Fernandez en aquellos, entonces incipientes, intentos de consolidar la Antropología en la universidad.

En 1975 comienza otra importante etapa de su carrera docente en Princeton, en el Departamento de Antropología que luego dirigió entre los años 78 al 82. En esa misma universidad estuvo más tarde vinculado también al famoso Instituto de Estudios Avanzados. Desde Princeton el profesor Fernandez continuó con sus propios trabajos en Asturias principalmente, pero además promovió numerosas investigaciones en España, dirigiendo a algunos alumnos en sus tesis de doctorado y recibiendo a la vez a investigadores españoles para estancias en centros de investigación norteamericanos. De esa época son muchos de sus ensayos de etnografía asturiana (Campos léxicos, Actitudes convivenciales, En torno a una vaca ratina, Lo común en la comunidad rural en Asturias, Silogismos de asociación, Lo oscuro al fondo de la escalera, etc.) algunos de los cuales se publicaron conjuntamente en Persuasions and Performances, un hermoso libro editado por Indiana University Press y que posteriormente tuvieron una versión en lengua asturiana en una edición preparada por esa Academia. Estuvo atento entonces a la efervescencia de las identidades colectivas en España a la vez que continuó profundizando en la teoría del argumento de imágenes y la «experiencia de retorno al todo. En esos años estuvo algun tiempo invitado por el Centro de Estudios Avanzados de Stanford.

En 1986 se traslada a la Universidad de Chicago que ha sido su etapa docente más larga, pues allí continúa aún tras su jubilación como Emérito. En ese tiempo siguió combinando sus cursos en la universidad con la investigación incesante. El trabajo de campo en Asturias se hizo crónico, con estancias regulares casi todos los años de la década de los 90 y de la del 2000 hasta la actualidad, como atento observador de los cambios y de las crisis, el desmantelamiento de la industria minera y el proceso de la reindustrialización, la crisis de la cultura y la revitalización de la lengua asturiana, la patrimonialización de la cultura tradicional y la intensificación de los usos turísticos del campo, las revitalizaciones enlazadas con los procesos identitarios, las nuevas manifestaciones del celtismo y la relevancia de fenómenos concretos como la dinamización de los productos de la tierra (p.e. el queso gamonedo) en los procesos de globalización. También mantuvo encendido un foco hacia las cuestiones africanas: las artes, el cuerpo Bwiti, los sistemas de adivinación… A la vez, en el nivel del pensamiento teórico, fue elaborando el pronominalismo y la no-figura del incoado, la teoría de los tropos, los giros y procedimientos de la imaginación social y moral, las condiciones de la comprensión recíproca, el enlazamiento de los tiempos, las fronteras de la poética, los contenidos de la sabiduría periférica y el proyecto humanizador en la Antropología. Todo un ejercicio de magisterio y de estímulo intelectual.

El profesor Fernandez ha sido también profesor visitante en numerosas universidades: Manchester, Upsala, Edimburgo, Quito, Santiago y San Sebastián; un prestigioso conferenciante en cátedras como la Sibley en Alfred University, la Joaquín Costa en la Universidad Complutense, la D’Azevedo en la Universidad de Nevada, las del cincuentenario en la Universidad de Edimburgo, la Ladislaw Holy en la Universidad St. Andrews y la Radcliffe-Brown en la Academia Británica. Además ha sido un activo miembro de las asociaciones de Antropología, destacando en particular su labor como presidente de la Asociación de Antropología Humanística perteneciente a la American Anthropological Association. No menos destacable es su participación en los congresos de la Federación de Asociaciones de Antropología en España. En la UNED ha participado en varias ocasiones en seminarios y ha pronunciado conferencias en la sede central, y también en varios cursos de verano en los centros asociados. Uno de sus libros En el dominio del tropo. Imaginación figurativa y vida social en España está publicado por la editorial UNED en el 2006. Es un compendio de sus principales trabajos etnográficos en España y de algunos de sus brillantes ensayos teóricos.

Es miembro de la Academia Americana de Religión y de la Academia Americana de Artes y Ciencias; también de la Academia de la Llingua Asturiana; Doctor Honoris Causa por Amherst College.

Pero antes que nada el profesor Fernandez —sigo sus propias palabras de su libro antes citado— se siente un ser humano conviviendo con otros seres humanos, en particular aquellos con los que ha hecho sus trabajos de campo en África y en Asturias. Alguien que ha reflexionado sobre cómo interaccionamos simbólicamente y cómo construimos identidades en la vida cotidiana, las más de las veces afrontando y soportando los problemas y otras disfrutando de pequeñas satisfacciones, mediante la imaginación y mediante las palabras, jugando con los tropos, la metáfora, la ironía y las imágenes. Porque al fin y al cabo construir identidades es un aspecto característico y constante de la condición humana jamás libre de padecer de incertidumbre.

En fin, a quien nos ha proporcionado tanta comprensión de la imaginación de los seres humanos puesta en convivir, a quien ha entregado tanto a la investigación sobre la condición humana, a quien se ha dedicado a la institución universitaria con tanto afán, a quien ha contribuido con su estímulo y su presencia a la consolidación de la Antropología en España debemos gratitud. Y él, conocedor de los rituales, sabe cuánto agradecimiento puede trasferir un ritual como este, que es en su honor, pero que a nosotros nos proporciona otro honor, el de que forme parte de nuestra comunidad universitaria de la UNED. Gracias profesor. (Y gracias también, profesor Brandes).



Madrid, enero de 2015