Senén Barro, exrector de la Universidad de Santiago de Compostela y catedrático de Electrónica y Computación, quiso desvelar la faceta del Mira amigo y más cercano. “Hacía las cosas desde la razón y con corazón, Pepe Mira era un creador de mogollones, su cabeza daba vueltas, juntaba gente y era capaz de abordar, integrar y trasvasar muchas disciplinas. A veces le seguíamos y a veces no, pero siempre conseguía apasionarnos con cada nuevo proyecto”, recordaba.
E ilustraba su forma de abordar la vida con su capacidad de organizar científicamente hasta los pensamientos más cotidianos. “Pepe me decía muchas veces que se sentía un listo-tonto. Entre ambos habíamos discurrido y discutido una sencilla categorización de las personas, que funciona asombrosamente bien, por cierto. Así en el mundo hay básicamente: listos-listos, que explotan satisfactoriamente una privilegiada, aunque no siempre merecida, situación, sea ésta económica, profesional o intelectual; también hay listos-tontos, que siendo sobresalientes, se exigen demasiado, en general para provecho de los demás y no en beneficio propio; existen los tontos-listos, que saben sacar partido personal de sus escasas habilidades o capacidad; y finalmente ¿cómo no? están los tontos-tontos, que no aportan nada significativo, más bien al contrario, y suelen chinchar a prójimo sin ni siquiera el beneficio propio. La verdad es que él era un hombre difícil de catalogar, porque las personal y profesionales como él son, por desgracia, excepcionalmente escasas”.