Juan M. Vázquez, secretario general de Universidades, casi estrenaba cargo con este acto y fue el encargado de abrir el diálogo, destacando la importancia y la oportunidad de estas Jornadas, "porque creo que todos estaremos de acuerdo en que cualquier cambio que se proponga en un sistema universitario, por naturaleza, ya es complejo. Tiene su dificultad definir el ¿por qué?, ¿para qué? y ¿cómo se propone? Pero también creo que todos coincidiremos en que es el estudiante el que tiene que estar en el horizonte de cualquier cambio: la mejor formación y empleabilidad posible de los egresados, debe de ser el objetivo prioritario. Aunque empleabilidad y empleo, no siempre vayan de la mano en tiempos como los que nos ha tocado vivir. Pero es indudable que el conocimiento, la investigación, la competitividad de las regiones, a través de la transferencia del conocimiento y la consiguiente conexión con el tejido socioeconómico, deben ser los vectores que muevan la actividad de la universidad".
El secretario general de Universidades aconsejó enfrentarse a los cambios "con la reflexión de la realidad social del momento, pero atendiendo al futuro. Desde nuestra realidad como estado miembro del Espacio Europeo de Educación Superior, pero con la singularidad histórica de España que se proyecta a Iberoamérica, Mediterráneo o países emergentes desde un punto de vista académico para nosotros, como India o China". Algo difícil de abordar, en palabras de Juan M. Vázquez, si "las relaciones entre las instituciones de educación superior, administraciones educativas: estatal y autonómica, estudiantes, profesores, personal de administración y servicios no actúan con perfecta armonía. No debemos obviar, que en el contexto actual, las universidades han atendido al mayor porcentaje de jóvenes, de entre 18 y 24 años, que ha tenido la universidad española. Un 6% más que al inicio de la crisis. Unos estudiantes que, en la actualidad son los protagonistas de su propio aprendizaje, porque estamos asistiendo a una nueva forma de plantearse la enseñanza-aprendizaje. Soy consciente de las dificultades que plantean estos nuevos cambios a las universidades, tras la adaptación hace pocos años al sistema de Bolonia, pero estoy convencido de que una mayor flexibilidad contribuirá a mejorar nuestro sistema y nuestra competitividad de cara al exterior. Algo que solo se puede conseguir si trabajamos juntos y con la cadencia que las universidades decidan, en función de sus necesidades y capacidades de modificación. Iniciamos el proceso con la perceptiva cautela, pero confiamos en que se pueda implantar progresivamente, después de analizar y resolver las progresivas dudas. Algo que iniciaremos entre todos en este seminario".