“El mejor reconocimiento es el reconocimiento de tus iguales”, explica Amelia Valcárcel mientras prepara su viaje para asistir al acto solemne de su investidura como doctora honoris causa por la Universidad Veracruzana, en México. Será el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, todo un símbolo para quien lleva toda la vida investigando, difundiendo y defendiendo los derechos de la mujer.
Para la catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED será la primera visita a la Universidad Veracruzana. Su nombramiento doctora honoris causa supuso una grata sorpresa: desconocía que había creado escuela al otro lado del Atlántico. “Mantengo mucha relación con el mundo académico mexicano, pero no específicamente con Veracruz. Sí tengo mucho retorno de cómo se sigue allí mi trabajo porque algunos de mis libros y trabajos son muy leídos y tratados en América. Estoy muy contenta y agradecida por el honor que me hacen”.
Valcárcel confiesa sentirse “colmada de satisfacción, porque aunque desvinculado totalmente de cualquier aspecto pecuniario, el doctorado honoris causa es el máximo reconocimiento de la vida académica”. En clave de humor -esa característica que contribuye a definir su inteligencia-, pretende achacar “al tiempo, la edad”, el mérito de la investidura, y ríe abiertamente cuando se le objeta la cantidad de docentes, investigadores y científicos, mucho mayores que ella y con tantos o más años de enseñanza a las espaldas, que ni se plantean acceder un día al cuadro de honor de la Universidad. “Después de todo, es el único momento en la vida en que a una la nombran doctora sin tener que defender una tesis”, bromea.