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Madrid, 6 de marzo de 2015


La igualdad: “justicia social, inteligencia social”

Alejandro Tiana preside la entrega del XVII Premio Elisa Pérez Vera, primera de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer en la UNED



Tiana y Pérez Vera



Doce de la mañana. Salón de actos del edificio de Humanidades. Primera jornada de las dos dedicadas a celebrar el Día Internacional de la Mujer en la UNED. En la mesa, una rectora y un rector. Entre la audiencia, una rectora y un rector. Son Elisa Pérez Vera, primera rectora de una universidad española; Alejandro Tiana, actual rector; Araceli Maciá y Juan A. Gimeno los dos rectores anteriores. Los cuatro han dirigido la actividad docente, la política y la economía de la UNED en distintas épocas. Esa mañana, en ese acto, su presencia simboliza la paridad perfecta – 50 y 50 por ciento- en razón de género a la cabeza de una universidad. La UNED sigue siendo la única en su categoría que ha contado con dos mujeres rectoras en los últimos 40 años, después de 800 años de historia de las universidades en España.


Teresa San Segundo

“Sabemos que los techos de cristal existen. Las estadísticas son tozudas y reiteradas en demostrarlo. Hemos cambiado a un sistema educativo inclusivo que muestra como muchas veces los resultados de las niñas, las jóvenes y las mujeres son superiores a las de sus compañeros. Encontrarnos con juezas o cirujanas en puestos clave es cada vez más normal. Una vez demostrado que el cociente intelectual de los hombres no es superior al de las mujeres, ya solo nos queda celebrar la igualdad” comentaba el rector Alejandro Tiana, combinando datos constatados con algún guiño al humor.


Tiana presidía la entrega del Premio Elisa Pérez Vera. “La UNED ha sido pionera en muchas cosas” remarcó, “también en colaborar con nuestro granito de arena en el trabajo contra la desigualdad, con rigor y en distintos campos del conocimiento. Mis predecesores en el cargo y sus equipos han estimulado este tarea. Yo, como los rectores que me han precedido y nos acompañan hoy, seguiré impulsando las medidas necesarias para no desaprovechar el talento, la riqueza intelectual y la labor de las mujeres. Seguir avanzando no es sólo una tarea de justicia social. Es, sin duda, un rasgo de inteligencia social”.


Los premiados


“El mundo tiene que responder. Hemos esperado suficiente y ahora es el momento de actuar y cerrar las brechas, remover los obstáculos e invertir en las mujeres y las niñas para ir de las palabras a la acción. No el próximo año. Ni mañana. Ahora”. El jurado de la XVII convocatoria del Premio Elisa Pérez Vera incluyó en su fallo estas palabras del secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon, en el foro internacional “Las Mujeres en el poder y la toma de decisiones” celebrado en Chile el pasado mes de febrero. “Y eso es justamente lo que han hecho los autores de los dos trabajos premiados”, explicaba la presidenta del Jurado y directora del Centro de Estudios de Género de la UNED, Teresa San Segundo.





Sandra García Lombardía, asturiana y alumna de postgrado del Centro Asociado de A Coruña, ha resultado ganadora de la XVII edición del Premio Elisa Pérez Vera a las investigaciones de género y feminismo con su trabajo “El papel de la inspección de trabajo y seguridad social, ante la discriminación retributiva por razón de sexo: un análisis de la normativa vigente a la luz del principio de transparencia”. El jurado concedió un accesit a Ignacio Casares García, por el trabajo “Las políticas de género de la ONU en la consolidación de la Paz”. La entrega de premios tuvo lugar en el salón de actos del Edificio de Humanidades de la UNED.


García Lombardía destacó que su trabajo en la Inspección de Trabajo y Seguridad Social le ha facilitado un conocimiento exhaustivo de la los datos, sistemas retributivos y desequilibrios estructurales, básicos para su investigación. En el momento de la entrega del Premio, la rectora Elisa Pérez Vera destacó que “la inserción de las mujeres en el mercado laboral se ha hecho históricamente bajo el signo de la desigualdad, sin que se haya rectificado con el paso del tiempo la desigualdad de retribuciones, de posibilidades reales de promoción, de prestaciones…” Y recordó que la excelencia de la investigación se basa no sólo en ese análisis “sino en las soluciones concretas y realistas que aporta en sus conclusiones”.


“El grado de igualdad entre hombres y mujeres de un país resulta perfecto para medir el desarrollo de ese mismo país”, aseguró la investigadora, que quiso dedicar el premio “a mi marido, un gran feminista, y a mi hija, ya que redacté gran parte del documento en la recta final del embarazo y lo terminé durante la baja por maternidad”.

Sandra García Lombardía y su marido

Con las mujeres de Bagdad


Vicente Pro Romero





Ignacio Casares García, ferrolano y estudiante de Máster del Instituto General Gutiérrez Mellado, no llegó a tiempo para recoger el accesit por su investigación sobre “Las políticas de género de la ONU en la consolidación de la Paz”. En él revisa el apoyo de esta institución internacional a la situación de las mujeres inmersas en conflictos armados o en países que los han sufrido. Está en Bagdad, en una misión de paz en colaboración con Cruz Roja. Elisa Pérez Vera señaló de su tesis la capacidad de dar visibilidad “a la importancia de la mujer en la implantación de una cultura de paz”.

El compañero de promoción de Casares, teniente coronel Vicente Pro Romero, fue el encargado de recoger el galardón y agradecer el reconocimiento de la UNED. “Él es militar como yo y está en Iraq, pero no en funciones militares, sino en el comité internacional de Cruz Roja. No es su primer destino internacional. De hecho, estuvo en Naciones Unidas y allí empezó su investigación. Me ha pedido que les haga llegar el orgullo con que recibe este prestigioso premio y el honor que le hace a él y a tantos compañeros que trabajan en su misma línea desde diferentes misiones”. Desde la lejana Bagdad, Casares quiso dedicar el premio a un compañero desaparecido precisamente en Iraq.



Luz para salir de las sombras



La científica Carmen Carreras, profesora de Física Aplicada, colaboradora honorífica del departamento de Física de los Materiales de la UNED y miembro del Comité organizador del Año Internacional de la Luz, deslumbró a los asistentes a la entrega del Premio con una conferencia titulada “2015: un año dedicado a la luz para salir de las sombras”. Su objetivo expreso era dar visibilidad al trabajo científico realizado por mujeres a lo largo de la historia, escasamente reconocido, cuando no directamente nulo, y sembrado de “trabas de todo tipo: sociales, políticas y culturales para acceder a la Ciencia y a la Tecnología. Figuras femeninas “olvidadas” y en muchos casos “silenciadas”.

Carreras analizó los hitos históricos que han marcado la exclusión de la mujer de la historia de la ciencia y los buenos propósitos de erradicar esa exclusión, avalados por instituciones nacionales e internacionales, y casi siempre valdíos. “En el Año Internacional de la Luz, como en todos los años internacionales, se celebran efemérides de descubrimientos cruciales”. Tras enumerar las cinco marcadas para 2015, apuntó “curiosamente, todos los protagonistas son hombres”.

Decidida a devolver el protagonismo negado a las científicas, presentó la historia de cuatro mujeres españolas, del siglo XX, con carreras brillantes, pioneras en sus investigaciones y trabajos de prestigio internacional y hoy prácticamente olvidadas. Dorotea Barnés, hija de un ministro de la II República, licenciada en la Universidad de Madrid, doctora en Química en EEUU y especializada en espectroscopía en Austria, compaginó la enseñanza en su cátedra de Física y Química con la investigación. La Guerra Civil la forzó al exilio en Francia. A su vuelta se resignó a cumplir el papel que la sociedad de posguerra adjudicó a las mujeres: esposa y madre.

Discurso de Carmen Carreras Béjar


Carmen Carreras



María Teresa Toral, parecía destinada a los estudios de música y arte por tradición familiar. Pero la deslumbró la historia de madame Curie y apostó por la ciencia. Se licenció en Química y Farmacia en 1933. Inserta en el mejor equipo de investigación de su tiempo, construía sus propios instrumentos de vidrio para alcanzar la máxima precisión en la determinación fisicoquímica de pesos moleculares y atómicos. También para ella llegó la guerra, con la acusación de haber construido armas para el ejército republicano. Llegó la cárcel, las torturas y la pena de muerte. Se libró de ella por la presión internacional: al juicio oral asistió, entre otras mujeres relevantes llegadas de todo el mundo, la Premio Nobel de Química Irene Joliot-Curie, hija de su adorada madame Curie. Tras salir de la cárcel el exilio fue también su único camino. Allí se dedicó a la investigación y la docencia y, en sus últimos años, al arte: sus grabados se encuentran en muchos museos de EEUU y Europa.

“Podría pensarse”, recuerda Carreras, “que el olvido o el silencio sobre estas científicas pioneras se debe a su vinculación política con la República. Sin embargo otras coetáneas, que pertenecían a familias conservadoras que apoyaron abiertamente el régimen de Franco, no lograron obtener en la posguerra, los años 40 el reconocimiento de sus méritos”.

Piedad de la Cierva, hija de una poderosa familia de Murcia que apoyó la trama civil de la sublevación militar de Franco y secretaria local de la Sección Femenina, había trabajado con el Premio Nobel de Física Niels Bohr, uno de los fundadores de la Física Cuántica. María Teresa Salazar, que como la otra María Teresa había trabajado en el equipo de Enrique Moles, -considerado internacionalmente el mejor laboratorio de su tiempo en determinación de pesos atómicos-, era monja.

Ambas optaron a tres cátedras en las universidades de Valencia, Sevilla y Murcia. Dos fueron adjudicadas a varones. La otra quedó desierta. Las razones alegadas por los tribunales obedecían a la total falta de iniciativa de las aspirantes, ya que las investigaciones realizadas eran en colaboración con otros científicos. Ninguna de las reclamaciones interpuestas por las científicas prosperó. La respuesta siempre era idéntica. “Obviamente”, indica Carmen Carreras, “la discriminación no fue por la ideología de las candidatas, sino por su condición de mujer”.

Entre la lucha y la esperanza


Los tiempos de olvido y anonimato parecen tocar a su fin. “A pesar de estas trabas para el desarrollo profesional, las mujeres siguieron formándose, investigando, enseñando… A estas primeras generaciones le siguieron otras que recogieron su antorcha hasta llegar a nuestros días”, recuerda Carreras. Uno de los síntomas es la agenda, “Women in Optics planner”, “editada por la Sociedad Internacional de Óptica y Fotónica desde 2005, que se distribuye gratuitamente en más de 25 países. Su objetivo principal es apoyar y promover el trabajo de las mujeres científicas, pero se ha convertido en una herramienta para estimular a las niñas y las jóvenes para formarse en carreras de ciencias e ingenierías”. El trabajo de más de una decena de científicas españolas ya ha sido recogido en sus páginas.

Elisa Pérez Vera

Elisa Pérez Vera, catedrática de Derecho Internacional Privado de la UNED, primera rectora de una universidad en España, la UNED, magistrada del Tribunal Constitucional, y experta en atravesar techos de cristal felicitó a Carmen Carreras por “poner el foco de la luz del reconocimiento científico sobre un grupo de mujeres invisibles para la mayoría, al haberse quedado en la sombra de la Historia oficial, que suele estar escrita por los hombres”.

Pérez Vera arracó sonrisas durante la entrega del Premio que lleva su nombre al confesar a Carreras ante los asistentes que “estaba un poco alarmada ante el título de tu conferencia. No sabía si las sombras del título eran las ópticas o las de Grey”. Tras felicitar a los premiados, la rectora recordó que la cita en la UNED se repite desde hace 17 años, en la frontera del día 8 de Marzo. “Un día que debía tener forzosamente un matiz reivindicativo aunque, sobre todo, día de reflexión”.

Reflexionó ella sobre las razones que permiten que se perpetúen situaciones de desigualdad, de dominación “con la connivencia o la adhesión entusiasta de las mismas mujeres sojuzgadas y preteridas”. Y como ejemplo de esa regresión citó a “las jóvenes occidentales que se suman a la Yihad o el fenómeno de masas en que se convierten obras como las Sombras de Grey”.

Entre las muchas razones de la reivindicación destacó los motivos económicos. “En España la crisis económica golpea a las mujeres en un punto clave de su dignidad al atentar contra su autonomía. El paro femenino, la baja calidad de los trabajos a los que mayoritaria tiene acceso la mujer son constantes en un mercado laboral ya degradado”.

Ante esa situación defendió el éxito profesional de la mujer y las medidas que le permitirán alcanzarlo. “El techo de cristal que parece materializarse sobre nosotras, pese que ha sido traspasado reiteradamente, mantiene su estructura incólume. Tenemos que defender políticas públicas en educación, sanidad y dependencia que permitan a la mujer avanzar en su vida laboral. El éxito profesional constituye un paso previo indispensable para atravesar el techo, de cualquier material que sea (incluido el de cristal) que impide tocar las estrellas”.

El aplauso que cerró la entrega del XVII Premio Elisa Pérez Vera en la UNED pareció conmover al incólume, pero amenazado, techo de cristal.


Discurso de Elisa Pérez Vera

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COMUNICACIÓN UNED: Histórico Premios Elisa Pérez Vera




Aída Fernández Vázquez

Fotografías: José Rodríguez

Edición web: Elena Lobato

Comunicación UNED