Ignacio Javier Asín Alonso estudió Historia por gusto. Es su segunda carrera. La primera fue Derecho, que le permitió el acceso a su trabajo como asesor jurídico de la Comunidad de Castilla y León. Enamorado de la Historia Antigua, de Grecia y Roma, se matriculo en el Centro Asociado de la UNED en Palencia y volvió a estudiar “aunque estaba algo oxidado porque hacía 10 años que había hecho mi último examen, el de la oposición. Al principio me costó recuperar el ritmo de estudio. La Historia siempre me atrajo, tenía la espinita clavada, aunque lo había desechado porque no veía claras las salidas profesionales, pero en cuanto me puse a ello, empecé a disfrutarlo. Mi mujer era la que a veces, cuando me encerraba con el ordenador y los libros, echaba de menos salir algo más, pero ahora que ha visto que todo ha salido bien y también está contenta”.
Aunque en estos años ha visitado muchos yacimientos arqueológicos, nunca ha participado en ninguna excavación, “ahora estoy haciendo el máster en investigación histórica y me planteo hacer el doctorado. Y por supuesto, si surge la oportunidad, también excavar”.
Hasta recibir la notificación del premio no conocía la Fundación Alvargonzález, “he investigado y me parece que hacen una labor extraordinaria por la formación y el conocimiento. Es una iniciativa que no sólo apoya el trabajo en Humanidades, sino también el ego de los estudiantes. Es un caramelito que te incita al esfuerzo, a dar lo mejor de ti”.