Y en cuanto a los masones, esa sociedad supuestamente secreta que manejaba los hilos de la política y la economía, si seguimos su trabajo premiado, ¿encontraremos muchos masones entre los nobles titulados?
En Europa, en los siglos XVIII y XIX las logias y sus cargos de responsabilidad estaban copados por la nobleza titulada. Incluso en países como Inglaterra, el Gran Maestro siempre ha sido un miembro de la nobleza titulada. Hoy lo es el duque de Kent. Y en Suecia hasta hace 50 años, el Gran Maestro siempre lo fue el rey. Sin embargo, esta aristocratización de la masonería fue desapareciendo a lo largo del siglo XIX hasta desaparecer prácticamente.
En España hoy son una rareza. Pero desde el siglo XVIII hasta mediados del XX, concretamente, hasta la Guerra Civil, he llegado a contabilizar cerca de 200 nobles titulados. Precisamente, el último de los que he estudiado en mi libro es un marqués con grandeza de España que, a pesar de haber apoyado en su momento el golpe de Estado de Primo de Rivera y unirse luego, durante la Guerra Civil, al llamado Bando Nacional y financiarlo, fue condenado por los tribunales franquistas a 20 años de cárcel precisamente por ser masón... ¡toda una paradoja!
¿Qué nobles masones españoles encontraremos en su investigación?
Sería difícil escoger algunos. Por ejemplo, el conde de Montijo, el general Riego, Agustín Argüelles, el príncipe de Anglona, el conde de La Bisbal, el marqués de Cerralbo, el marqués de La Florida, Ramón y Cajal, que fue ennoblecido por Franco póstumamente... Por limitarnos a los que ocuparon la presidencia del Gobierno en el siglo XIX, podemos mencionar a Evaristo San Miguel, Martínez de la Rosa, el conde de Toreno, el duque de Rivas, Narváez, Prim, Sagasta o Moret. Estos dos últimos fueron ennoblecidos por el rey a título póstumo.