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Madrid, 13 de abril de 2016




“Una aventura inolvidable”

Pablo Rodríguez Llorca, estudiante del Máster en Teoría y Aplicación Práctica del Método de Elementos Finitos y Simulación de la UNED, regresa de Laponia tras vivir la experiencia de Polar Raid con su familia

Pablo Rodríguez Llorca


Aunque no era la primera vez que se aventuraba por tierras inhóspitas gracias al Polar Raid de Universia, Pablo Rodríguez Llorca, estudiante de la UNED e Ingeniero Aeronáutico de 26 años, confiesa tras su regreso de Laponia que ésta ha sido una “aventura inolvidable” y un “viaje completamente distinto, un viaje en el que vas a pegarte con la naturaleza”. Ha sido uno de los casi 100 participantes de la última edición de este raid universitario, que ha recorrido la Laponia finlandesa y noruega hasta alcanzar Cabo Norte, el punto más septentrional de Europa. Para él era su tercera incursión en esta experiencia, pues ya formó parte de las expediciones de 2009 y 2010, pero en esta ocasión no lo ha hecho solo, sino que ha viajado en compañía de sus padres y de su hermano pequeño. Lo que más le ha llamado la atención de esta edición con respecto a las anteriores ha sido la diferencia de edad de sus compañeros: “la media de edad era mucho más alta, han participado menos estudiantes y más trabajadores o personal relacionado con la universidad, yo creo que en gran parte debido a que las universidades no han prestado tanta ayuda económica como en años anteriores y los estudiantes no pueden costearse el viaje”.



Confiesa que lo que más le ha fascinado ha sido poder contemplar en directo las auroras boreales, un fenómeno que le atraía tanto personalmente como por su profesión. “Es verdad que en vivo no son tan espectaculares como en fotografías”, relata, “pero yo no me quería perder ninguna”. Le resultó curioso como allí, los habitantes de la zona las viven como algo absolutamente normal. “De hecho”, recuerda, “a ellos les parece sorprendente que nos llamen tanto la atención. Una noche cenamos en un restaurante que disponía de unas pantallas y unos sensores de auroras y cuando salíamos corriendo para verlas, los camareros se reían”.



La favorable climatología ha posibilitado que pudieran desarrollar prácticamente todas las actividades previstas, incluida la llegada a Cabo Norte, considerado el punto más septentrional de Europa. Tan sólo tuvieron que suspender la acampada al aire libre porque la sensación térmica era de -40ºC, pero pudieron aprender muchas otras cosas, como “a hacer fuego y a mantenerlo; a pescar en el hielo, que no es igual que en agua líquida; a construir un iglú…”. También pudieron conocer de cerca la cultura Sami y experimentar el contraste con las sociedades noruegas y finlandensas, tan distintos a pesar de ser europeos. “Son gente muy independiente y solitaria”, relata Rodríguez Llorca, “algo normal, pues con termómetros que alcanzan los -35ºC no salen mucho de casa. A esa temperatura sólo exponerte al frío provoca quemaduras y eso, junto con la oscuridad y la falta de luz, acaba forjando el carácter”. Quizá por eso les choca tanto el carácter mediterráneo, que consideran “muy ruidoso”.


Aurora Boreal

3 imágenes del viaje


Además de la vivencia personal, este estudiante de la UNED ha experimentado la posibilidad de vivir la aventura en familia, pues ha viajado con sus padres, ambos profesores de universidad, y con su hermano pequeño, estudiante universitario. “Los viajes anteriores los hice más a mi ritmo y más preocupado por mis necesidades personales; sin embargo, al viajar en familia he estado más pendiente de lo que necesitábamos como grupo”. Lo que más le ha sorprendido en este sentido ha sido la resistencia de sus padres. “Tienen mucha más tolerancia al frío de lo que me esperaba, al final el único que se quejaba era yo”, afirma riendo.


Familia Cabo Norte

Pero si algo ha despertado el interés de este viajero ha sido la realidad medioambiental de la zona visitada. “Aunque no ha sido algo tan llamativo como en viajes anteriores”, explica, “sí que hemos podido saber que este año –que ha coincidido con la corriente de El Niño- se han producido fenómenos curiosos, como que en febrero ha llovido y eso es algo totalmente inusual, pues lo que sucede es que nieva”. El cambio climático se adivina tan evidente allí, que ya están elaborando un tratado internacional para posicionarse frente al deshielo.

“Allí, los políticos lo viven como algo positivo, pues se abren nuevas rutas comerciales por las que los países ya están pujando. Por ejemplo, para China supondría una vía mucho más corta que le evitaría tener que atravesar todo el continente para transportar sus mercancías”. Los fineses, sin embargo, no lo ven así. “Ellos son muy conservadores respecto a la naturaleza”, explica Pablo, “y eso está generando muchos problemas porque se enfrentan a las nuevas políticas industriales del país que tratan de flexibilizar unas normas excesivamente proteccionistas con la naturaleza que han hecho que quiebren las empresas madereras, que no pueden hacer frente a las diferencias de explotación de otras zonas, como el Amazonas. Todo ello unido a la quiebra de Nokia, que era uno de los pilares económicos del país”.

Pablo en la nieve

Y es que Polar Raid parece que es algo más que un viaje de aventura, a juzgar por las reflexiones del participante de la UNED. Por eso se hace especialmente necesaria su reflexión final: “se ha echado de menos algo más de ayuda por parte de la universidad, puesto que éste es un gran aprendizaje para los participantes. Ayuda económica o de otro tipo… como la concesión de créditos o ayudas similares, pues en años anteriores la involucración fue mayor”.



Itziar Romera

Fotografías: Pablo Rodríguez Llorca y Polar Raid

Edición web: Elena Lobato

Comunicación UNED