Aunque no era la primera vez que se aventuraba por tierras inhóspitas gracias al Polar Raid de Universia, Pablo Rodríguez Llorca, estudiante de la UNED e Ingeniero Aeronáutico de 26 años, confiesa tras su regreso de Laponia que ésta ha sido una “aventura inolvidable” y un “viaje completamente distinto, un viaje en el que vas a pegarte con la naturaleza”. Ha sido uno de los casi 100 participantes de la última edición de este raid universitario, que ha recorrido la Laponia finlandesa y noruega hasta alcanzar Cabo Norte, el punto más septentrional de Europa. Para él era su tercera incursión en esta experiencia, pues ya formó parte de las expediciones de 2009 y 2010, pero en esta ocasión no lo ha hecho solo, sino que ha viajado en compañía de sus padres y de su hermano pequeño. Lo que más le ha llamado la atención de esta edición con respecto a las anteriores ha sido la diferencia de edad de sus compañeros: “la media de edad era mucho más alta, han participado menos estudiantes y más trabajadores o personal relacionado con la universidad, yo creo que en gran parte debido a que las universidades no han prestado tanta ayuda económica como en años anteriores y los estudiantes no pueden costearse el viaje”.
Confiesa que lo que más le ha fascinado ha sido poder contemplar en directo las auroras boreales, un fenómeno que le atraía tanto personalmente como por su profesión. “Es verdad que en vivo no son tan espectaculares como en fotografías”, relata, “pero yo no me quería perder ninguna”. Le resultó curioso como allí, los habitantes de la zona las viven como algo absolutamente normal. “De hecho”, recuerda, “a ellos les parece sorprendente que nos llamen tanto la atención. Una noche cenamos en un restaurante que disponía de unas pantallas y unos sensores de auroras y cuando salíamos corriendo para verlas, los camareros se reían”.