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En recuerdo de Jorge Semprún, el hombre “que asumió los riesgos de vivir” | ||
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Federico Sánchez, entre la reconciliación y el conflicto Antonio Elorza, historiador, ensayista y catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, se hizo amigo de Jorge Semprún durante un debate en que el entonces ministro se enfrentaba a los intelectuales que habían firmado un manifiesto contra la primera guerra de Irak. “Fui su amigo, una amistad fugaz, mientras sufríamos las embestidas de Manuel Vázquez Montalván, una auténtica máquina de destrucción dialéctica”. | ||
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La huelga no triunfa y Semprún, o Federico Sánchez, es expulsado del PCE. ”Aquel domingo llega la ruptura definitiva. El marxismo, como teoría de la revolución universal había sido su razón de vivir. Se queda sin la intensidad del compromiso que había vivido hasta ahora. A partir de ese momento la obra de Semprún será una forma grandiosa de poner en práctica sus ideas para transformar las conciencias”. | ||
Clandestinidad, amistad, fraternidad El historiador, sociólogo y catedrático de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED, Santos Juliá, compartió otra etapa de la vida de Semprún, junto a otros camaradas y amigos como Fernando Claudín y Javier Pradera. “Coincidí con él un mes en el Ministerio de Cultura. Me llamó para ofrecerme la Dirección General del Libro y las Bibliotecas, tras la destitución del anterior director, durante la primera Guerra de Irak. Yo sabía que estaba pendiente una crisis de gobierno y que Felipe González iba a prescindir de él. Acudí a la llamada de alguien con quien tenía un vínculo especial. Alguien a quien no le podía decir que no”. Juliá centra en dos hechos el cese de Semprún como Ministro. “En unas declaraciones a El País, durante una entrevista con el director, Semprún, dijo que en las reuniones de gobierno no se hablaba de política. Ciertamente él se ocupaba de asuntos corrientes de las parcelas que claramente tenía asignadas”. | ||
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“Cuando la guerra termina y el campo es liberado, llega el riesgo de la clandestinidad, el peligro a que te cojan, que seas de nuevo detenido y torturado. En ese momento llega a su vida Fernando Claudín, un comunista de 40 años que observa a un joven comunista de 30 con un lenguaje que se sale de la terminología habitual”. Entablan una discusión política que se mantuvo para siempre, igual que su inquebrantable amistad. “Claudín era de un temperamento analítico, dotado de las características del historiador, con una pasión austera por el hecho, para conocerlo, para desentrañarlo, pero nunca para ponerlo al servicio de algo que pudiera distorsionarlo”. | ||
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Santos Juliá rememoró las largas sobremesas compartidas con los tres amigos en casa, “porque no había dinero para ir a los restaurantes”, y la capacidad de seducción de Semprún, la pasión por los hechos de Claudín y la capacidad analítica de Pradera. Tres características que, unidas, los llevaron a los tres a la expulsión del partido al que dedicaban su vida. Sin embargo “ninguno dejaría de ser lo que era”. Había algo que los mantenía: “sales a la calle y ves la España apagada y triste de Franco. Eso es lo que mantuvo la fraternidad comunista.” | ||
Europa, la memoria o la vida “Cuando alguien le preguntaba ¿Y usted quién es? Respondía: Soy un deportado de Buchenwald”. Así retrataba a Semprún el filósofo, historiador y profesor del Instituto de Filosofía del CSIC Reyes Mate. “Tuvo que elegir entre la memoria y la vida y eligió la vida. Eso se tradujo en un activismo político desaforado y cuando tuvo que abandonar el proyecto que desde la infancia había estructurado su auténtica identidad, lo ocupó con la expresión artística, la escritura”. | ||
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Pero Semprún seguía escribiendo y publicando en francés y ejerciendo su papel de testigo. “María Zambrano dejó escrito: si la memoria del pasado no está presente, toda paz que se consiga será sólo una tregua entre dos guerras. Como ella, Jorge desprecia la forma amnésica de hacer política. Alemania no es la única que tiene problemas con la incorporación de la memoria colectiva, igual le ocurre a Francia. Y también España han optado por la amnesia colectiva a fin de lograr la Transición hacia la democracia”. | ||
Aida Fernández Vázquez Fotografías: José Rodríguez Rodríguez Edición web: Elena Lobato Toledano Comunicación UNED | ||