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| En relación al tema del libro “Las Misiones Pedagógicas. Educación popular en la Segunda República” el rector de la UNED aseguró que “es una historia simple de unos jóvenes que llegaban a poblaciones campesinas de menos de mil habitantes, llegaban en camiones, en mulos… se instalaban, sacaban sus artilugios y lo primero que decían eran las de Cossio: Es natural que queráis saber, antes de empezar, quiénes somos y a qué venimos. No tengáis miedo. No venimos a pediros nada. Al contrario; venimos a daros de balde algunas cosas. Somos una escuela ambulante que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela donde no hay libros de matrícula, donde no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas, donde no se necesita hacer novillos. Porque el Gobierno de la República, que nos envía, nos ha dicho que vengamos ante todo a las aldeas, a las más pobres, a las más escondidas, a las más abandonadas, y que vengamos a enseñaros algo, algo de lo que no sabéis por estar siempre tan solos y tan lejos de donde otros lo aprenden, y porque nadie, hasta ahora, ha venido a enseñároslo; pero que vengamos también, y lo primero, a divertiros. Y nosotros quisiéramos alegraros, divertiros casi tanto como os alegran y divierten los cómicos y titiriteros… desplegaban sus aparatos de cine, reproducciones a tamaño real de obras de arte del Museo del Prado, libros, aparatos de música, coros, teatro, títeres… y se pasaban 4 o 5 días, jugaban con los niños, hablaban con los maestros, daban charlas sobre la República, sobre la importancia de votar… la pregunta es ¿Porque lo hizo la República?... como decía Rodolfo Llopis en su libro ´La Revolución en la escuela´ las ciudades eran republicanas pero no el campo… llegaron a unas 6.000 localidades, intervinieron unos 700 maestros, algunos de ellos eran personas destacadas y otras menos… a algunos les salió cara la experiencia, pagaron con el exilio o con fusilamientos… otros se incorporaron al Falange”.
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