Jesús Marchamalo, escritor y periodista, comenzó confesando su desmemoria “tengo muy mala memoria, confundo fechas, me lio con los sitios, los nombres…” para a continuación hacer una original narración vivencial de lugares y situaciones personales, en las que los libros eran el hilo conductor “pero, por esos caprichos accidentales de la memoria, recuerdo perfectamente cómo y dónde he leído un determinado libro. Qué puesta de sol había… con qué papel lo forré… a qué lugar viajé… siempre me ha gustado de los libros, esa capacidad de educación, las esquinas que dejamos dobladas, los viejos subrayados, los billetes de metro o autobús... las flores hoy secas, que guardamos al lado de esos versos deslumbrantes… Puedo olvidar el contenido de un libro, el título, los personajes… mientras que soy capaz de recordar con precisión el sitio en el que lo leí, si llovía, si viajaba en tren.”
Jesús Marchamalo hizo una resuelta apuesta por el libro de papel “los libros como cofres del tesoro, conservan en su interior las huellas de los lectores que fuimos. Los libros y su poder de evocación… Mela, Mariana, Miluca, que hoy presentan esta exposición en la UNED, allá por el 2012 se plantearon crear una colección de libros de artista de ediciones limitadas, asequibles, en precio y forma. No lo sabían, pero acababan de inventar el libro de artista de bolsillo. Son estas ediciones que hoy podemos ver en las vitrinas. Esos libros plegados, en zigzag, que nos proponen buscar entre sus pliegues. Estos 'leporellos', palabra que define a estos libros que se abren como un acordeón, que les dotan de capacidad para la sorpresa y cuentan con el encanto de lo que se hace a mano. Esto, les convierte en museos portátiles. Les invito a ver y a disfrutar en esta Biblioteca de la UNED de estas vitrinas llenas de colorido”.