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Madrid, 4 de noviembre de 2016




¡Cómo hemos cambiado!

Entrevista a Francisco Cruces, investigador principal del proyecto “Cosmópolis”, un retrato antropológico del Madrid contemporáneo


El equipo de investigación de Cultura Urbana de la UNED cierra diez años de estudio antropológico centrado en la etnografía de Madrid: cómo viven los actuales madrileños: cómo distribuyen su casa; porqué pueden comer papaya durante todo el año; cómo se comunican; qué espacios comparten y cuáles reservan a su intimidad; cómo y qué música escuchan; qué expresan con su artivismo – activismo a través del arte-; cómo es su barrio; cómo se relacionan en sus empresas; en qué consiste hackear en la red; qué cultivan en sus huertos urbanos; de dónde vienen y porqué se quedan o se van…


Sus conclusiones son las ventanas que nos permiten asomarnos a la vida íntima y pública de Madrid. Unas ventanas que han sido abiertas por un grupo de once investigadores de la UNED y de otras universidades, como la Universidad de la República del Uruguay, la Autónoma Metropolitana de México o la Complutense de Madrid. Las sinergias generadas por la suma de antropólogos, especialistas en arte, filósofos y comunicólogos retratan los cambios que han experimentado la ciudad y sus habitantes en las dos últimas décadas, la cosmografía de Madrid, una urbe en plena y constante transformación. Una cosmópolis.


Cosmopolitan Cruces



El orden que habito / The order I live in from Jorge Moreno Andrés on Vimeo.


El orden que habito es uno de los soportes de los resultados de la investigación del grupo Cultura Urbana. Se trata de un largometraje de 80 minutos en proceso de postproducción. Ha sido realizado por Jorge Moreno y Francisco Cruces, con la colaboración de Gloria G. Durán, Karina Boggio, Romina Colombo y Nuria Esteban. Aún pendiente de estreno, en el trailer podemos ver las camas desde las que se toca el techo; niños que se apropian del muchacho que fuimos; cenas cuya soledad no se cura con velas; recuerdos que pesan, …Un intento de ordenar la vida que se desordena.


Francisco Cruces, profesor de Antropología Social y Cultural de la UNED, investigador principal del Grupo Cultura Urbana de la UNED, antropólogo por vocación y clarinetista de jazz por afición, nos guía a través de esas ventanas.


- Este estudio parece muy ambicioso, ¿cómo ha podido mantenerse a lo largo de diez años?

-Como todo proyecto de largo aliento, resulta de una voluntad de sumar esfuerzos. Queríamos entender una ciudad que venía mutando ante nuestros ojos. Y dialogar con sus actores. El proyecto arrancó de un seminario para compartir lecturas y generar una caja común de herramientas de análisis. De ahí tomamos consciencia de que no puedes trabajar en solitario en una ciudad así. Nadie tiene una visión totalizadora, panóptica. Sus límites se han vuelto inabarcables. Más aún en un momento muy líquido, por así decirlo, donde los procesos que nos afectan son de orden global, acelerados e invisibles. Esa consciencia modesta de no tener un monopolio para entender lo urbano nos invitó a articular una propuesta.

A esto hay que añadir una sensibilidad antropológica hacia lo que dimos en denominar “prácticas emergentes”. La ciudad no son sólo megaproyectos e infraestructuras. Es también cuanto los habitantes inventan en su cotidianeidad: lo que se hace en la calle, las empresas y organizaciones de la sociedad civil. Captar eso exige una inteligencia colectiva.

Afortunadamente la financiación ha sido generosa y sostenida. Principalmente a través del Plan Nacional de I+D, durante seis años (los proyectos CSO2009-10780 de MICINN y CSO2012-33949 de MINECO). También tuvimos ayudas para cuestiones sectoriales, como la comparación que hicimos entre jóvenes creadores de México y Madrid con la Fundación Telefónica, o el estudio de 20 empresas de humanidades a nivel nacional con la Escuela de Organización Industrial (EOI), o el de la Wenner-Gren Foundation para el trabajo sobre Mercamadrid. Varios de esos materiales están en abierto y se pueden bajar de la red.


- Según los resultados de sus investigaciones, de las diez ventanas abiertas ¿qué aspectos de Madrid han cambiado más radicalmente y qué otros se van mantienen con mínimas variaciones?

- ¿Es que hay algo que de verdad se mantenga sin variaciones? No lo creo. Lo que varía es el ritmo y alcance de los cambios. Luis Reygadas lo muestra a propósito de la innovación empresarial: hay culturas corporativas experimentando con productos o procesos, mientras otras lo están haciendo con la relación con sus clientes, el espacio, el entorno, el hardwiring tecnológico, las relaciones laborales, los horarios... En el ámbito del interior doméstico nos han interesado los relatos cotidianos de los jóvenes - cómo se las arreglan para montar su casa-, pero también la consolidación de prácticas habitacionales que expresan una sensibilidad reciente. ¿Quién osaba recibir a las visitas en la cocina? El mueble mural con su tele en el centro va dando paso a configuraciones modulares –yo suelo bromear con que IKEA nos convirtió, desde los noventa, en una segunda capital de Suecia-. En el ámbito de la tecnología resulta obvia la irrupción de usos y apropiaciones ciudadanas, que no necesariamente venían codificadas en la tecnología misma. Son el resultado oportunista de lógicas colectivas que van desde las flash mobs en plazas y estaciones hasta la preocupación por los derechos de la cultura libre -el procomún- y otras nociones activistas de ciudadanía digital, como las mostradas por Sara Sama a propósito de unos vecinos que se agrupan en torno a sembrar un huerto. Junto con el desarrollo de software, estudiado por Fernando González de Requena, los campos de la música y el arte han sido pioneros en esto –Gloria G. Durán y Héctor Fouce se han ocupado de documentarlo. Por otro lado, se vislumbra una reestructuración muy extensa de nuestras vidas que resulta de la actividad de sistemas de conocimiento experto complejos y ramificados, de los que no solemos tener consciencia. Es el caso de la distribución y logística alimentaria que aborda Montse Cañedo. Finalmente, todas esas transformaciones tienen una cara visible en el propio ambiente de barrio. En el mío yo alcancé a conocer una vaquería donde ahora hay sushi y locutorios. En el libro hablamos sobre todo de Malasaña -con el capítulo de Fernando Monge-, y también de Usera y Lavapiés. Pero seguramente los lectores verán reflejadas otras estampas de su particular escena barrial.


- Para el ojo lego, la generalización del uso de la tecnología o la inmigración a finales del s. XX y a emigración de los jóvenes ahora serían dos claves del cambio social en Madrid. ¿Qué claves nos faltan que sí ha detectado el ojo experto de los etnógrafos?

- Ojalá el lector descubra unas cuantas en nuestro libro Cosmópolis. Nuevas maneras de ser urbanos. ¡No quiero hacer de spoiler! En general, la ciudad global está extensamente tematizada desde lo espacial, lo económico, lo administrativo, incluso lo comunicacional. Al centrarnos en prácticas cotidianas de menor escala, lo que aflora son los perfiles subjetivos, afectivos y estéticos de todo ello, que son importantísimos. Podemos hablar, por ejemplo, de la enorme fuerza social que posee hoy el proceso de individuación –la ambición de “ser uno mismo”, de tener una historia, de hablar con voz propia-. La irrupción y creciente legitimidad de la esfera íntima. La estetización de la vida cotidiana. La porosidad de la esfera del trabajo –una creciente revoltura entre ocio y trabajo, profesional y amateur, producción y consumo, natural y artificial-. Las controversias sobre el copyright y los comunes. La relativa disolución de las ideas de autor, obra y público. Etcétera, etcétera…

¿A qué obedece ese montón de pequeñas transformaciones? Algunas acontecen de forma silenciosa e imprevisible –por eso decimos que son “emergentes”-. Obviamente, un momento clave fue la transformación de Madrid en un nodo de economía global a mediados de los años ochenta. Pero da la sensación de que de tales procesos implican, más allá de cualquier consideración coyuntural, una deriva de hondo calado en aquello que antaño se denominaba “urbanidad”. No cambia esta o aquella cosa. Somos nosotros mismos quienes cambiamos.


- ¿El equipo de Cultura Urbana aspira a seguir con nuevas líneas de investigación o el proyecto queda cerrado con estas conclusiones?

- Una parte del grupo se ha integrado durante 2016 en un nuevo proyecto con Fundación Telefónica, Maneras de leer. Diversidad y transformaciones de la práctica lectora en el siglo XXI. Es un estudio hermoso, que no deja de mantener cierta continuidad con el anterior. La lectura, siendo una práctica enormemente estructurante, ha recibido poca atención desde la antropología. Quien lee se convierte en una suerte de enigma para quien lo observe desde afuera: parece que anduviera en otra parte. Y lo que vemos es que las maneras de leer están cambiando radicalmente.

Otra sección del grupo está proponiendo nuevos proyectos bajo la dirección de Ángel Díaz de Rada, que expanden o profundizan los trabajos de campo delineados en estos años. En realidad casi todos nosotros pensamos en seguir ahondando en nuestras respectivas ventanas, así sea sobre una base más individual. De modo que este libro constituye una primera entrega de materiales que no cesarán de ir saliendo en un futuro próximo. Hay un libro en imprenta de Gloria G. Durán, con la editorial Díaz y Pons, sobre la escena de arte madrileña. Romina Colombo y Fernando González de Requena llevan muy avanzadas sus respectivas tesis doctorales. Y en breve se va a estrenar el largometraje documental sobre intimidades, El orden que habito, que he rodado con Jorge Moreno entre Madrid, México y Montevideo. Con estas dos últimas ciudades, donde trabajan como profesores Luis Reygadas y Karina Boggio, venimos tramando colaboraciones en torno a temas de economía social y esfera íntima, respectivamente. Además, estoy seguro de que los trabajos sobre distribución alimentaria, activismo vecinal, industria musical y migraciones van a ver también la luz en forma de monografías.


- Los investigadores de Cultura Urbana dirigen doctorandos e imparten másteres y títulos propios de la UNED. Tras el éxito de su investigación, ¿diría que la Antropología es una buena opción laboral para los estudiantes?

- Claro que sí. Es verdad que los espacios convencionales de trabajo para nuestros titulados han sido la docencia y la investigación. Eso está cambiando. Cada vez hay más profesionales capaces de emplearse en campos como el patrimonio, los programas de desarrollo, el turismo y la cooperación. Existe también demanda de etnógrafos experimentados en sectores concretos de la industria como los del diseño y las tecnologías de comunicación.

Lo que está claro es que los objetos de estudio de la antropología hace mucho que dejaron de ser necesariamente las comunidades campesinas o los pueblos indígenas. Somos también buenos para enfrentarnos a las complejidades de la urbe interminable. En una época como la nuestra, de enorme parón en cuanto a las posibilidades de empleo, las capacidades que se demandan son cada vez más transversales –menos acotadas a una sola disciplina o tipo de tarea. En ese sentido la antropología aporta modos de pensar y de hacer muy flexibles –antes se decía “holistas”. Eso va en consonancia con los tiempos.


Cosmópolis, balance de un proyecto - Ramón del Castillo Santos, vicedecano de investigación, Facultad de Filosofía, UNED



Cosmópolis, balance de un proyecto - Ángel Díaz de Rada Brun, profesor del Dpto Antropología Social y Cultural, UNED



Cosmópolis, balance de un proyecto - Francisco Cruces Villalobos, profesor del Dpto. Antropología Social y Cultural, IP del proyecto Cosmópolis, UNED



Cosmópolis, balance de un proyecto – Investigadoras y profesoras Gloria G. Durán, Romina Colombo, Montserrat Cañedo Rodríguez y Sara Sama Acedo



Cosmópolis, balance de un proyecto – Comunicación desde Mexico, Héctor Fouce Rodríguez, etnomusicólogo, profesor CC. Información, UCM



Cosmópolis, balance de un proyecto - Fernando Monge Martínez, profesor del Dpto. Antropología Social y Cultural, Grupo Cultura Urbana, UNED



Cosmópolis, balance de un proyecto - Cosmópolis, balance de un proyecto – Debate final


COMUNICACIÓN UNED: Galería de imágenes acto de presentación Proyecto "Cosmópolis"


Presentación resultados Proyecto Cosmópolis (25/10/2016)


Aida Fernández Vázquez

Edición web: Elena Lobato Toledano

Comunicación UNED