Madrid, 6 de marzo de 2017

Pilar Nova, directora del Centro de Estudios Avanzados en Relaciones Laborales de la UNED, destacó que “la rica experiencia acumulada durante más de treinta años, a través del Programa de Escuelas Taller y Casas de Oficios en España y posteriormente en, desde 1990 en Latinoamérica, nos conduce a poner en marcha esta I Jornada de análisis y debate, en la que se tratarán las experiencias innovadoras y las buenas prácticas, así como las áreas de mejora”.

Pilar Nova, puso de relieve los objetivos fundamentales de las Escuelas Taller “Son tres; educar, emplear y restaurar. Desde el punto de vista de la educación, se acoge al método aprender, haciendo. Desde el punto de vista del empleo ha recuperado para la sociedad y la vida laboral a muchos jóvenes abocados al fracaso escolar y desde el punto de vista de la recuperación del Patrimonio Nacional, sin duda un buen número de obras de arte que hoy podemos contemplar y que estarían irremediablemente perdidas, se han recuperado gracias a las Escuelas Taller. Como consecuencia, esta rica experiencia se ha exportado en 1990 a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) a Latinoamérica, donde 30 mil jóvenes, algunos de ellos (un buen porcentaje) han creado posteriormente sus propias Pequeñas Empresas”.

Javier López, secretario de Formación de CCOO puso como punto de partida de su intervención, la “habitual colaboración que mantenemos con la UNED, ya que desde hace años desarrollamos una serie de tareas con esta universidad, entre ellas el Máster de Relaciones Laborales, pero pensamos que debíamos avanzar en esta colaboración y por eso entre todos, creamos el Centro de Estudios Avanzados en Relaciones Laborales”.

Javier López, puso especial énfasis en la evaluación, frente a la inauguración. “En España tenemos mucha costumbre de inaugurar, pero no tenemos ninguna costumbre en evaluar, en analizar el éxito o el fracaso de lo que hemos implantado, o el grado de satisfacción de las personas que han participado en ese proyecto. Por eso, debemos evitar que las Escuelas Taller corran ese riesgo. Hubo una explosión años atrás, en su implantación y en la actualidad podrían estar un poco diluidas, pero es una experiencia que ha marcado la vida socio-laboral de muchos jóvenes de muchos Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Debemos profundizar en el papel dinamizador de estas Escuelas, debemos analizar este fenómeno y debemos preguntarnos cómo podemos mejorarlas, porque estas escuelas son necesarias para los jóvenes y deben seguir siendo una salida para su correcta inserción socio laboral. Y por eso y para eso, estamos hoy aquí”.

Consuelo del Val, decana de la Facultad de CC. Políticas y Sociología, se refirió al Centro de Estudios Avanzados en Relaciones Laborales de la UNED como a “un proyecto que consolida una línea de trabajo compartido entre el Área de Formación de CCOO y la UNED, y estas son iniciativas que sin duda abren puertas a la formación, a la innovación y a la investigación. El Sociólogo, debe reconocer que ha dedicado poco tiempo a cuantificar la experiencia de las Escuelas Taller, a diferencia por ejemplo del Arquitecto, por su ineludible vinculación con la recuperación del patrimonio artístico y cultural. Y tras cada Escuela Taller, lo que se esconde es la intención de buscar y conseguir una inserción socio-laboral para los jóvenes a través de la cultura, la formación y la capacitación. El aprendizaje basado en la experiencia real, desde el punto de vista individual y grupal, capacita a los jóvenes para afrontar situaciones nuevas, similares a las experimentadas en la práctica laboral ordinaria, en la que puede poner en juego las competencias emprendedoras adquiridas. Este método de aprendizaje, en la acción, favorece la participación activa de los sujetos, al concebirse el desarrollo emprendedor como parte de un proyecto personal, social y económico integrado, orientado hacia la autorrealización social y profesional”.

La profesora Díaz afirmó que “la crisis de trabajo, no es algo exclusivo de la juventud, también existe en un rango de edad que parte de los 45 o 55 años, aunque no es en tal magnitud como en los jóvenes. Los jóvenes tienen un paro estructural. No existe la incorporación gradual al trabajo: estudias, te preparas, te incorporas al puesto de trabajo, te emancipas… sigues un itinerario estructurado… Ahora esto, ya no es así, esa cadena se ha roto y esto es lo que impide que sean ciudadanos de pleno derecho. Los jóvenes tienen conciencia de exclusión y postergación. No se sienten apoyados por la sociedad, por el Estado. El 46% opina que su futuro será peor que el de sus padres. Se consideran ciudadanos de segunda categoría, porque no tienen hogar, empleo, ni estabilidad. No cuentan con 'asideros' sociales y como consecuencia asistimos a un aumento de la delincuencia, de los 'sin techo' en menores de 35 años, del suicidio… Esto no es una realidad subjetiva, está hecha con datos. Entonces, la pregunta es ¿qué hacen o pueden hacer? Retrasan la edad de emancipación para conseguir más recursos. Se lamentan de que les han vendido algo que no existe, porque ni el esfuerzo, ni los estudios, ni los idiomas les sirven para la incorporación socio-laboral. Entienden que el Contrato Social se ha roto, pero por la parte de la sociedad. Otra solución es salir del país porque no ven salida. Se sienten expulsados. El 54% se considera ciudadano de segunda categoría, el 24% de tercera y el 93% piensa que el Estado no apoya suficientemente a los jóvenes. En el año 2015 el 90% no estaba emancipado. En el rango de 18 a 24 años, el 55% desearía emanciparse. Para ellos, una vida normal es una utopía y no tener empleo, es mucho más que estar en paro”.

Arquitecto de profesión… pero sobre todo arquitecto de sueños, porque abre una ventana al futuro de los jóvenes y a su inserción socio-laboral como presidente de la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo, y como lo ha demostrado a través de su conferencia, impartida en la Facultad de CC. Económicas de la UNED de Madrid saliendo al “Rescate de los jóvenes: Escuelas Taller, Casas de Oficios y Lanzaderas de Empleo”.

Peridis desde el primer momento positivó la realidad cuando afirmó parafraseando a Unamuno que “hasta una ruina, puede ser una esperanza. Y donde hay un maestro, hay una escuela. Yo, en 1976, escribí un sueño: restaurar el Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, y hoy es una realidad. En mayo del 85 se firma un acuerdo con los Sindicatos, la Patronal y el Gobierno y arrancan las 'Escuelas Taller' con la intervención en el Monasterio de San Benito en Valladolid y Santa María la Real en Aguilar. Teníamos cien alumnos trabajadores, desempleados cualificados a la búsqueda de empleo, historiadores, arquitectos, arqueólogos… los chicos aprendían porque tenían una finalidad: aprender para aplicarlo en la realidad y en el momento y este hecho les daba confianza en la sociedad, porque no les había abandonado. Con las Escuela Taller, recuperamos jóvenes, recuperamos patrimonio, y enseñamos un oficio. Yo creo que la clave de todo lo que hacemos está en que yo no vi el Monasterio de Aguilar como una ruina, sino como una esperanza”.

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