Joaquín Morata, que ejerce como docente en la UNED de Girona, imparte las asignaturas del área de Metodología de las Ciencias del Comportamiento y cursos de Extensión Universitaria desde el Servicio de Psicología Aplicada. También es Coordinador del Centro de Orientación, Información y Empleo (COIE) de la UNED-Girona.
Es un buen conocedor del sistema de enseñanza de la UNED porque antes que profesor, fue también alumno de esta universidad “Teniendo en cuenta que yo comencé mis estudios en la UNED cuando estudiar a distancia se asociaba con estudiar ‘por correspondencia’ y que nuestra universidad tenía tan solo cinco años de edad, el reconocimiento del colectivo profesional a alguien formado y vinculado a la UNED desde siempre (en la actualidad estoy cursando el Grado de Derecho también en la casa), implica un aval a la formación que se obtiene en la UNED y, espero, que un estímulo para nuestros estudiantes”.
Un rasgo muy característico del profesor Morata, es quizá la constancia. Una constancia que él define con humor, como “machaconería”. Pero quizá gracias a ese rasgo, hoy Joaquín Morata, profesor de la UNED, acaba de ser elegido Defensor del Colegiado del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña “Suelo ser bastante insistente (o machacón) con aquello en lo que creo. En el COPC propuse la creación de la figura del Defensor del Colegiado en 2008 y no he parado de insistir hasta que, nueve años después, se ha conseguido implantar. Quiero cumplir con eficacia y responsabilidad las funciones del cargo de Defensor del Colegiado/a que son las clásicas de las figuras de cualquier Defensor de un colectivo: protección de los derechos de los colegiados y los demás derechos, garantías e intereses tutelados en las leyes y el control de las funciones administrativas del COPC relacionadas con el ejercicio profesional de la psicología. Para mí es una gran responsabilidad porque considero que la trascendencia es mucha, puesto que los Colegios profesionales, como herederos de los gremios, son colectivos con una tendencia endogámica y cerrada en los que, para los miembros de base, ha sido históricamente muy difícil discrepar o defenderse de las arbitrariedades de quienes ostentaban el control de la organización. La creación de una figura independiente con capacidad para canalizar las quejas de las personas colegiadas y evidenciar las disfunciones de la organización es una garantía que favorece el desarrollo de un Colegio profesional y de cualquier organización. Sólo hay que pensar en la trascendencia que tuvo la creación del Defensor del Estudiante en la UNED”.