Las películas
La película ganadora fue When Paul Came Over The Sea, dirigida por Jakob Preuss (Alemania), que narra el viaje de Paul desde Camerún, a través del Sahara, y su llegada al sur de España en un bote de plástico. Durante la travesía pierde a la mitad de sus compañeros de viaje y la relación establecida entre director y protagonista del documental deriva hacia una trama que convierte al primero en coprotagonista de su propia narración. La mención especial fue para 300 miles, ópera prima del director sirio Orwa Al Molkdad, que aborda el exilio forzado y documenta la imposibilidad de viajar por el interior de un país en guerra.
Jorge Moreno destaca que la calidad de las obras presentadas era tan alta, que el jurado optó por establecer tres menciones especiales CEME, sin dotación económica: Mención a la Narrativa Cinematográfica, para Stranger in Paradise, de Guido Hendrikx (Países Bajos), que aborda el drama de los refugiados recién llegados a Europa y las relaciones de poder; Mención al Tratamiento original de la Migración en México, para Artemio, opera prima de la antropóloga oaxaqueña Sandra Luz López Barroso, que hace un seguimiento, a través de muros y trenes, de la vida de un niño nacido y crecido en Estados Unidos, que viaja al estado mexicano de Guerrero cuando deportan a su madre; y Mención a la Mejor Fotografía para Takeda, de Yaasib Vázquez (México), un film que habla de la universalidad del ser humano a través de los ojos, la vida y la obra del pintor japonés Shinzaburo Takeda, descendiente de una familia de samuráis, quien encontró en Oaxaca, México, su principal fuente de inspiración.
El resto de los 14 documentales seleccionados para exhibirse, de los 750 participantes, fueron muy aplaudidos y seguidos de coloquios – conversatorios, que dicen en México- muy enriquecedores. Se trata de El futuro perfecto, de la argentina Nele Wohlatz, un diario íntimo sobre lo que significa para una joven extranjera ganarse un lugar en una urbe como Buenos Aires; Find Fix Finish, de Mila Zhluktenko y Sylvain Cruiziat (Alemania), galardonado anteriormente en DocumentaMadrid 2017, que recoge las experiencias de pilotos de drones estadounidenses al poner en práctica estrategias clandestinas durante guerras iniciadas por EU en países como Afganistán; Películas escondidas: un viaje entre el exilio y la memoria, de Claudia Sanberg y Alejandro Areal (Alemania), que analiza cuatro de más de 50 películas hechas en la República Federal Alemana por exiliados chilenos, material muy poco conocido en el mundo; Maxamba, de las portuguesas Suzanne Barnard y Sofía Borges, quienes ante la demolición del barrio de Quinta da Vitória, en Lisboa, crean un archivo vivo de la memoria de sus habitantes, eligiendo, como hilo conductor la vida diaria de una pareja de ancianos descendientes de una familia india que emigró a Lisboa desde Mozambique, antigua colonia portuguesa, en la década de los setenta.
Un ejemplo de la gran acogida internacional de CEME-DOC fue la activa participación del director neoyorquino James D. Fernández, que viajó desde Nueva York para presentar La plomada (Estados Unidos) que codirigió con Luis Argeo y que aborda la diáspora española en Tampa, Florida, ahondando en la memoria histórica de esa comunidad en busca de una reivindicación de la oralidad asturiana a través del cine. O el debut del fotógrafo y videoartista checo Gilad Baram en el mundo del documental con Koudelka: Shooting Holy Land, una mirada íntima al trabajo de su compatriota y colega Josef Koudelka que retrata durante cuatro años la dura realidad de conflictos y violencia que se generan en torno y a causa del muro que divide Israel de Cisjordania.
También se pasaron con éxito Home – el país de la ilusión, de Josephine Ladertinger (Colombia), apuesta emocional en la que sigue a Lilia, una colombiana de 67 años que ha vivido en ocho países y concibe un mundo sin fronteras; In Search of The Land With Evil, de la brasileña Anna Azevedo, registra la construcción de una aldea del pueblo guaraní cerca de Río de Janeiro para que sus hijos puedan crecer entre lo tradicional y el mundo actual; y Café Waldluft, de Matthias Koßmehl (Alemania), que nos lleva a un espacio muy visitado por los turistas y que funciona como asilo para refugiados provenientes de Siria, Afganistán, Sierra Leona y otros países asolados por la guerra.