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Madrid, 4 de abril de 2018




Honorio Velasco, objeto ritual de la antropología

Antropólogos de distintas universidades españolas y americanas rinden homenaje a uno de los más activos promotores de esta ciencia social en nuestro país, en los días de su paso a catedrático emérito de la UNED


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La sala A de Derecho de la UNED está llena de antropólogos. Han llegado desde varias universidades españolas y norteamericanas, para participar en un acto titulado “De la cultura oral al patrimonio”. Unos rotarán en las distintas mesas que se suceden durante toda la mañana. Otros se acomodan en la primera fila de butacas, destinada a autoridades académicas de distintas edades y disciplinas. Ángel Díaz de Rada y Francisco Cruces ejercen como maestros de ceremonia. Honorio Manuel Velasco Maillo se convierte en el objeto ritual de la fiesta. Celebramos el homenaje de compañeros, alumnos y de toda la comunidad universitaria al hombre que ha dedicado su vida a promocionar y ubicar la antropología entre las grandes ciencias sociales en nuestro país y que estos días se estrena como catedrático emérito de nuestra universidad.

Al final del acto, Velasco recibirá como regalo un exvoto, una pintura un tanto naïf, localizada y traída por sus ex alumnos, hoy profesores en la UNED y en otras universidades, de alguna lejana comunidad latinoamericana. Los exvotos son ofrendas a dioses o santos de una persona o una comunidad que pretende conseguir de ellos algún favor, o agradecer un bien ya obtenido. El texto del cuadro de Honorio reza “Cuando Juan el Cachera creía haber perdido a su marrana de trichina, San Ignacio bajó del cielo para su curación”. El catedrático emérito de la UNED, ávido coleccionista de este peculiar arte, confiesa emocionado que el presente, aparte de las muestras de afecto y admiración, es el más preciado regalo que podrían ofrecerle.

Pero mientras llega esa sorpresa escuchará, tan satisfecho como abochornado por los halagos, las palabras de admiración y cariño de un nutrido grupo de colegas que van desgranando las importantes aportaciones del maestro Honorio, el catedrático Honorio, el viajero Honorio, el amigo Honorio, a la implantación, la historia y la metodología de la antropología como una de las más importantes Ciencias Sociales en España.


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Maestro, mentor, compañero…

Desde la mesa cambiante o desde el rebosante patio de butacas llegan los elogios de los asistentes. Unos, compañeros en la tarea, no siempre fácil, de ubicar la antropología en su lugar dentro de las ciencias sociales; otros, antiguos discípulos convertidos a su vez en maestros y maestras; algunos compañeros de viajes e investigaciones, más o menos divertidos, más o menos accidentados. Todos, españoles o extranjeros, de la UNED o de la competencia, califican la carrera del catedrático Velasco como una de las más trascendentes para la Antropología en nuestro país.


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“Estoy muy contenta de abrir el turno de intervenciones hoy, para poder agradecer al profesor Velasco todo su trabajo: ha creado un departamento de Antropología Social y Cultural en la UNED; después, el Grado; luego ha participado en la creación del Master y ha sido el impulsor del nuevo Doctorado. Y además ha sido director de departamento durante 8 años. Personalmente he aprendido muchísimo de Honorio, tanto con su producción científica en antropología, como de gestión. Ha llegado el momento de su jubilación, pero ha accedido a quedarse con nosotros como profesor emérito. Espero que este homenaje sirva para convencerle de que se quede con nosotros todo el tiempo posible porque seguimos necesitándole en todas sus facetas”, explicaba Nancy Konvalinka, la actual directora del departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED que tantos años ocupó Honorio Velasco.





Jesús Pedro Zamora Bonilla, decano de la Facultad de Filosofía, presentó a Honorio Velasco como referente en toda España. “Gracias a su trabajo, la UNED tiene el grado de Antropologia con mayor número de estudiantes de todo el país y con una actividad muy alta. Él es un espejo en que debemos mirarnos toda la comunidad universitaria. Su trabajo académico, los cursos, clases, investigaciones, han contribuido significativamente a la popularización de la antropología, han abierto la puerta de la sociedad a la universidad y viceversa, han provocado que la universidad se abra a la sociedad y se implique con ella. Honorio ha puesto el listón muy, muy alto. Animo a los que llegan a que mantengan el nivel de ese listón”.

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"Gracias Honorio, por crear espacios de discusión y por la sensación de ser siempre escuchado. Esta es una larga conversación que espero que nunca tenga fin y que seguiré disfrutando”, comenzaba Francisco Cruces, antropólogo de la UNED y uno de los organizadores del homenaje. “Esto es un ritual, y todo ritual tiene un objeto de celebración, un objeto sagrado que ha de ser destruido en beneficio de la comunidad. Igual que el jarramplas en Extremadura, un enmascarado vestido de colores chillones que sale por las calles del pueblo el día de la fiesta del patron y al que le tiran nabos. Igual que a él, Honorio, nuestro objeto sagrado de hoy, le tiraremos flores, le cubriremos de halagos, que a él, como castellano austero que es, le costará recibir. Pero es que le debemos tanto…. Quizá todos los que estamos hoy en la sala, llena por primera vez en mucho tiempo, sentimos que tenemos una deuda académica, investigativa y personal con Honorio Velasco. Quizá todos podríamos subir a la mesa para darle las gracias por una carrera larga, generosa y fecunda. Pero considérense representados por los dos que ejercemos como mayordomos de esta fiesta, Ángel Rada y yo mismo, que lanzaremos nuestros nabos-agradecimientos- halagos en nombre de toda la comunidad honoriana".


Ángel Díaz de Rada, catedrático de Antropología se mostró seguro de la continuidad de Honorio Velasco como catedrático emérito de la UNED. “Sé que va a seguir trabajando muchos años todavía, y que seguiremos hablando con él del derecho a la cultura y del patrimonio como legado cultural. Hoy, aquí, se ha convertido en nuestro jarramplas y aguantará como pueda tantas públicas muestras de cariño. Pero seguirá ejerciendo su sutil capacidad de aprendizaje. Esa con la que encandila a todos los que estamos aquí, como James W Fernández, su amigo, nuestro doctor honoris causa; o a sus antaño estudiantes y hoy profesores y profesoras en esta u otras universidades, como Luis Díaz, del CSIC y la Universidad de Valladolid; Celeste Jiménez de Madariaga, de la Universidad de Huelva; María García, nuestra compañera de la UNED o Jesús Prieto, de derecho administrativo de la UNED, que lleva más de 15 años trabajando con nuestro reciente emérito en una disciplina en la que Honorio ha sido pionero y por la que ambos comparten pasión, el Derecho a la Cultura. Gracias, Honorio, porque has sabido hacer que todos nosotros nos sintamos escuchados”.

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“Los rituales aztecas que sacan en vida el corazón de las víctimas es bastante macabro. Yo llevo más de 40 años compartiendo corazón y experiencias con mi querido y admirado Honorio”, recordaba James W Fernández, profesor emérito de la Universidad de Chicago, un poco escocés, un poco irlandés, un poco estadounidense y un poco asturiano. “Recuerdo mi primera visita al Museo del Prado, contigo como guía, con toda tu sensibilidad y talento para interpretar la historia del arte; recuerdo un viaje en una especie de furgoneta de segunda mano para llevar libros de la Universidad de Preston a la de Chicago y repartirlos en mano, despacho a despacho. Ahí sí que comprobamos el peso real de la cultura. Y el tiempo aquel en que empezábamos a reunir la antropología simbólica y la antropología social y cultural; y a contrastar la antropología cognitiva con la simbólica… Como soy norteamericano, y allí andamos otra vez hablando de construir muros en vez de lazos, y como no puedo olvidar tu amabilidad, tu buen humor permanente, es lógico que recuerde cómo llegaron allá y me impregnaron tus aportaciones a la antropología. Querido amigo Honorio, los ritos de paso, el paso inexorable del tiempo hace que llegue la jubilación, pero precisamente eso puede ser lo que revalorice tu buen carácter y lo que imprima de forma indeleble en nosotros tu admirable ejercicio profesional”



La profesora de la Universidad de Huelva, Celeste Jiménez de Madariaga, repasó las categorizaciones de Velasco del concepto de patrimonio cultural como el conjunto de objetos y expresiones de las identidades de una comunidad “que han conseguido poner en marcha a pueblos colonizados en proceso de emancipación, pueblos con recursos explotados por multinacionales que reivindican sus derechos o pueblos invisibles que han alcanzado protagonismo histórico y acceso a la cultura”. La antropóloga y alumna del profesor Velasco no dudó en calificarlo como “una persona portadora de patrimonio, que no son sujetos pasivos sino individuos cargados de saber y dotados de habilidades, sujetos sobre los que recae la responsabilidad de transmitir los saberes, conocimientos y habilidades de su comunidad. Como Honorio Veslasco Maíllo, sin duda nuestro maestro, padre académico y creador de escuela”.

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Luis Díaz Viana, investigador de CSIC, profesor de la Universidad de Valladolid y antiguo alumno de Velasco, centro sus palabras en los trabajos de antropología del maestro en Castilla y León. “Utilizó el folclore para explicar lo esencial de la cultura: rituales, fiestas, proverbios, refranes, tradición oral, leyenda, romances… porque su conocimiento y estudio son expresión privilegiada para llegar a conocer los rasgos más significativos de una sociedad: pura cultura. Desde sus primeras incursiones en el análisis del folclore ha recorrido un vasto trayecto desde la cultura oral al patrimonio y desde el folclore a la antropología”.



“Honorio nos enseñó a utilizar la antropología como una herramienta para transformar el mundo, para crear vínculos y tejer redes de pensamiento para construir comunidad. Siempre investigando tramas de identidad cultural, siempre con un gesto amable, con discreción, evitando el protagonismo y desde la máxima posición ética. Le he visto como incansable regateador en los mercados de ganado en Lima; estableciendo convenios entre universidades desde los campus de la violenta e insegura Colombia del año 2000; o investigando los problemas de comunidades que vivían entre las selvas y las haciendas cafeteras brasileñas, entre monos y un calor asfixiante, vestido como para una velada en la plaza mayor de Salamanca. Esta es una muestra del tipo de antropólogo que es Honorio Velasco Maíllo”, contaba María García Alonso, antropóloga, ex alumna de Velasco y ex vicerrectora de la UNED.

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Desde la privilegiada primera fila de la sala, el también catedrático emérito, de la UCM, antes profesor en distintas universidades de América del Norte y el Sur, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y del Royal Anthropological Institute of Great Britain and Northern Ireland, su gran amigo Carmelo Lisón, quiso hacer patente su consideración por el homenajeado. “Fue la primera persona que conocí cuando llegué a Madrid. Hemos tenido mucha amistad y hemos mantenido una colaboración realmente estrecha durante años. Su trabajo, lo que ha hecho por la Antropología en este país, ha supuesto un salto cuántico en su consideración y reconocimiento de esta disciplina”.


El único de los oradores que no procede del mundo de la antropología, Jesús Prieto de Pedro, catedrático de Derecho Administrativo de la UNED, explica su vinculación profesional con el homenajeado: es el coordinador del Master de Derecho a la Cultura ofrecido por la UNED. “Todo empezó hará 20 años, cuando mi esposa, su alumna, me habló de Honorio. Yo empezaba mi labor investigadora en torno a los preceptos constitucionales de protección de los pueblos y sus identidades. Cuando hablé con Honorio me quedé fascinado y su colaboración con colegas a un lado y otro del Atlántico apuntaban a una nueva disciplina, una nueva especialidad de frontera: el Derecho a la Cultura. Así nació el Instituto de Comunicación Cultural y el Master de Derecho a la Cultura, donde se comparte conocimientos sobre arte, educación, economía, derecho y antropología, claro. Que genera investigaciones sobre tráfico ilícito de bienes patrimonio; sobre el régimen jurídico del tatuaje en el cuerpo humano; o sobre patrimonialización de restos humanos, por ejemplo. Son conocimientos inesperados, sugerentes de los que disfruto y por los que le agradezco su colaboración. Pero por lo que realmente le doy las gracias es por aquella visita a Altamira, la otra contemplación de un Picasso, o las habituales conversaciones hasta altas horas de la madrugada en un inesperado paseo por las calles de Madrid. O sea, por su amistad”.

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"Honorio representa mucho para la universidad", cerraba el acto el rector, Alejandro Tiana, “ha trabajado desde aquellos tiempos en que se ponía en marcha la UNED y deja una gran huella en nosotros y una referencia indeleble en la institución. Tengo en mis estanterías las obras de aquel antropólogo que me cautivó como persona y como científico. Estábamos construyendo algo importante pero manteníamos otras formas de relación, queríamos hacer las cosas de otra manera y además de la confianza académica establecíamos lazos personales. Ahora en la UNED, cuando acabamos de pasar unos años particularmente duros, tenemos que incorporar a nuestras plantillas a nuevos profesiones, a discípulos de profesores que, como Honorio, han creado escuela y nos dejan alumnos solventes y expertos. Aún te quedan años de colaboración como emérito, de los que nosotros nos beneficiaremos trabajando contigo. Que sean tantos como tú quieras".



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Aida Fernández

Fotografías: José Rodríguez

Edición web: Óliver Yuste

Comunicación UNED